En el cielo oscuro del desierto de la Tatacoa, conocido también como el “Valle de las Tristezas”, se vislumbran objetos astronómicos que los colombianos Andrés Felipe Molina, físico de la Universidad Nacional de Colombia; Nelly Cristina Quiazúa Merchán, estudiante de la Maestría en Astronomía; Andrea del Pilar Portela, bióloga experta en el estudio de hongos macromicetos y Santiago Vargas Domínguez, profesor del Observatorio Astronómico Nacional (OAN), lograron capturar en 2019 mientras hacían un trabajo para certificar a la Tatacoa como Destino Turístico Starlight por sus cielos oscuros, y que ese año se lo concedió la Fundación Starlight.
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“Durante casi un año fuimos una semana al mes, en la semana de luna nueva, cuando el cielo está más despejado para registrar lo que sucedía en la bóveda celeste de esta zona de 330 km² de extensión; por ejemplo, medimos la luminosidad; luego hicimos el análisis estadístico de la información tomada para proceder al mencionado proceso de certificación”, relata Portela.
Mientras lograban esta certificación —que significa que allí hay cielos con óptimas condiciones para la observación del cielo— se lograron maravillosas fotografías de varios objetos celestes, como nebulosas, cúmulos y galaxias, que se recopilaron en 42 astrofotografías en gran formato y que dieron origen al libro El firmamento sobre Colombia, recientemente lanzado en la Feria Internacional del Libro de Bogotá (FiLBo).
“Esos días que pasamos en el desierto de la Tatacoa apuntamos con la cámara y con nuestros telescopios al cielo, recopilamos entre 40 y 200 imágenes del mismo objeto para combinarlas, hacer un mosaico y luego apilarlas para lograr las imágenes que ahora presentamos en el libro. Cada proceso puede tardar más de diez horas, sumado a realizar la descripción de cada uno de los paisajes astronómicos”, explica Santiago Vargas Domínguez, doctor en Astrofísica. Estas fueron reveladas digitalmente.
“Los colores que ves en las fotos fueron adecuadamente tratados para reflejar lo mejor posible los detalles de cómo se verían estos objetos usando la visión humana, resaltando la parte de la luz que somos capaces de ver con nuestros ojos”, destacan.
Estos paisajes en Colombia
Al estar cerca de la línea ecuatorial se pueden observar ambos hemisferios (norte y sur), esto significa que tenemos la posibilidad de observar las 88 constelaciones de la bóveda celeste, algo que no les ocurre a los habitantes de otras regiones.
“La zona ecuatorial y en particular Colombia es una zona privilegiada, pero aquí también hay muchas variaciones del clima lo que significa tener cielos poco despejados”, agrega Vargas Domínguez.
Por esto el desierto de la Tatacoa es tan relevante en el país, ya que allí sí están las condiciones óptimas para hacer observaciones de estos paisajes astronómicos. Además, este año, Villa de Leyva en Boyacá se convirtió el segundo Destino Starlight de Colombia.
Los autores celebran este logro y hacen el llamado a continuar con la protección de estos lugares con cielos oscuros que son patrimonio de la humanidad, según la Unesco.
“El libro funciona como un Google maps del cielo”
Este libro ilustrado es una guía práctica para aprender a reconocer paisajes astronómicos como nebulosas, constelaciones y otras galaxias como la Andrómeda. En el libro hay más de 100 páginas donde los autores hacen un recorrido por el Catálogo de Charles Messier, un astrónomo aficionado que agrupó sin querer más objetos del cielo, al descartar que fueran cometas, su mayor pasión.
En este libro se encuentran agrupadas 42 astrofotografías de objetos de Messier tomadas por los autores en el desierto de la Tatacoa. Estas le permitirán al lector aprender a diferenciar los objetos que aparecen en el cielo, como una especie de “Google maps”.
Según los autores, el libro está dirigido a un público infantil y adolescente. Sin embargo, para una persona adulta aficionada que quiera iniciarse en la observación del cielo, también puede serle útil.
“Nosotros fotografiamos el 90% de los objetos Messier. Todas las personas podrán maravillarse con estas fotografías, además cada una tiene su respectiva historia e información de interés. Este proyecto reunió a un equipo de diagramadores, editores, ilustradores, además de científicos que entregamos información rigurosa y precisa del cielo”, dice Santiago Vargas Domínguez.
Caja de herramientas para observar el cielo
La intención principal de los autores de este proyecto es que cada vez haya más personas que se sumen a observar el cielo y es por eso que traen algunas recomendaciones: según Santiago Vargas Domínguez, si apenas iniciará este camino, no es necesario que comience con un telescopio. Más bien, puede empezar con sus propios ojos en lugares alejados de la ciudad con baja iluminación artificial. Luego, usar binoculares y después, puede empezar con los telescopios.
“Primero se debe disfrutar el cielo a simple vista junto a una carta celeste. La recomendación es ir paso a paso. Nosotros queremos que cada vez más la gente aproveche estos sitios que tenemos donde el cielo se puede disfrutar”, dice el autor del libro.