Fiebre, dolor de cabeza y escalofríos son los primeros síntomas de una enfermedad que empieza de forma inofensiva pero que puede transformarse, rápidamente, en una severa y hasta mortal.
Se trata de la malaria, una afección que mata a más de 400.000 personas al año, sobre todo en países de África y América Latina, y que, según la Organización Mundial de la Salud, solo en 2019 hubo 229 millones de casos en el mundo.
Es prevenible y puede ser curable. Está causada por parásitos Plasmodium falciparum que se transmiten al ser humano desde mosquitos Anopheles infectados a través de la picadura.
Aún así, una vacuna que sea eficaz y segura contra la malaria ha sido un reto para los científicos, que se han acercado pero no han logrado el objetivo. La más cercana hasta ahora es la RTS,S, que se basa en la proteína circumsporozoito de P. falciparum (vacuna desarrollada en asociación con WRAIR).
Sin embargo, esta semana se obtuvieron los resultados de una investigación que fue publicada en la revista npj Vaccines -del grupo Nature- y, según sus autores, han logrado una novedosa vacuna basada en la tecnología de ARN mensajero (ARNm), la misma que se usa en algunas para covid, que logra protección completa contra malaria en modelos animales.
La nueva oportunidad
El trabajo está liderado por científicos del Instituto de Investigación del Ejército Walter Reed (WRAIR) de Estados Unidos, pues la malaria ha sido un área prioritaria para el Departamento de Defensa, ya que la enfermedad, aunque es más riesgosa para mujeres embarazadas, niños y viajeros, “sigue siendo una de las principales amenazas” para las fuerzas militares estadounidenses desplegadas en regiones endémicas, indican.