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La verdadera prevención, es decir, evitar que aparezca la enfermedad, no se hace con médicos y hospitales, que es hacia donde se enfoca el 99,9% de los recursos de la reforma.
Por Luis Gonzalo Morales Sánchez - opinion@elcolombiano.com.co
La reforma de salud propuesta por el actual gobierno ha sido presentada como un novedoso modelo preventivo y predictivo que llevaría a disminuir el creciente gasto en salud. Consideran que su aprobación es necesaria para evitar el colapso de las finanzas del sector, origen que atribuyen a la presencia de las EPS que se enfocan en la atención de la enfermedad y no en su prevención.
Proponen como eje del modelo preventivo y predictivo la creación de equipos médicos que recorran las viviendas, identifiquen a los enfermos y los remitan para su atención, labor que sería coordinada desde los Centros de Atención Primaria en Salud a los cuales deberían inscribirse todos los ciudadanos. Esto no es nada nuevo y se viene haciendo desde décadas atrás, sin que haya demostrado que al final se ahorren costos.
La Organización Mundial de la Salud define la prevención como “las medidas destinadas no solo a prevenir la aparición de la enfermedad mediante la reducción de sus factores de riesgo (causales), sino también a detener su avance y atenuar sus consecuencias una vez establecida”.
De allí surgen tres formas de hacer prevención: la primaria, enfocada en evitar que aparezca la enfermedad, identificando sus factores causales e interviniendo sobre ellos, como por ejemplo sobre la mala calidad del aire que se asocia a un mayor riesgo de padecer enfermedades respiratorias, cardíacas y cerebrales. Las otras dos formas, la secundaria y terciaria se dirigen a buscar, diagnosticar y tratar la enfermedad oportunamente para reducir su impacto, es decir, se encargan de la enfermedad, no de la salud, pero no por ello son menos importantes.
La prevención secundaria y terciaria, que es lo que propone el modelo de reforma, son formas conocidas en todo el mundo desde la década de 1970 con ocasión de la declaración de Atención Primaria de Alma Ata, y como también fue el caso de los promotores rurales en salud en Antioquia que visitaban las viviendas.
En cuanto al modelo predictivo es poco, por no decir nada, lo que se describe en la reforma aparte de plantear un sistema único de información. Además, hoy en día la ciencia no ha sido capaz de predecir quién se va a enfermar, en qué momento, de qué tipo o con qué severidad, y menos saber qué se podría hacer para evitar su aparición en una persona.
La verdadera prevención, es decir, evitar que aparezca la enfermedad, no se hace con médicos y hospitales, que es hacia donde se enfoca el 99,9% de los recursos de la reforma. Es fomentando estilos de vida saludables y creando las condiciones para que ello pueda tener lugar, en especial entre los grupos poblacionales más vulnerables. Es mejorando la seguridad vial, controlando la calidad del aire, el consumo de alcohol y fortaleciendo la seguridad para reducir la violencia, entre otras cosas.
La mejor política de prevención en salud es una buena política social, que no es lo que propone la reforma, que sigue centrada en atender la enfermedad.