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Día Internacional contra la Homofobia, Transfobia y Bifobia: ¿por qué se conmemora este 17 de mayo?

El 17 de mayo de 1990 la Organización Mundial de la Salud eliminó la homosexualidad de la lista de Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE). Una decisión histórica que se conmemora desde el 2004.

  • Las marchas Lgbtq+ que se celebran en junio son un acto político y social para reivindicar los derechos de esta población. FOTO: Shutterstock
    Las marchas Lgbtq+ que se celebran en junio son un acto político y social para reivindicar los derechos de esta población. FOTO: Shutterstock
17 de mayo de 2024
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El 17 de mayo de 1990 ocurrió un hecho histórico contra la Homofobia, Transfobia y Bifobia y se convirtió en una fecha para conmemorar la lucha de la población LGBTQ+ por sus derechos.

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Esta fecha se conmemora luego de que a inicios de los 90 la Organización Mundial de la Salud eliminara la homosexualidad de la lista de Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE). La decisión de conmemorar esta fecha se decidió en el 2004 para generar conciencia sobre la discriminación.

Esta decisión confirmó que la homosexualidad es una variación natural de la sexualidad humana, por lo que no es considerada una enfermedad mental. La jornada es conocida mundialmente en inglés como el International Day Against Homophobia, Biphobiaand Transphobia.

En el mundo se ha avanzado en materia de inclusión y diversidad. Sin embargo, en algunos países más que en otros. Según Statista, los cinco países más seguros para la población Lgbtq+ actualmente son Malta, Canadá, Suiza, Portugal y Dinamarca.

Mientras que en otros países, esto sigue siendo una pena capital. La misma entidad aseguró que en 2023, 67 jurisdicciones nacionales todavía prohibían relaciones homosexuales, privadas y consentidas entre hombres, y 41, castigaban también los actos lésbicos.

Además, en 11 países (Mauritania, Nigeria, Somalia, Afganistán, Brunéi, Irán, Pakistán, Qatar, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Yemen) se castiga con la pena de muerte.

El mundo avanza

La Comisión Europea define la homofobia como la intolerancia hacia las personas atraídas por otras de su mismo género, mientras que la bifobia es el rechazo a las personas que sienten atracción por ambos géneros. Por último, la transfobia es el odio y repudio por las personas transgénero y transexuales.

El objetivo de esta fecha es reflexionar sobre la diversidad y generar conciencia de la violencia que ha sufrido esta población.

De hecho, en muchos lugares del mundo existen todavía las “terapias de conversión” que buscan cambiar la orientación sexual, o la identidad de género, de las personas que entren a esta comunidad y que se alineen en el espectro cisgénero y heterosexual.

En Colombia, en marzo de este año, se discutió en las barras del Salón Elíptico un proyecto de ley que busca prohibir las “terapias de conversión” que buscan cambiar la identidad y orientación sexual de las personas en el país. El eslogan fue “Nada que curar” .

Carolina Giraldo, de Alianza Verde, destacó que el Congreso abrió el debate y que, tras acuerdos y pedagogía, se entendió el fondo de la iniciativa. “Había algunas posiciones en contra porque sentían que podía estarse haciendo algo que afectara la libertad de culto y logramos demostrar que no es así”, destacó.

Una de las voces de la oposición fue la de Luis Miguel López, del Partido Conservador, quien opinó que en la mayoría de los artículos del proyecto había prohibiciones extremas.

Otra voz crítica fue la del representante Miguel Polo Polo, quien cuestionó que el proyecto incluyera la sigla “Ecosieg”, entendida como Esfuerzos de Cambio de Orientación Sexual e Identidad y Expresión de Género, como se conocen estas terapias en la legislación de otros países.

Polo Polo manifestó que rechaza la tortura y la discriminación a la que es sometida esta población y que la iniciativa es una “agenda ideológica que afectaría la libertad de culto y a las iglesias”.

Un caso colombiano

Sergio Chacón Barrera fue sometido a encierros y a ayunos prolongados porque era un “pecador”. La iglesia cristiana a la que asistía no contemplaba que un joven sintiera atracción por otro de su mismo sexo.

Se estima que en Colombia, una de cada cinco personas que se identifican como LGBTIQ+ han sido sometidas a las mal llamadas “terapias de conversión”. Se trata de una práctica –religiosa, psicológica o médica– que busca “cambiar, revertir o reprimir” la orientación sexual o identidad de género.

En el caso de Sergio ocurrió en 2018. Tenía 16 años y había empacado sus maletas para viajar desde Duitama, en Boyacá, a estudiar Derecho en la Universidad de Antioquia.

“En esta ciudad no conocía a nadie. Solo me acompañaba mi hermana. Mi familia, entonces, decidió buscar una sede de la iglesia a la que asistíamos en Boyacá para que me congregara y no me sintiera tan solo”, recuerda Sergio.

El joven sintió la necesidad de explorar su orientación sexual. Llevaba mucho tiempo ocultándose, aunque hubo miedo. Había crecido con la idea de que la homosexualidad era un pecado y una enfermedad.

“No pude disimular más el asunto y la primera en enterarse fue mi hermana. Ella corrió a la iglesia a contar que me había visto con un muchacho”, añadió el joven.

Para la iglesia, Sergio pecó y tenía que estar arrepentido. El pastor decidió que el joven debía ser sometido a una terapia cuyo resultado sería “milagroso”: convertirlo en heterosexual.

La iglesia lo amenazó con revelar su orientación sexual a sus padres: la consecuencia sería volver a Boyacá y, así, terminaría su sueño universitario.

“Empezaron por ponerme a aguantar hambre durante ocho días. Debía rogarle e implorarle a Dios que me quitara lo homosexual. También me ordenaron hacer vigilias en las que me quedaba gran parte de la noche orando para que se me fuera lo homosexual”, recordó el joven.

En otra ocasión, fue llevado hasta un cuarto oscuro y allí fue ungido con aceites mientras otros miembros de la comunidad religiosa oraban para que Dios actuara sobre Sergio.

“Mientras estaba en ese cuarto pensaba que mi vida sería mucho más fácil si Dios me hacía el milagrito. Es que ser homosexual suponía un montón de problemas como el rechazo de mi familia, la sociedad y las violencias que debemos enfrentar”, añadió Sergio.

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