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Su compañero de oficina, ¿un robot?

Estas máquinas optimizan procesos y tareas repetitivas, ya no solo en la industria, también en la vida cotidiana.

  • FOTO SSTOCK
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05 de julio de 2021
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Cuando se piensa en robots es usual recrear la imagen de máquinas humanoides, como Robotina, la de los Supersónicos. Sin embargo, para responder a la pregunta qué son es necesario remitirse, antes que nada, a sus funciones, no a su apariencia.

Así lo explica Juan Camilo Tejada Orjuela, docente de Ingeniería Mecatrónica e investigador en el área de robótica de la Universidad EIA: “Lo más importante es que son autómatas (es decir, pueden ser programados para que realicen tareas, total o parcialmente, sin intervención humana)”, dice y agrega: “Tienen además motores que les permiten moverse, sensores (para medir y tomar decisiones en el momento) y un esquema de control principal”.

Del ocio a la asistencia

Los primeros robots de los que se tiene conocimiento, pese a que para entonces no se les consideraba como tal, datan del siglo XVI. Según cuenta Francisco F. Córdova Quiróz en su artículo La Robótica, principio y evolución, publicado en 2002 en la Revista Polibits, “los primeros robots (humanoides hechos de madera y metal) tuvieron funciones meramente ornamentales y de diversión”. Fue con la Revolución Industrial (siglo XVIII) que pasaron a ser concebidos como “máquinas que pueden realizar una serie de actividades repetitivas sin la necesidad de la supervisión humana”, dice el autor.

Sin embargo, no fue hasta 1961 que se creó oficialmente el primer robot industrial de la historia: el Unimate, un brazo mecánico, con un peso de 1.800 kg, que soldaba piezas de vehículos. “Hoy en día esta industria es una de las que más usa robots por el peso de los materiales y los tipos de procesos”, señala Tejada Orjuela, y añade que, aunque los robots estuvieron para impulsar la industria, “esa función trascendió. Ahora encontramos, por ejemplo, robots de servicio en hospitales, centros comerciales y con las personas”.

Más cerca de los humanos

Los robots de servicio se definen por exclusión. Según la Asociación Española de Robótica y Automatización, están “al servicio del bienestar de los seres humanos y de equipamientos, excluyendo operaciones manufactureras (o industriales)”.

Un ejemplo actual de este tipo de robots es la aspiradora Roomba (robot de venta comercial para el hogar): un disco de no más de 34 cm de diámetro que se desplaza por la casa limpiando el suelo.

David Saldaña, PhD en Ciencias de la Computación y docente en la Universidad de Lehigh, afirma que uno de los mayores retos de este tipo de robots es que deben desempeñarse en la vida cotidiana, en el mundo real. “Podemos ver robots que pintan carros, pero esos son entornos muy controlados. Cuando hablamos de ir al mundo real ya es otro nivel, para eso se ha necesitado mucha investigación”.

Para él, hasta la fecha, el mejor avance de este tipo es el carro autónomo. “Se ha llegado a un producto que se puede mover por las calles. Para los humanos manejar es simple, pero para un robot es muy difícil: tiene que identificar que hay personas, niños corriendo, carros en movimiento, gente que maneja mal”, todas esas variables deben ser encapsuladas en su “cerebro” (sistema), señala.

Robots sin cuerpo

Los bots, hoy presentes en aplicaciones bancarias y médicas, son sistemas informáticos o software que automatizan procesos. Para Tejada Orjuela, estos no se ajustan a la definición de robot, pues no tienen motores ni pueden moverse por el espacio. Para él, “más que robotización son en realidad un tema de automatización de procesos por medio de sistemas de Inteligencia Artificial (IA)”, afirma.

Sin embargo, para Braiam Escobar Restrepo, ingeniero biomédico, líder del Centro de Innovación y Transformación Digital de la Universidad CES, en esencia robots y bots “comparten algo muy importante: ejecutan acciones automáticamente”, y por eso, dice, los mantendría bajo la categoría de robots.

