x

Pico y Placa Medellín

viernes

0 y 6 

0 y 6

Pico y Placa Medellín

jueves

1 y 7 

1 y 7

Pico y Placa Medellín

miercoles

5 y 9 

5 y 9

Pico y Placa Medellín

martes

2 y 8  

2 y 8

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

3 y 4  

3 y 4

language COL arrow_drop_down

El pueblo

21 de abril de 2024
bookmark
  • El pueblo

El presidente Gustavo Petro abrió una verdadera caja de Pandora cuando decidió invocar al pueblo, desde el 15 de marzo pasado, y anunciar a los cuatro vientos su interés de hacer una Asamblea Constituyente. Ahora, poco más de un mes después, se ha convocado para este domingo en todo el país una marcha en contra del mandatario que pondrá a prueba ese concepto de pueblo que él tanto clama.

La cantidad de gente que salga a las calles hoy se convertirá en una suerte de termómetro en medio de esa discusión: si sale mucha gente, servirá a los críticos del gobierno de Petro como argumento para ponerle talanquera a la idea de que el pueblo apoya al mandatario. Y si sale muy poquita gente tal vez Gustavo Petro se sentirá envalentonado para seguir con su propuesta de Constituyente.

Por las manifestaciones que ha hecho el Presidente en los últimos días, puede pensarse que le genera inquietud la marcha. De un momento a otro, y sin planificación alguna, decretó el viernes como “día cívico” para “ahorrar agua y energía”. Se sacó, entonces, un festivo del sombrero (o de la cachucha, como dijo alguien por ahí) para intentar que la gente se fuera de puente.

Y no solo eso. El mandatario recurrió a una figura inédita en la historia de Colombia: “Le solicito a la población bogotana salir este fin de semana a otras cuencas hidrográficas para disminuir la presión de consumo sobre los embalses”. Es cierto que Carlos Lleras mandó a todo el mundo a dormir –“A las nueve de la noche no debe haber gente en las calles”– e Iván Duque puso al país en una larga cuarentena, pero a diferencia de estos dos casos, es difícil no pensar que el propósito de Petro era debilitar el efecto de las calles este domingo.

No sobra decir que desde las otras cuencas hidrográficas le habrían podido decir al Presidente que por favor no les mande turistas en esta época porque, a pesar de las torrenciales lluvias que ya comenzaron a caer, ningún embalse está como para hacer fiesta. En Antioquia, por ejemplo, al comienzo de esta semana había tres por debajo del nivel crítico, San Lorenzo, Panchita y Miraflores, y en la región del Oriente también estaban secos.

Y en otra movida para tratar de contrarrestar el impacto de la protesta de hoy en su contra, Petro decidió montarse en la tradicional marcha del primero de mayo. “Le solicitaré este primero de mayo a los trabajadores y trabajadoras que me permitan hablar en su tribuna de la plaza de Bolívar”, escribió en la mañana de ayer.

Una jugada, sin duda, inteligente porque las marchas del Día del Trabajo siempre han sido concurridas. La pregunta es si los trabajadores le permitirán al presidente Petro convertir su día de reivindicación en una marcha de apoyo al Presidente. Y la respuesta es sí, toda vez que la mayoría de los sindicatos han mostrado su afinidad con el mandatario.

El pulso está planteado y ahora falta ver cómo responde el país a una y otra convocatoria. Siempre y cuando el clima, que ayer mostró toda su furia en Bogotá, permita que se puedan llevar a cabo la una y la otra en condiciones normales.

Ahora es importante reflexionar sobre el valor y el sentido de las marchas. En una democracia, la ciudadanía debería expresarse fundamentalmente en las urnas cada vez que sea convocada para elegir a sus representantes en el Congreso o al Presidente, y si los unos o el otro no cumplen su labor en una siguiente elección deberían ser castigados en las urnas. Eso es lo ideal.

Pero lo que ha venido ocurriendo es que la democracia, a pesar de que ha demostrado sus bondades para mejorar la calidad de vida de las personas, está cada día más en riesgo en el mundo. La revolución tecnológica ha puesto a disposición de los políticos herramientas digitales poderosas que suelen exacerbar el espíritu populista y dictatorial.

En el caso de Colombia, donde el presidente Petro ha puesto a rodar la idea de que estaría dispuesto a saltarse la Constitución con el argumento de que apela al Poder Constituyente, cobra sentido la manifestación popular. No solo como expresión del “pueblo” sino también como una manera de apoyar las instituciones, que en momentos como estos desempeñan un papel crítico en la tarea de sostener el Estado de Derecho.

Para los investigadores de la Fiscalía, para los magistrados de las Cortes, para los jueces e incluso para los congresistas, para todos los que hacen un trabajo a conciencia y defendiendo el valor supremo de la democracia, es fundamental saber que el “pueblo” está con ellos.

¿Si sale mucha gente a la marcha se podría decir que está muerta la Constituyente? ¿O si sale poquita gente podría convocarse pronto? Es todo un dilema.

Ya hemos dicho aquí que la Constitución de 1991 es rica en derechos y en defensa de las minorías. Nos ha permitido vivir en un país donde se respetan las libertades y se promueve tanto el esfuerzo individual como el colectivo. En 30 años, Colombia ha mejorado prácticamente todos sus indicadores sociales. De manera que desde aquí apoyamos a quienes quieren marchar en defensa de la Constitución y del Estado de Derecho.

Sigue leyendo

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD