El mandatario envió una misiva con un mensaje de urgencia al Congreso para dar celeridad al proyecto de ley que busca prohibir el fracking y otras prácticas no convencionales de extracción de hidrocarburos en Colombia.
Los argumentos del Gobierno contra el fracking
La ministra de Ambiente, Susana Muhamad, enfatizó que este proyecto es “un paso crucial para reducir la extracción de petróleo y carbón, permitiendo así aprovechar las reservas existentes en el camino hacia una transición energética justa. Esto cobra especial relevancia en el año de la COP30, en Belén de Pará, donde el mundo evaluará los avances en la reducción de emisiones y las estrategias para alcanzar un futuro descarbonizado y mitigar el cambio climático”.
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El Gobierno Nacional ha destacado la importancia de frenar la expansión de la explotación de petróleo y carbón y, en su lugar, trabajar con las reservas convencionales de hidrocarburos mientras se avanza hacia fuentes de energía renovables.
En resumen, la apuesta del Gobierno es que las inversiones deben destinarse a la consolidación de la transición energética y, por ende, en proyectos de energías limpias, en lugar de inyectar capital en proyectos de fracking, porque considera que son prácticas contaminantes que destruyen el agua y el suelo. “Además, esos proyectos tienen un bajo rendimiento y un alto costo”.
Cómo afectaría el proyecto el mercado energético
Otra cosa piensa parte de la academia y el mercado. Por ejemplo, Sergio Cabrales, profesor de la Universidad de Los Andes, aseguró en su cuenta de X (antes Twitter) que la aprobación de dicho proyecto sería una mala noticia.
El docente dijo que hay un debate en redes sociales sobre qué es mejor, si conservar el agua o el petróleo. La cuestión es que para Cabrales ese debate carece de sustento. “La verdad es que no hay que escoger entre petróleo y agua, y tampoco hay que escoger entre transición e hidrocarburos”, indicó.
Otros conocedores del mercado consideran que el país está desperdiciando una oportunidad importante que no caería nada mal en medio de una coyuntura de escasez de gas local.
En ese sentido, Tomás González, director del Centro Regional de Estudios de Energía (Cree), cuestionó: “¿Qué sentido tiene prohibir el fracking en este momento? El gas le está subiendo a la gente y golpeando más a los más pobres, se está acabando el gas nacional barato, el faltante va a crecer hasta el final de la década que entren los proyectos offshore”.
Su argumento obedece a que la técnica del fracking podría producir gas en la mitad del tiempo y costar la tercera parte del importado, según sus cuentas.
Los ingresos fiscales que le dejaría el fracking a Colombia
Otro dato relevante es que la Asociación Colombiana de Petróleo y Gas (ACP) ha defendido que el fracking le representaría una oportunidad para generar ingresos fiscales por $1,5 billones anuales (solo en regalías US$2.500 millones) y un efecto multiplicador en impuestos locales asociados a la cadena de bienes y servicios.
A esa lista de argumentos se suma la polémica por la puja del Gobierno Nacional para que Ecopetrol venda sus operaciones en el Permian (EE. UU.).
La cuestión es que esos ingresos son cruciales para la petrolera estatal. Tal y como lo reportó antes EL COLOMBIANO, esos negocios con Occidental Petroleum (OXY) representan el 13% de la producción total de Ecopetrol, con más de 103.000 barriles diarios.
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