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¿Cuál es la Colombia que queremos?

Tenemos que pensar a conciencia cuál es la Colombia que queremos, y tomar nuestra decisión de voto en torno a esa respuesta. Gravísimo daño si seguimos votando en contra de. El 2026 no puede ser un que entre el diablo y escoja.

23 de enero de 2025
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  • ¿Cuál es la Colombia que queremos?

Por Diego Santos - @diegoasantos

Nos vamos acercando a las elecciones de 2026 y me atrevo a señalarlas como unas de las más cruciales en nuestra historia. Los resultados, tanto de las legislativas como de las presidenciales, nos dirán si Colombia entra en una larga y aciaga época de extremismos ciegos y viscerales, o si por el contrario le apuesta a una mesura que nos permita sanar heridas entre nosotros para construir un proyecto realista y ambicioso de país en torno a unos mínimos.

Si tomamos el pulso de la gente hoy, nos encontramos con un electorado enrabietado y pasional que es ante todo “antialguien”, es decir, que vota no por el que cree que pueda ser el mejor para el país, sino en contra de quien odia. En Colombia llevamos un par de elecciones votando así y, sin darnos cuenta, estamos alimentando una irracionalidad que puede condenar al fracaso a varias generaciones de colombianos.

Somos la amalgama de muchos países en uno, una nación plagada de corrupción y múltiples problemas de infinitas dificultades, pero hemos enfrentado una situación tan compleja como la actual, azuzada además por un nuevo orden mundial de autocracias, redes sociales desatadas, desprecio a la democracia y encumbramiento de ideas extremistas irracionales.

La llegada de Trump al poder; la reconstrucción de la economía argentina por parte de Milei; el milagro en seguridad de Bukele, así como el fulgurante ascenso del AfD en Alemania, se vienen convirtiendo en alicientes para parte de nuestro electorado que busca una figura así para Colombia, la antítesis de Petro, cueste lo que ello cueste. Los propulsores de estas candidaturas son personas intolerantes que hacen del insulto su principal herramienta, que no dudan en catalogar al contrario de inservible si discrepan de ellas. El mundo que conciben es blanco o negro, autocracia por encima del diálogo. EL miedo como arma.

En tanto, otra parte del electorado aboga por el continuismo del petrismo. Y no es un grupo menor, está entre el 30 y el 35%, suficiente como para que el resto de la sociedad esté muy asustada. Este grupo es igual que el anterior, solo que de ideología radicalmente opuesta, y tampoco quiere diálogo; es violento y destructivo.

Y está el combo del medio, ahogado entre los gritos de los extremos, carente del entendimiento de las pasiones que mueven al electorado hoy en día, pero que al menos representan diálogo y una defensa del respeto y de la democracia decente, ética y moral. Es un grupo más numeroso de lo que se piensa, pero acomodado y en cierta manera soberbio. No obstante, es el único que nos puede comprar cuatro años de reposo que nos permita tomar aire y pensar en un mejor país en el que todos quepamos.

Por lo tanto, tenemos que pensar a conciencia cuál es la Colombia que queremos, y tomar nuestra decisión de voto en torno a esa respuesta. Gravísimo daño si seguimos votando en contra dé. El 2026 no puede ser un que entre el diablo y escoja.

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