El químico Jean-Pierre Sauvage logró ganar el Nobel de Química de 2016 junto a Fraser Stoddart por el diseño y síntesis de máquinas moleculares con piezas móviles con una escala 100.000 veces menor que el espesor de un cabello humano.
En entrevista para el diario El País de España, el francés, desde un hotel en Valencia, donde se alojó para ser jurado de los Premios Rey Jaime I, recibió al medio para una conversación en la que habló sobre los descubrimientos científicos y su aplicación, que puede ocurrir incluso siglos después de haber descubierto el invento.
“Algunos descubrimientos fundamentales tardaron un siglo en convertirse en aplicaciones. Los semiconductores son de alrededor de 1830 y se aplicaron un siglo después para hacer transistores. Y ahora se utilizan para hacer teléfonos móviles y ordenadores”, explica el profesor emérito de la Universidad de Estrasburgo, en Francia, para el diario español.
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Y agregó que en este momento, con la tecnología molecular “se está trabajando muy seriamente en máquinas que viajen por la sangre y transporten moléculas asesinas de células cancerosas”.
Sin embargo, reconoce que todavía falta mucho para lograr este tipo de tratamientos al ser las máquinas moleculares un nuevo concepto en el que todavía se está trabajando.
“Hoy no podemos hacer gran cosa. Las máquinas moleculares son más bien un nuevo concepto: podemos hacer moléculas que se muevan como decidamos. Podemos hacer que una molécula bastante compleja ejecute un movimiento rotatorio. O podemos hacer que se comporte como un músculo, estirándose y contrayéndose. Las aplicaciones llegarán en el futuro, todavía no estamos ahí”.
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Precisamente, el investigador francés ha trabajado en los músculos moleculares desde 2002 con la química española María Consuelo Jiménez, de la Universidad Politécnica de Valencia.
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“Lo primero fue demostrar que podemos hacer una molécula que se contrae y se estira. Ahora se puede pensar en fabricar materiales, sobre todo fibras, que puedan contraerse y estirarse. Quizá se podrían hacer músculos artificiales para reemplazar músculos dañados en personas, pero eso será en el futuro. De momento, no hay auténticas aplicaciones”, explicó Sauvage para El País.