Chuck Feeney, cofundador de las famosas tiendas Duty Free (libres de impuestos), falleció a sus 92 años de edad y será recordado por su espíritu altruista, pues según los cálculos de Forbes, su fortuna llegó hasta los US$7.500 millones y al final de su vida solo totalizaba US$2 millones; la había cedido a diversas causas sociales, académicas y humanitarias.
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Este empresario fue hijo de migrantes irlandeses y nació durante la Gran Depresión, nombre que se le dio a la crisis económica mundial que llegó tras la Primera Guerra Mundial.
La fortuna de Feeney se destinó a la promoción de la paz en Irlanda del Norte, a modernizar el sistema de atención médica en Vietnam, a trabajar para abolir la pena de muerte en Estados Unidos y respaldar la aprobación de Obamacare, entre otras causas.
Las últimas contribuciones de este empresario tuvieron como objetivo financiar al Instituto Global de Salud Cerebral en la Universidad de California y la Universidad de Dublín, crear los Becarios Atlánticos para la Equidad Racial, formar los Becarios Atlánticos para la Equidad Social con la Universidad de Melbourne y donar US$136 millones a cinco fundaciones de equidad en salud.
Warren Buffet, el inversionista financiero más reconocido del mundo, se refirió a Feeney y manifestó que “ha sido el modelo para todos nosotros. Si tienes los héroes adecuados en la vida, ya has recorrido el 90% del camino. Chuck es un buen héroe que tener”.
Forbes estima que las únicas personas que han donado más dinero son, precisamente, Warren Buffett, Bill y Melinda Gates, George Soros, Michael Bloomberg y MacKenzie Scott, la ex esposa del fundador de Amazon, Jeff Bezos, aunque ninguno ha donado porcentajes tan grandes de sus fortunas.
Su fundación, Atlantic Philanthropies, lo recordó por su forma austera de vivir, subrayando que era “muy conocido por su reloj de US$15, bolsas de plástico como maletín y su preferencia por volar en clase económica”.