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Claves para cuidar sus plantas en casa

Son seres vivos, compañía, claves para la vida en el planeta. Aprenda cómo tenerlas bien en casa.

  • “Hay un principio básico: la observación. Ellas expresan infinidad de síntomas”. Juan David Fernández, curador de Colecciones Vivas del Jardín Botánico de Medellín. FOTO sstock
    “Hay un principio básico: la observación. Ellas expresan infinidad de síntomas”. Juan David Fernández, curador de Colecciones Vivas del Jardín Botánico de Medellín. FOTO sstock

Si viene de familia campesina es probable que le sea fácil recordar alguna de las plantas que había en casa de sus abuelos o en la suya propia. Para Clara Robledo, antropóloga, jardinera y agricultora orgánica de LaSavia Laboratorio Botánico (@lasavia.vegetal), esos vínculos con el pasado facilitan en la mayoría de casos la tenencia de este tipo de compañeras en el hogar. “De alguna manera es información y conocimiento que está presente toda la vida. Quizás vimos cómo la abuela o el tío cuidaban determinada planta, dónde la tenían, cómo la regaban”.

En ese sentido, quizá tenga (sin saberlo) nociones básicas o la intuición necesaria para cuidar a estos seres vivos. Sin embargo, escuchar y atender las recomendaciones de personas expertas en el tema nunca está de más. Aquí las más relevantes.

Adáptese a ellas

Uno de los primeros pasos para tener un buen cuidado implica conocer la planta que tiene en casa, son organismos vivos y cada una tiene características y demandas particulares. En ese sentido es importante pensar en doble vía: primero, ¿qué planta es y sus características?, segundo, ¿puede ofrecerle el contexto que necesita para vivir?

Así lo explica Juan David Fernández, ingeniero agrónomo y curador de Colecciones Vivas del Jardín Botánico de Medellín. Además, agrega que una de las mejores formas de llegar a la información, más que en la red, es a través de personas cercanas, de la misma comunidad, que hayan tenido plantas como esa que quiere tener. “Usualmente en internet se encuentra información referente a otras regiones del mundo como Europa o Norteamérica y muchas de esas cosas no aplican acá (como las estaciones), es más recomendable acercarse a las personas de la misma comunidad o espacios como el que ofrece el Jardín Botánico (Un jardinero en casa) en su página web”.

No obstante, tenga en cuenta que por más información que recolecte, el ensayo y el error serán una constante en todo el proceso inicial de cuidado, porque incluso las particularidades de su hogar van a influir en las plantas. “No hay una receta única, solo un principio básico: la observación. Ellas expresan infinidad de síntomas cuando les falta algo”, puntualiza.

Agua

Se la conoce como el “líquido vital”, quizá por esto uno de los errores más comunes en la jardinería doméstica es el exceso de riego. Así lo afirma Andrea Medina, fundadora y directora de Sativa (@sativacultivaencasa): “Muchas veces creemos que entre más agua les echemos mejor, pero es fatal, sobre todo para las que están en maceta porque se le pudren las raíces y es casi irreversible”.

Así pues, explica que la tierra debe mantenerse húmeda, no empapada ni seca en exceso porque si se deshidrata deberá gastar mucha energía para recuperarse y esto retrasará su desarrollo. Robledo recomienda a rasgos generales regar dos o tres veces por semana si la planta está en exterior, o una o dos veces si está en interior. De todas formas, haga seguimiento permanente, pues el clima, la maceta y el espacio de la casa donde la tenga ubicada influirá en la necesidad de riego. “Es importante no solo observar la tierra sino también tocarla”, añade.

Por su parte, Medina recuerda que normalmente las plantas con hojas delgadas y delicadas demandan mayor humedad, mientras que las plantas con hojas carnosas (como las suculentas) necesitan menos.

Finalmente, puntualiza: “Un síntoma de que les falta riego es que las hojas estén pálidas, sin brillo ni vitalidad. Si tienen las puntas quemadas, las hojas amarillentas o el tallo oscuro, como pudriéndose, es probable que se trate de exceso de riego”.

Luz

Ninguna planta sobrevive en la penumbra, continúa Medina. “Una clave para identificar qué tanta luz necesita es observar el tamaño de las hojas, las que son más grandes funcionan como celdas solares que capturan más luz, por eso son plantas que pueden estar en la sombra”, dice.

Un ejercicio adicional que puede hacer es observar cómo es el entorno natural en el que crece la planta y tratar de imitarlo en casa. Por otro lado, si son de hojas pequeñas o con flor es común que necesiten muy buena luz, “pero en general yo recomendaría que todas las plantas de la casa estén lo más cerca posible a una ventana, es lo más similar a su hábitat natural”.

Si le falta luz comenzará a crecer alargada, estirada, mientras que si la está recibiendo en exceso podría estar quemada, rojiza o amarilla.

Lo que no se ve

Haciendo alusión a la frase de El Principito, “lo esencial es invisible a los ojos”, Robledo enfatiza en la importancia, no solo de vigilar y cuidar la apariencia de las hojas, el tallo y las flores, sino también el suelo. Según explica, este elemento es transversal a todo lo demás (hojas, flores, luz, agua). “En el suelo se conserva la vida microbiana, por eso se debe procurar que esté bien alimentado con abono orgánico, al menos una vez al mes, y si tenemos compostaje casero, mejor”. Para que drene bien agregue turba de coco o cascarilla de arroz.

Ciclo de vida

Otro punto importante a tener en cuenta es que como todo ser vivo las plantas tienen un ciclo de vida. Fernández explica que hay árboles que duran más de 1.000 años, pero así mismo hay plantas que pueden durar apenas seis meses, por ejemplo, los Pensamientos que florecen, producen semilla y mueren en un semestre. “Ahí lo que uno tiene que hacer es recoger esas semillas y volver a sembrarlo”. En eso también va el conocer bien la planta, la primera recomendación que fue enunciada.

En cuanto a consejos adicionales como ponerles música y hablarles, Fernández añade que sin duda son organismo sintientes que responden a ese tipo de motivaciones. “Además, al hablarles cerca estamos emitiendo CO2 que es su alimento”, dice.

Tan sencillo como eso. Si ha pensado tener en el hogar una compañera como estas no lo dude más y conecte con sus orígenes, sin ellas la vida en la tierra no sería posible, porque entre muchas otras cosas, son alimento y producen el oxígeno que respira. “Toda nuestra vida está atravesada por las plantas, sobre todo cuando respiramos”, señala Robledo, y Fernández complementa, “cuando las tenemos en casa terminan siendo como un integrante más de la familia”

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