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El consumismo de servicios de salud

El consumismo es un fenómeno global que impulsa el consumo de servicios de salud sin que estos sean realmente necesarios, lo que puede llegar a tener efectos negativos sobre el acceso, la calidad y el financiamiento de este sector.

01 de abril de 2025
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  • El consumismo de servicios de salud

Por Luis Gonzalo Morales Sánchez - opinion@elcolombiano.com.co

El consumismo de servicios de salud se refiere a la tendencia de las personas a utilizar servicios médicos y productos de salud como si fuesen cualquier bien de consumo, priorizando la cantidad, la conveniencia personal y la accesibilidad inmediata, en lugar de la necesidad médica o la calidad del cuidado generando la falsa idea de que se tiene mayor nivel de salud en la medida en que se utilicen más servicios.

La crítica que hace Herbert Marcuse al consumismo radica en que muchas de las necesidades humanas se han vuelto ficticias, fabricadas por la sociedad industrial moderna, haciendo que el individuo ya no pueda distinguir entre sus requerimientos reales y aquellos impuestos por una cultura que promueve el consumo como su principal objetivo creyendo que así se alcanza la felicidad.

Entre las principales características del consumismo en salud están: la tendencia a autodiagnosticarse, a menudo de forma incorrecta dado el acceso a información en línea adquiriendo medicamentos sin prescripción médica; a que se demanden pruebas diagnósticas o tratamientos, incluso sin ser necesarios desde la perspectiva médica; a la preferencia por servicios rápidos como consultas en línea, tratamientos ambulatorios, en casa o en farmacias en lugar de una atención integral; y finalmente, a la promoción de medicamentos o procedimientos que ofrecen soluciones rápidas y hasta milagrosas estimulando su consumo inapropiado.

Entre sus efectos están el uso innecesario de recursos que puede saturar hospitales y centros médicos, reduciendo la disponibilidad para quienes realmente lo necesitan. A su vez, estos diagnósticos o tratamientos innecesarios pueden llegar a generar complicaciones de salud o efectos adversos sobre los pacientes. Pero también, incrementar los costos tanto para los sistemas de salud como para los individuos que pueden generar desigualdades en el acceso, excluyendo a poblaciones vulnerables al priorizar a quienes pueden pagar por los servicios.

Como efectos positivos del consumismo están el empoderamiento de los pacientes quienes, al buscar información, pueden asumir un rol más activo en su cuidado. Así mismo, tecnologías como telemedicina o cuidado en casa pueden reducir barreras para la atención médica. A pesar de que la globalización de la salud ha exacerbado su mercantilización, también han facilitado el acceso a información y a tratamientos en regiones remotas, estimulando la innovación tecnológica.

El consumismo en servicios de salud debe ser regulado por el Estado, pero sobre todo estar guiado por principios éticos y científicos. Es fundamental educar a la población para el uso responsable de los servicios y así mitigar el impacto de la mercantilización que han convertido la salud en un bien de consumo más que en un derecho humano, que como resultado puede llegar a perpetuar las desigualdades en el acceso y priorizar el beneficio económico sobre la eficacia y calidad del cuidado.

La salud en la era moderna requiere un equilibrio entre la dignidad humana y la garantía del acceso universal, mientras se fomenta la innovación y la eficiencia. No hay que creer que son objetivos excluyentes.

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