Un ejemplo actual son los chatbots, cuenta Escobar Restrepo. “Hay algunos para triage básico (hacen las preguntas iniciales de una consulta médica), chequean algunos signos vitales y antecedentes”. Luego pasan esa información a un profesional en salud para que la interprete y continúe con el ciclo de atención. También existen los que envían correos electrónicos a cientos de personas al tiempo; ajustan la publicidad en Internet según el usuario o responden a la voz humana (como Siri en dispositivos Apple) y realizan acciones según se les indique.

Para investigadores como Rosabel Roig-Vila y José Miguel Túñez-Lopez, de acuerdo con sus artículos académicos más recientes, el futuro de los bots está ligado a la inteligencia artificial -IA- (que razonen como humanos). Así habría mejoras en la capacidad de interactuar con humanos y resolver novedades. Ambos autores han estudiado su aplicación en ámbitos como tutorías educativas y la estructuración de textos y noticias.

¿Qué depara el futuro?

El profesor Tejada Orjuela expresa que las posibilidades de creación y desarrollo son casi infinitas. “La robótica nos permite imaginar topes muy lejanos, ella junto a la IA nos puede llevar a mejorar mucho nuestra calidad de vida”.

Javier Mauricio Betancur Muñoz, ingeniero electrónico y gerente de Tecnologías Marte S.A.S, afirma que en el futuro la robótica podría adentrarse, sobre todo en Colombia, en temas de agricultura y minería. De hecho, dice que él mismo planea incursionar en esos avances para que, por ejemplo, lo rural y el campo sean un negocio rentable en el país. “Con robots podemos ahorrar dinero y hasta cuidar el planeta. Podrían emplearse para reconocer qué partes del suelo necesitan mayor fertilización, determinar qué frutos están maduros y en qué lugares cosecharlos”.

En este mismo sentido, David Saldaña desde Estados Unidos afirma que los robots modulares y que trabajan en equipo podrán asistir de manera más eficiente actividades como el patrullaje de bosques en busca de personas desaparecidas o monitorear desde el aire desastres naturales como derrames de petróleo. “Esa sería una anomalía que se expande, que si no se detiene podría acabar con todo el entorno. Habría robots (en el aire) que detecten que algo está pasando. Ellos mismos harían seguimiento de los cambios e incluso predecirían qué zonas van a verse afectadas para hacerlas evacuar. Todo esto de forma autónoma”, puntualiza.

Así trabaja su grupo de investigación en Lehigh, específicamente con aquellos que se ensamblan en el aire. Estos harían, entre otras cosas, más práctico el transporte de objetos. “Si pensamos en transportar un sofá por aire necesitaríamos un dron gigantesco y específico para sofás, pero si necesitamos transportar un paquete pequeño como una pizza, el de sofá no serviría. Con los robots modulares ya no necesitaríamos un dron para cada situación, sino que tendríamos varios (tipo Lego) que operarían según la situación”.

Así mismo, cuenta, con este tipo de robots podrían crearse estructuras (con sus propios cuerpos) programándolos para la construcción de puentes (si es necesario cruzar un río) o de escaleras por fuera de un edificio (para ayudar en caso de evacuación durante un incendio).

Globótica

El investigador David López Jiménez, en su artículo Globalización y robots: ¿qué consecuencias pueden suscitarse de tal sinergia?, publicado en la revista Andamios de la Universidad Autónoma de México (2020), hace referencia a la Cuarta Revolución Industrial: el conjunto de hechos que desde el siglo XX han ocurrido “a una velocidad de vértigo” en relación con el Internet de las cosas, la realidad virtual, big data y robots.

En coherencia con ese contexto, el autor cita a Elon Musk, director de Tesla, y afirma que este “considera que la automatización a la que van a dar lugar los robots es un desafío social sin precedentes”, porque, en opinión de Musk, será difícil imaginar que un robot no pueda hacerlo mejor que las personas”.

Así, para López Jiménez, se estará viviendo progresivamente un proceso de “Globótica” (término acuñado por Richard Baldwin y que resume “globalización robótica”) que, pese a que podría afectar empleos en clave de reemplazo, traería también la posibilidad de tomar conciencia en torno a competencias humanas como la creatividad, que a fecha de hoy las máquinas no pueden replicar.

En los recuadros encuentra los robots mencionados por algunos de los expertos consultados en relación a las incursiones más innovadoras hasta el momento

2,1
billones de dólares generará la Automatización Robótica de Procesos en 2021: Forrester.
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