Volverse dueño de su salud, depender menos o no depender de medicamentos como Omeprazol, Aspirina o Losartán y convertir la alimentación es una de las bases fundamentales del bienestar es posible. Así lo ha estudiado y evidenciado el médico Carlos Jaramillo quien se ha dedicado a la medicina funcional, aquella que busca el origen de las enfermedades. Democratizar y empoderar a sus pacientes (que ya eran cada vez más y habían mostrado grandes resultados) fue el detonante para exponer sus ideas a la literatura.
Durante esta época es común escuchar los propósitos de Año Nuevo. “A partir de enero empiezo a comer bien, a ir al gimnasio”. ¿Cuándo es realmente un buen momento para comenzar?
“Como dicen los japoneses: el mejor día para haber sembrado un árbol era ayer o hace dos años. La gente dice ‘en enero me pongo las pilas’ y no se las ponen. El otro año: “no doctor es que ya llegaron las vacaciones, Semana Santa y diciembre otra vez”. La persona termina siendo una víctima eterna de las circunstancias acompañada además de Metformina, Atorvastatina, Losartan, Aspirina, de todos los medicamentos que acompañan a la mayoría de enfermedades crónicas”.
¿Algún consejo para estas fechas en cuanto a alimentación?
“Mi mayor recomendación es evitar los excesos y las restricciones. Quien tiene exceso de restricciones no entiende sobre alimentación. Hay mucha gente que piensa que yo soy radical, que no como azúcar nunca y eso no es verdad. Un buen postre puede estar dentro de una buena alimentación. Comer postre todos los días, con exceso de papa, yuca, plátano y ‘cereal de tigre’, todo eso combinado ya no es solo un postre, es un postre dentro de una mala alimentación”.
Partiendo de aspectos que aborda en su nuevo libro “Como. El arte de comer bien para estar bien”, cuéntenos de forma exprés, ¿qué tan importante es el peso?
“Cero. Uno se tiene que preocupar por la composición corporal más que por el peso. La salud no se mide en kilos. Hay mucho que analizar en el peso. Si mido 1,83 y peso 88 kilos, puedo estar en sobrepeso o no y tener mucha masa muscular. Lo que importa es la composición corporal.
¿Hay comida “real” y comida “irreal”?
Sí. Todo lo que esté hecho de químicos industriales y que para su preparación tiene que tener múltiples procesos, también químicos, no es comida. De resto todo lo es”.
¿Y el ayuno?
“Práctica milenaria poderosa, de renovación. El ayuno está hecho para ganar salud no para perder peso. Ayunar no es la ’salida corta’ a tu mala alimentación, si lo haces así es un trastorno de la conducta alimentaria. Ayunar no es comer menos, es comer menos seguido. El tiempo de ayuno es tan importante como el tiempo de ingesta, pero lo más importante que uno hace con la nutrición es saber qué hace durante el tiempo de ingesta”.
Alimentación basada en plantas...
“Dentro de lo que a mí me gusta es mi propuesta para cualquier persona, sea omnívoro, vegano, vegetariano, que la base sean las plantas, uno puede creer que el veganismo basa su alimentación en plantas y eso puede no ser verdad, puede que base su alimentación en estos triángulos anaranjados mancha tripas con gaseosa y bombones de dulce. De eso no se trata”.
Nutrientes esenciales...
“Todo el equilibrio de grasas: colesterol, grasas monoinsaturadas, poliinsaturadas, saturadas en el equilibrio que tiene que tener cada una es esencial. Las proteínas también son esenciales. Los carbohidratos no son esenciales, sin embargo, en los vegetales hay unos nutrientes que sí son esenciales para mí: vitaminas y minerales, fitonutrientes que son propios de los vegetales, uno no los va a encontrar absolutamente en nada más. Lo demás no es esencial, pero eso no quiere decir que uno no los pueda incluir. Esencial quiere decir que el cuerpo no lo puede fabricar entonces uno se lo tiene que comer”.
¿Alguna receta que le guste o le haya cambiado la vida?
“Más que recetas, porque me gustan todas, algo que hicieron las dos chefs invitadas en el libro fue dar herramientas. Cómo cocinar una buena carne, cuáles son los cortes más suaves, más económicos, cómo se cocina un buen pollo. Son tips para que tú tengas la libertad de construir. A veces un recetario te bloquea, un día quieres pensar ’por fuera de la caja’ y te asustas, mientras que las pautas te dan libertad”.
Pese a todos estos datos tan interesantes, usted dice que no tiene la última palabra, ¿por qué?
“No hay nada más peligroso en el mundo que los dogmas, pero no hay nada más poderoso que una idea. La ciencia está hecha para ser cuestionada. Para mí todo esto es una propuesta que parte de mis 17 años de estudiar nutrición, de haber visto miles de pacientes, de haberlo puesto en práctica yo. Puede haber un ejército de detractores y al final uno puede decir ¿entonces a quién le creo? Pero no se trata de creer. Yo le digo a las personas que no crean en mí sino que entiendan, que adquieran las herramientas y el conocimiento” .