Si bien el daño ecológico causado por los gatos ha sido ampliamente estudiado, la nueva investigación descubrió que los perros, como los carnívoros grandes más comunes del mundo, representan una amenaza ambiental significativa y multifacética, tal y como se denuncia en un artículo en ‘Pacific Conservation Biology’.
El investigador principal, el profesor asociado Bill Bateman, de la Facultad de Ciencias Moleculares y de la Vida de Curtin, expone que la investigación encontró que los perros domésticos perturban y dañan directamente la vida silvestre, particularmente a las aves, incluso cuando están atados, informa Eureka Alert.
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¿Cómo afectan los perros a la vida silvestre?
“Además del comportamiento depredador, como perseguir animales salvajes, los perros dejan olores, orina y heces que pueden alterar el comportamiento animal mucho después de que se hayan ido”, plantea el profesor asociado Bateman.
“Los estudios han descubierto que ciervos, zorros y gatos monteses en los EE. UU. son menos activos o evitan por completo las áreas donde se pasea a los perros regularmente, incluso en ausencia de ellos”.
La huella ambiental de la industria de alimentos para perros
Además, “los desechos de los perros también contribuyen a la contaminación de los cursos de agua e inhiben el crecimiento de las plantas, mientras que los desechos de los tratamientos químicos utilizados para limpiar y proteger a los perros de los parásitos pueden agregar compuestos tóxicos a los ambientes acuáticos. La industria de alimentos para mascotas, impulsada por una enorme población mundial de perros, tiene una huella de carbono, terrestre y hídrica sustancial”.
El profesor asociado Bateman reflexiona que abordar estos desafíos requiere un equilibrio cuidadoso entre la reducción del daño ambiental y el mantenimiento del papel positivo de los perros como compañeros y animales de trabajo.
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“Los perros son increíblemente importantes para la vida de las personas y sus funciones varían desde brindar compañía hasta contribuir a los esfuerzos de conservación como perros de detección”, plantea el profesor. “Sin embargo, la gran cantidad de perros domésticos en todo el mundo, sumada a los comportamientos desinformados o laxos de algunos dueños, están generando problemas ambientales que ya no podemos ignorar”.
El estudio también arroja luz sobre las barreras para la tenencia sostenible de mascotas, al descubrir que, si bien la industria de alimentos para perros es un factor clave en los planes nacionales de acción para la sostenibilidad, solo entre el 12 % y el 16 % de los dueños de perros están dispuestos a pagar más por alimentos ecológicos para mascotas, debido principalmente al aumento de los precios. Además, la falta de concienciación entre los dueños sobre el impacto de los perros en el medio ambiente agrava el problema.
“Muchos propietarios simplemente no se dan cuenta del daño ambiental que pueden causar los perros, desde perturbar la vida silvestre hasta contaminar los ecosistemas”, dice el profesor asociado Bateman. “Otros pueden sentir que sus acciones individuales no harán la diferencia, lo que conduce a una ‘tragedia de los comunes’ donde los espacios compartidos como las playas y los bosques sufren una degradación acumulativa”.
Medidas restrictivas como la prohibición de perros en zonas sensibles son necesarias para proteger a las especies vulnerables, pero no son una solución definitiva. Por ello es importante la colaboración entre dueños de perros, grupos conservacionistas y legisladores para desarrollar estrategias que equilibren la tenencia de mascotas con el cuidado del medio ambiente.