x

Pico y Placa Medellín

viernes

0 y 6 

0 y 6

Pico y Placa Medellín

jueves

1 y 7 

1 y 7

Pico y Placa Medellín

miercoles

5 y 9 

5 y 9

Pico y Placa Medellín

martes

2 y 8  

2 y 8

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

3 y 4  

3 y 4

language COL arrow_drop_down

De la “paz total” al fracaso total

Y mientras tanto, Gustavo Petro se mantiene casi mudo frente a lo que pasa en Colombia y está más preocupado por la suerte de Gaza.

06 de abril de 2025
bookmark
  • De la “paz total” al fracaso total

Casi tres meses después de la violenta incursión del mal llamado Ejército de Liberación Nacional en el Catatumbo, más de 55.000 desplazados no han podido retornar a su hogar y este grupo criminal sigue mandando en ese territorio sin dios ni ley.

El programa Los Informantes se metió en este infierno y entrevistó a alias “Silvana Guerrero”, que contó que el ELN le había ayudado en la campaña a Gustavo Petro pero que los había “decepcionado”: “La paz total es un fracaso total”, dijo. Y alias “Ricardo” añadió: “La paz total se convierte en guerra total, eso es lo que se vive en el Catatumbo”.

El equipo periodístico no se encontró en el camino con una sola patrulla o puesto de control del ejército en el territorio. Pese a que el gobierno decretó una conmoción interior para la región, no ha pasado nada. La gente sigue desprotegida, con miedo a regresar y las obras prometidas con los 2,7 billones de pesos de los nuevos impuestos están solo en anuncios.

Como en otros casos, al presidente Gustavo Petro se le ha visto más preocupado por recaudar plata que por diseñar y aplicar soluciones.

Los del ELN creen que el gobierno está favoreciendo a las disidencias de Farc, al frente 33, con el fin de cerrar una negociación, ya que no pudo hacerlo con ningún otro grupo. Pero lo curioso es que el gobierno tampoco le puso al ELN ningún tatequieto cuando empezó a ejecutar casa por casa a los Farc y exFarc.

La “paz total” fue una de las principales banderas con las que se eligió Petro. El gobierno abrió diálogos con por lo menos ocho organizaciones entre las que se encontraban el ELN, el Estado Mayor Central (EMC), disidencia de Farc; la Segunda Marquetalia, al mando de “Iván Márquez”; el temido Clan del Golfo, las Autodefensas de la Sierra Nevada y las bandas criminales de Medellín, Quibdó y Buenaventura. Ya vimos también esta última semana como “los Espartanos” y “los Shottas” han paralizado la vida en este puerto con más de 50 muertos en lo que va del año.

Ninguno de estos procesos ha arrojado resultados. Por el contrario, la paz total, a punta de ceses al fuego y de un Ejército maniatado, ha fortalecido de una manera aterradora a estas organizaciones criminales: en cinco años (2019 al 2024) multiplicaron su presencia en el país, el ELN pasó de 149 a 232 municipios, la Segunda Marquetalia de 124 a 299 y el Clan del Golfo de 213 a 392 municipios.

Lo que pasa en el Catatumbo es reflejo de ese absoluto fracaso de la “paz total”. Uno de los primeros municipios que visitó Petro, el 26 de agosto de 2022, fue El Tarra, donde anunció que esta región del Norte de Santander sería la “capital y la primera línea de la paz en Colombia”.

Pero la realidad dejó al descubierto la demagogia. El ELN y las disidencias de las Farc se pelean el control de ese territorio donde han crecido los cultivos de coca (50.000 hectáreas), la mitad de ellas en Tibú. El 16 de enero pasado, esa pelea produjo el asesinato de más de 70 personas en unos pocos días, el desplazamiento de miles y el confinamiento de más de 20.000 en Tibú, Teorama, Convención, Hacarí y El Tarra.

Situación similar se presenta en Nariño, Putumayo, Chocó, Valle del Cauca y municipios de la Costa Atlántica. Han regresado con fuerza los secuestros, las extorsiones, el asesinato de líderes sociales. La violencia e inseguridad se han tomado cientos de municipios como Argelia, Toribío, Corinto, Miranda, Suárez, Santander de Quilichao, Caldono y Cajibío, en Cauca, departamento en el que la Oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas lanzó una voz de alerta y urgió al gobierno a reforzar las medidas para proteger a la población civil.

Por su parte, el Comité Internacional de la Cruz Roja advirtió que la crisis humanitaria en Colombia llegó en 2024 a su peor nivel en los últimos ocho años. El organismo documentó 382 violaciones al derecho internacional humanitario, 719 víctimas mortales, 88.874 personas confinadas en sus casas por miedo a salir, 160.000 desplazados, como si Colombia fuera un país en guerra, 252 casos de desaparición y el reclutamiento de menores. Se mantienen activos ocho conflictos y se han identificado tres dinámicas: intensificación de los enfrentamientos, mayor control de actores armados sobre comunidades y falta del respeto del derecho internacional humanitario.

Este es, sin lugar a dudas, un panorama desolador que demuestra que el país volvió a niveles de violencia como no se veían desde el gobierno de Pastrana. Y mientras tanto, Gustavo Petro se mantiene casi mudo frente a lo que pasa en Colombia y está más preocupado por la suerte de Gaza. Así lo menciona en sus permanentes trinos, en los que prometió atender en los hospitales nacionales a los niños y niñas azotados por ese conflicto, en el otro extremo del mundo, pero calla cuando la violencia está a las goteras de las grandes ciudades, y no muestra la misma compasión por el sufrimiento de sus compatriotas asesinados y desplazados. La paz total es un fracaso total.

Sigue leyendo

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD