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Si hoy me preguntan quién es el próximo presidente de Colombia, no tengo la menor duda de que es Petro o el que escoja de sucesor. Ninguna de las candidaturas opositoras que se han lanzado de manera oficial de momento han agarrado vuelo. A ninguna se le ve un plan, una estrategia o una idea clara y convincente de qué es lo que necesita este país. Y al Pacto Histórico no se le derrota a punta de posts en redes sociales ni ‘likes’
Hoy el presidente sigue siendo el mayor elector que hay, con al menos un 30% de los votos garantizados. Su base electoral es muy leal. Tan solo hay que fijarse en las encuestas que muestran que ese umbral ha permanecido incólume pese al reguero de desastres y escándalos que han poblado sus poco dos años y medio de mandato. El despropósito del pasado fin de semana con Trump inclusive lo fortalecerá.
Petro es hábil, diestro, y no en balde estuvo 30 años pensando no solo en cómo llegar al poder, sino en cómo retenerlo. Analistas que no viven del frenesí de las redes coinciden en que no ha dado puntada sin dedal. Lo que muchos consideramos una metida de pata no ha sido otra cosa que allanar el paso para la retención de la Casa de Nariño. La pelea contra Trump, lejos de debilitarlo, dejó al país en la posición que éste necesita para construir su argumento de que Colombia no es libre para desarrollar unas elecciones democráticas. Poco a poco arma la narrativa para entorpecer los comicios de 2026.
Los verdaderos pesos pesados que le van a disputar la presidencia a Petro no han salido al ruedo aún de manera oficial. Estos van a llegar a la partida de ajedrez cuando ya se hayan comido a varias de las piezas e inicie la fase final, la del jaque mate. Fajardo, Vargas Lleras, algún empresario, líder gremial, o el famoso outsider que muchos esperan, aterrizarán en el segundo semestre de 2025. ¿Tendrán la narrativa y estrategia clara para ese entonces?
En tanto, la oposición debería articularse no para unirse, pero sí para saber por dónde atacar a Petro y al Pacto Histórico. Fijar tres ejes temáticos y no soltarlos. ¿Salud, economía e indignidad presidencial, por ejemplo? Las narrativas de la izquierda han sido demoledoras, pero presentan fisuras, y cada vez más. Ahí es donde hay que apuntarle.
No veo a una oposición unida, la verdad. Cada candidato que se ha lanzado cree que puede vencer solo a Petro, que no necesita de los demás. Y ahí está la fortaleza y el potencial del presidente actual. Candidatos que se lanzan solo pensando en sus carreras y no el momento actual del país no hacen sino erosionar las pocas posibilidades que hay hoy de ganar en 2026.
Es una lástima que nos encontremos en la situación actual, sobre todo cuando hay colombianos tan capaces para llevar bien las riendas de nuestro país.
