Hasta las abejas tienen hoteles. Sí, se trata de pequeñas construcciones en madera para albergar a las abejas solitarias. Y ese es otro gran dato: la mayoría de las abejas no forman colmenas —el 95 % de las especies de abejas son al tiempo reinas y obreras—. Las abejas solitarias ayudan en la polinización, pero no producen miel. Y pueden convivir con otras abejas de su misma especie, pero los elementos de socialización no son tan sofisticados como los desarrollados por las abejas de colmena.
Le puede interesar: Del grano a la taza: lo que hay detrás del aroma del café
Con esto en mente, la Universidad Pontificia Bolivariana “inauguró un hotel de abejas y tres colmenas con el fin de conservar este insecto que cumple un rol fundamental en el ecosistema”, según se lee en un comunicado de prensa. La apertura de dichos espacios hace parte de la estrategia de la Bolivariana de ser un ecocampus. El proceso para hacer atractivas para las abejas el hotel o las colmenas puede tomar tres meses y debe ser realizado por expertos.
“Las abejas secretan una cera con la que sellan sus nidos para que no ingresen sus depredadores naturales. Nosotros cogimos parte de esa cera y la disolvimos en alcohol al 70 %. Ese producto lo impregnamos en una botella PET para, inicialmente, sacarlas de la infraestructura donde se estaban alojando. Posteriormente, impregnamos ese mismo producto en los hogares que les estamos brindando para que puedan adaptarse allí”, dijo Gabriel Jaime Foronda, tecnólogo ambiental de la UPB.