Estudiar, emprender y explorar el mundo a través de los viajes son prioridades que definen a una generación en constante movimiento. Para los Z —nacidos entre 1995 y 2012— la estabilidad ya no se encuentra en tener un empleo fijo o una casa propia; su búsqueda trasciende lo material y se centra en experiencias y conexiones humanas. Además, el trabajo freelance y el nomadismo digital han ganado protagonismo. Al contrario, las personas de mediana edad asocian la estabilidad con un trabajo fijo e ingresos constantes que garanticen tranquilidad.
A pesar de estas diferencias generacionales, el ahorro sigue siendo un valor compartido. Según Ángela Maya, líder del negocio de Ahorro y Retiro de Protección: “Ahorros como las cesantías continúan siendo un recurso muy valorado por todas las generaciones, que adaptan su uso según sus metas y ciclos de vida”. En palabras de María Jimena López, representante de la generación Z: “Aunque los jóvenes tenemos intereses distintos, creemos que el ahorro es un hábito que nos ayuda a cumplir nuestros sueños”.
Así usan las cesantías las distintas generaciones
De acuerdo con Ángela Maya, los menores de 28 años representan el 15,3 % de los afiliados a cesantías en Protección, con un total de 410 mil inscritos. Durante 2024, el 59 % de los retiros realizados por ellos se destinaron a cubrir situaciones de desempleo, seguidos por vivienda (20 %) y educación (13 %). Estas cifras reflejan que, aunque los jóvenes están explorando nuevas formas de vida, todavía recurren a las cesantías para necesidades tradicionales.
“Usé mis cesantías para un intercambio universitario. Gracias a ese ahorro logré estudiar un semestre en el exterior, algo que no habría sido posible de otra manera. Aunque el objetivo principal era el pago de la matrícula, también mi intención era viajar y conocer”, cuenta María Jimena López, de 22 años.
Sin embargo, surgen críticas hacia la rigidez del sistema. Para Luisa Fernanda Isaza, otra joven generación Z, las cesantías cumplen su propósito, pero las restricciones para su uso hacen que muchos prefieran alternativas más flexibles, como fondos de inversión o ahorros programados. “Hoy en día, muchos jóvenes quieren viajar o emprender, y aunque se pueden usar las cesantías para estudiar o afrontar el desempleo, creo que deben ser más adaptables a nuestras necesidades”.
En contraste, los adultos continúan priorizando objetivos convencionales como la adquisición o mejora de vivienda y el financiamiento de la educación de sus hijos. Esto evidencia la diferencia entre quienes buscan estabilidad a largo plazo y quienes prefieren una mayor flexibilidad para adaptarse a cambios constantes.
José Ovidio Ramírez, empleado público de 55 años, cuenta que sus cesantías le permitieron acceder a una vivienda. “Este ahorro es fundamental para proyectos importantes que garantizan la seguridad de mi familia”.
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Opciones para freelancer
Los fondos de cesantías han evolucionado para adaptarse a las nuevas dinámicas del mercado laboral, que incluyen el crecimiento del trabajo freelance y la economía digital. De esta manera, los trabajadores independientes tienen la opción de ahorrar cesantías, equivalentes a una doceava parte de su ingreso anual (1/12), y retirarlas cuando lo necesiten.
Según Ángela Maya, líder del negocio de Ahorro y Retiro de Protección, “los trabajadores independientes se enfrentan a desafíos particulares en términos de estabilidad y planificación financiera. Por ello, pueden acceder a productos de ahorro e inversión que les permiten crear líneas de ahorro con objetivos específicos, como contingencias, funcionando como un colchón en caso de imprevistos”.
Así puede invertir para optimizar sus cesantías
Portafolios de inversión: existen opciones para diversificar las cesantías en productos de corto y largo plazo, dependiendo de los objetivos individuales.
Ahorro programado: opciones que complementan las cesantías con planes de ahorro específicos para vivienda o proyectos personales.
Cuentas de emergencia: herramientas que funcionan como respaldo para enfrentar imprevistos, ideales para trabajadores independientes o freelance.
