En su deseo de consolidar una candidatura a la Alcaldía de Medellín en las elecciones regionales de 2023, el exconcejal Albert Corredor, amigo y aliado político de Daniel Quintero, estaría utilizando la Secretaría de Educación como una de las plataformas de campaña, a través de la masificación de mensajes en redes y el uso de funcionarios y contratistas para que le ayuden a visibilizarse.
Por lo menos así lo indican varios testimonios y denuncias que han llegado a EL COLOMBIANO, que también hablan de que Corredor estaría usando datos personales de ciudadanos, que no es claro de dónde los obtiene, para mandar propaganda directa de su posible aspiración a través de Whatsapp.
Las denuncias dejan varias preguntas en el aire. Una de ellas es si Corredor ha tenido acceso privilegiado por su cercanía con Quintero a la información de la administración, recogida a través de plataformas como Medellín Me Cuida, o si los contactos a los que les llegan los mensajes son de la cadena de más de 1.000 funcionarios de la Secretaría (unos 734 funcionarios y 350 contratistas), quienes han quedado entre la espada y la pared por temor a que no les renueven sus contratos.
Lo cierto es que según los testimonios, en la dependencia habrían montado una pirámide con contratistas y funcionarios para promover y visibilizar la propaganda en favor de Corredor como posible candidato a suceder a Quintero, aun cuando el mandatario no se ha ido de frente con su manifestación pública de apoyo, pues también tiene entre sus posibilidades (con un respaldo más público) a Juan Carlos Upegui, exsecretario de la No-Violencia y primo de su esposa Diana Osorio.
¿Qué dicen las denuncias?
“Esto viene desde la campaña para las elecciones de mayo. Primero nos mandaron un Excel para que lo llenáramos con la cédula, el puesto de votación y que garantizáramos que conseguíamos de 15 a 20 votos cada uno”, dijo una profesional vinculada durante la administración Quintero. “El día de las elecciones recibimos siete chats diciendo: ‘No se te olvide votar por Juan Diego Echavarría y María Eugenia Lopera’. Nos pedían mandar foto del voto”. Los dos ganaron, son hoy congresistas.
Pero tras las elecciones a Congreso, según las mismas denuncias, incluyeron a los contratistas en grupos de chat, a algunos de los cuales tuvo acceso EL COLOMBIANO, en los que los citan a reuniones en la Universidad del concejal (la Corporación Universitaria Americana) y les mandan mensajes para que se conviertan en una especie de bodega de redes sociales apoyando al exconcejal.
Y muchos tienen la sensación de que si no lo hacen, ponen en riesgo sus puestos, pues contaron que cada grupo tiene un “coordinador” de la línea directa de Corredor que hace circular la información y verifica que todos cumplan las instrucciones que les dan.
“Por favor apoyar dando me gusta y reacción a la última publicación tanto en Instagram, Facebook, Twitter y TikTok. Brindemos un cálido apoyo a cada paso y post que se hagan en redes, agradecemos su compromiso con este proceso”, es una de las “invitaciones” que han circulado, a la cual tuvo acceso EL COLOMBIANO (ver imagen) y que se refería a un tuit en el que Corredor contó con fotos la historia de su entrañable amistad con Quintero.
También relataron que a cada funcionario o contratista le pidieron que entregara entre 15 y 20 nombres de allegados y sus datos de contacto, que tuvieran disposición de asistir a reuniones en la sede de la corporación universitaria de la familia Corredor.
Uno de los testimonios da cuenta de que, por no cumplir las instrucciones, no les renovaron el contrato a algunos psicólogos del programa Entornos Protectores, que depende de la Secretaría de Educación y que cumple un rol fundamental para los colegios públicos por su incidencia en la atención psicosocial y la salud mental de los estudiantes y sus familias. Además, las fuentes consultadas indicaron que Corredor o su equipo político intervienen a la hora de definir nombres.
Este diario tuvo contacto con un psicólogo al que desde un principio le dejaron claro que su estabilidad dependería de que colaborara. “Una compañera me dijo: ‘Aquí hay garantía de permanencia, pero todo tiene un precio’. Eso fue en el periodo previo a las elecciones de Cámara y Senado”, relató y agregó que ahí mismo le llegaron el formulario de Google y las citaciones para las reuniones políticas. Como no accedió a participar, tan pronto finalizó su contrato no le renovaron su permanencia.
De cualquier forma, Quintero se la estaría jugando con Corredor y Upegui, aunque en niveles diferentes, pues sabe que no tiene asegurada la continuidad de la forma de gobierno que ha consolidado en sus casi tres años en la alcaldía.