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Pérdida de bosques podría acabar con murciélagos

Colombia tiene solo 8 % de las 9 millones de hectáreas que originalmente estaban cubiertas por bosque seco tropical. Esto afecta a algunas especies del mamífero volador.

  • En el país hay alrededor de 200 especies registradas. FOTO cortesía Guillermo Ossa
    En el país hay alrededor de 200 especies registradas. FOTO cortesía Guillermo Ossa
  • Lucen diferente según sus necesidades alimenticias. FOTO cortesía Guillermo Ossa
    Lucen diferente según sus necesidades alimenticias. FOTO cortesía Guillermo Ossa
  • Pérdida de bosques podría acabar con murciélagos
  • Pérdida de bosques podría acabar con murciélagos
25 de marzo de 2021
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Los murciélagos han sido por mucho tiempo protagonistas de historias, desde cuentos infantiles hasta las más terroríficas novelas, series y películas. Convertidos en vampiros, sus colmillos y largas alas han creado una imagen y varios mitos que muchos reconocen y que asocian con sangre y muerte en las noches más oscuras.

La realidad, sin embargo, es otra. Estos mamíferos voladores, en su mayoría nocturnos, desempeñan un papel fundamental en la naturaleza y en la conservación de ecosistemas, de acuerdo con un estudio del Centro Nacional de Investigaciones de Café “Pedro Uribe Mejía”, Cenicafé.

Aún así, por años han estado amenazados. Inicialmente, por los mitos y la creencia de que se alimentan de sangre. Más recientemente, por el estigma a causa del nuevo coronavirus. Y, de acuerdo con una investigación realizada en la Universidad Nacional de Colombia, por la pérdida del hábitat de algunas especies, el bosque seco tropical, sobre todo en el caso colombiano, que podría llevarlos eventualmente a la extinción.

La bióloga María Camila Valdés Cardona, investigadora de este trabajo, explica a EL COLOMBIANO que el objetivo del estudio era identificar el efecto de la composición y configuración del paisaje sobre las comunidades de murciélagos que habitan estos ecosistemas de bosques secos, sobre todo en el Caribe y Santander, pero que descubrieron que el cambio de uso de la tierra y demás actividades humanas, como monocultivos, ganadería extensiva e infraestructura, representan una amenaza para estos mamíferos.

De acuerdo con el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, este bosque seco tropical, que se encuentra en seis regiones del país (Caribe, valles interandinos de los ríos Cauca y Magdalena, región NorAndina en Santander y Norte de Santander, valle del Patía, Arauca y Vichada en los Llanos), originalmente cubría más de nueve millones de hectáreas, de las cuales solo quedan 8 %, “por lo que es uno de los ecosistemas más amenazados del país”.

Además, agrega el Instituto que 65 % de las tierras que han sido deforestadas y eran bosque seco presentan desertificación, pero lo más preocupante es que solo 5 % del 8 % que queda (es decir 0,4 %) está protegido por el Sistema Nacional de Áreas Protegidas.

El estudio de Cenicafé indica que la relación entre el ambiente y los murciélagos es simbiótica, de beneficio mutuo. Por esta razón, agrega Valdés, proteger a uno termina afectando positivamente al otro.

Esto en Colombia se puede aprovechar ya que es el segundo país del mundo con mayor diversidad de especies de este mamífero, alrededor de 200, después de Indonesia, según el mismo Instituto Humboldt.

Pérdida de bosques podría acabar con murciélagos

Beneficio mutuo

Los murciélagos están presentes en todos los continentes, excepto el Antártico, y en Colombia son el mamífero más diverso. “Esto se ve reflejado no solo en el número de especies, sino en las diferentes dietas, hábitos, refugios, entre otros, lo que se traduce en distintos servicios ecosistémicos que traen beneficios para las comunidades humanas.

Esto indica que, de acuerdo con el tipo de alimento que consuman y sus demás hábitos, cumplen un papel, en la mayoría de los casos positivo, en el funcionamiento de los ecosistemas.

Aquellos que son nectarívoros (se alimentan de néctar y polen que obtienen de flores), con sus hocicos alargados y lenguas largas, polinizan muchas especies de plantas, lo que ayuda en el mantenimiento de los bosques.

Los frugívoros comen principalmente frutos con sus hocicos cortos, mandíbulas y colmillos fuertes, así que dispersan semillas variadas que mantienen los bosques diversos y repueblan plantas que fueron deforestadas o que no estaban en el ecosistema.

Los insectívoros pueden consumir miles de insectos cada noche, como zancudos, polillas, escarabajos y demás. Regulan poblaciones, controlan plagas para cultivos y de enfermedades de animales o seres humanos.

De acuerdo con Valdés, “resultan importantes para mantener las coberturas boscosas y mantener los beneficios que como comunidades recibimos” y, aunque no estén al borde de la extinción, sí podrían desaparecer, con los años, algunas especies, lo que vuelve más homogénea la población y termina afectando el ecosistema en su totalidad.

“Podríamos perder servicios ecosistémicos, polinización, dispersión de semillas, su interacción con otras especies, por eso se debe procurar diversidad en el paisaje, heterogeneidad”, porque la riqueza de especies es proporcional, continúa Valdés.

De acuerdo con Sandra Cuartas Fernández, ecóloga y profesora titular en el Instituto de Biología de la Universidad de Antioquia, debe haber esfuerzo de las entidades gubernamentales para definir más zonas protegidas antes de que sean áreas mayores, y debe haber conciencia por parte de la población en la protección de ecosistemas. Cuenta además que hay más especies que cumplen con polinización y dispersión de semillas para que haya nuevas plantas, como los insectos, moscas, escarabajos, aves y abejas, entre otros, que son también importantes de conservar, al igual que sus ecosistemas.

Ecosistemas y especies

El bosque seco tropical y los murciélagos no son los únicos con relaciones simbióticas que se ven afectados cuando uno disminuye. De acuerdo con Cuartas, esto puede ocurrir con todos los ecosistemas.

Un ecosistema es, explica, los individuos de las especies más el sistema físico en el que se encuentran, tiene en su interior especies que coexisten llamadas comunidad y, dentro de estas, hay variedad de plantas y animales. “Las comunidades funcionan con interacciones directas e indirectas entre las especies y su medio, lo que se llama diversidad de interacciones. Entre más diversidad de componentes, más diversidad”.

Por eso, cuenta, los biólogos insisten en conservar los hábitats.

La afectación al sistema de una especie al extinguirse dependerá de cuántas interacciones tenga y la fuerza de estas. “Una vez se define la importancia de la especie se pueden hacer simulaciones para saber qué ocurre con el funcionamiento del ecosistema si esta se retira. Si el rol funcional es muy alto es posible que colapse toda la red de interacciones o por lo menos una parte y se dé una cascada de extinciones mientras que si no es tan importante para la funcionalidad, es menor la magnitud al retirarla.

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