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Periodista y editor de textos
Juan David Villa
Luis Guillermo Díaz. Los goles no se votan. “Después de que Luis ‘El Chino’ Sandoval votara, al minuto 101 del partido entre Junior y Chicó, un penalti con el que el cuadro barranquillero se...” (edición de El Colombiano del sábado 15 de abril).
Sí, Luis, los goles no se votan. Tiene toda la razón. El colega quiso decir botara. Aunque normalmente botamos el voto, estos sustantivos, con sus verbos, claro, tienen significados muy diferentes. Votar es escoger uno entre varios candidatos u opciones, o hacer un juramento (por eso los religiosos hacen votos: de castidad, de obediencia, de pobreza). Y botar es arrojar, echar fuera. También es lanzar un objeto para que rebote y se devuelva (un balón). También es dilapidar (botó la plata). Y nuestros comentaristas deportivos (y nosotros, los hinchas) lo usan (usamos) para indicar que un jugador desperdició una opción clara de gol: se lo comió. Así que el Chino botó el penalti, una de las maneras más “sencillas” de meter la pelota en el arco.
Ahora, hay otro error y un acierto. Es el Chino, no El Chino: el artículo que acompaña a estos apodos no forma parte de ellos, no es nombre propio, porque cuando el Bolillo Gómez regaña al Chino, le grita “Chino, metela, mal tal por cual”. No le grita “El Chino, metela...”. Y el acierto: penalti es con i, no con y, en español.
Luis. Y te envío un titular de El Colombiano. Me deja dudas si sobra la a: “Rappi compra a empresa en Brasil”.
La preposición a, en estos casos, es personificadora. Es decir, nos funciona mejor con un ser de carne y de hueso. Más aún, se torna inevitable: “Yo le pegué a Juan”, porque la estructura “Yo le pegué Juan” es agramatical. Otra cosa es “Yo le pegué, Juan”. Y ciertos verbos la necesitan: “Yo voy a ir al parque”, “Voy a hacer la tarea”.
Curiosidades del idioma
Quizá significa, literalmente tomado, quién sabe
Quizá, o quizás, como quieran. La primera está más cerca de su origen etimológico, como ya les mostraré.
Tenemos la forma, muy antigua, quiçab. Muy antigua: “... Allá dentro en Marruecos, o las mezquitas son, que abrán de mí salto quiçab alguna noch, ellos lo temen, ca non lo pienso” (esto está en el Cantar de Mio Cid, año de nuestro señor de 1140, y quizá diga “Allá dentro en Marruecos, o las mezquitas, quizá algún día saltaré por encima de ellas. Ellos lo temen, pero yo no lo creo”). En otros aparece con e al final: quiçabe. “Quando pensares que fagas alguna manera para vencer tu enemigo comide que quiçabe pensará él otro tal por ti” (1285, y quizá signifique “Cuando pienses en alguna forma de vencer a tu enemigo, ten en cuenta que quizás él esté pensando lo mismo que tú”). Esa primera parte (qui) es quién y la segunda está en la familia de nuestro verbo saber (sapĕre). Tenemos, entonces, qui sabe, quién sabe. El sentido no ha cambiado: quizá significa quién sabe. Quizá venga más tarde, es decir, de pronto venga más tarde, es decir, no sé si venga más tarde. Quién sabe si vendrá más tarde