Soluciones de vivienda, terrazas con espacios para sembrar, torres que limpian el aire y edificios que tienen nieve y selva en su interior son algunas de las propuestas que llegan cada año a eVolo, el concurso de diseño de rascacielos que invita a los arquitectos a imaginarse cómo serán los edificios del futuro.
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Lleguen o no a hacerse realidad, los edificios del eVolo Skycraper Competition nos obligan a pensar qué haremos cuando se nos acaben el espacio, el aire limpio y los recursos naturales.
1. New York Horizon
¿No ve en esta imagen un rascacielos distinto a los cientos que ya tiene Nueva York? Es porque sus diseñadores, los estadounidenses Yutan Su y Jianshi We, no querían otro edificio larguirucho más sino uno que pudiera darles un nuevo horizonte a los neoyorquinos.
Así nació New York Horizon: un diseño que propone excavar las 341 hectáreas de Central Park para revelar su topografía natural y construir una “pared de rascacielos” alrededor, que podría tener hasta 80 veces la capacidad del edificio Empire State.
Esta “mega estructura híbrida multifuncional”, en la que habría viviendas, espacios comerciales y culturales, serviría como solución a la falta de espacio de Manhattan y acercaría el nuevo parque subterráneo a un mayor número de habitantes.
“La idea del concepto es dar marcha atrás en la relación entre el paisaje y la arquitectura”, dice la revista eVolo, que le dio el primer puesto a este proyecto en la competencia del 2016.
2. Air-Stalagmite
Si la calidad del aire en Medellín no mejora, es posible que en unos años necesitemos el Air-Satalagmite: un rascacielos diseñado para las ciudades más contaminadas del planeta.
La torre, creada por los arquitectos estadounidenses Changsoo Park y Sizhe Chen, fue diseñada para cumplir dos funciones: la primera, medir la calidad del aire, y la segunda, servir como filtro para limpiar el aire contaminado.
Un vacío gigante en la parte inferior del edificio arrastraría el aire contaminado hasta la parte superior, donde una serie de filtros se encargarían de limpiarlo.
Pero además, las partículas de smog que la torre capture servirían para construir unos anillos alrededor del edificio -cada año aparecería un nuevo anillo, simulando el crecimiento de los troncos de los árboles-.
3. The Hive
Esta megatorre que quieren construir en Park Avenue en Nueva York es, literalmente, una colmena de drones.
Los arquitectos Hadeel Ayed Mohammad, Yifeng Zhao y Chengda Zhu están seguros de que en un futuro no muy lejano los drones pequeños serán parte de la vida cotidiana. Y como es apenas lógico, con el aumento de las demanda, las restricciones legales de la navegación de estos robots voladores serán cada vez más estrictas.
Por eso, los tres arquitectos diseñaron The Hive: un rascacielos que serviría como “parqueadero” y cargador de drones, con una torre compuesta por módulos en los que caben nueve tipos diferentes de robots voladores, según la forma y el tamaño de sus instalaciones de aterrizaje.
4. Essence Skyscraper
Diseñado por los arquitectos polacos Ewa Odyjas, Agnieszka Morga, Konrad Basan y Jakub Pudo, Essence Skyscraper es un jardín vertical que alberga en su interior once ecosistemas diferentes: desde el desierto y la jungla hasta el glaciar y la pradera.
El objetivo principal de este proyecto es llevar los fenómenos no arquitectónicos a la ciudad creando paisajes externos inspirados en la naturaleza en el interior de una estructura vertical.
“Los paisajes superpuestos como un océano, una selva, una cueva o una cascada estimularán una gama diversa y compleja de experiencias visuales, acústicas, térmicas, olfativas y cinestésicas”, dice la revista eVolo, que le dio el primer puesto a esta idea en el concurso de rascacielos del 2015.
5. Sand Babel
De este edificio todo es impresionante: el lugar en el que quieren construirlo, la forma en que quieren construirlo y lo que se imaginan que será el resultado final.
Sand Babel es un rascacielos diseñado por los arquitectos chinos Qiu Song, Kang Pengfei, Bai Ying, Ren Nuoya y Guo Shen, que de ubicaría en un desierto de arena para albergar instalaciones de investigación científica.
La mayor parte del edificio estaría construida de arena prensada a través de una impresora 3D, alimentada por energía solar. Y las estructuras superiores del rascacielos se basarían en los fenómenos naturales propios del desierto, llamados tornados y rocas de la seta.
Sand Babel “utiliza una estructura de esqueleto espiral, que es alta, recta y con una fuerte tensión, para satisfacer los requisitos de las instalaciones residenciales, de turismo y de investigación científica”, dice la revista eVolo, que en 2014 le dio una mención especial a este diseño.