Aunque esencial para la calidad de vida, la actividad edificadora tiene impactos ambientales que, desde hace unos años, tienen pensando a los expertos del sector cómo intervenirlos o mitigarlos.
Recientemente, un estudio de elaborado por el Instituto de Tecnología de Construcción (ITeC) arrojó que se destinan dos toneladas de materia prima por cada metro cuadrado de vivienda que se construye.
Además, apuntó que los edificios levantados “ocupan y transforman el medio en el que se disponen”.
Estos son tan solo algunos de los aspectos que Esensi, una consultora antioqueña que opera desde 2020, quiere transformar a través de la generación de conocimiento.
Así nació la propuesta
Ana María Mesa, fundadora de la firma emergente, trabajó durante muchos años en el área de la construcción, inclusive, desarrolló gran parte de su carrera en Conconcreto, compañía en la que recogió experiencia en tendencias sostenibles.
Sin embargo, cuando más sabiduría había logrado canalizar frente a estos procesos, le llegó la hora del retiro. Pero, tal como ella lo remarca, “no quería dejar que todo esto se apagara y se perdiera el conocimiento sin ponerlo al servicio de la sociedad”.
Su inquietud por propiciar un cambio la llevó a crear Esensi y concentrarse en darle consultoría a las firmas constructoras en innovación, productividad y sostenibilidad.
¿Cómo se aplican esos conceptos a la actividad edificadoras? Ante este interrogante, ella precisó que consiste en incorporar herramientas, tecnología y materiales para “industrializar” al sector.
“Nosotros a las constructoras les ayudamos a identificar cuáles son las áreas en las que podríamos hacer esas intervenciones, hacemos transferencia de conocimiento y montamos unos proyectos piloto”, explicó.
En línea con ello, enfatizó nuevamente en que “este es un sector que transforma el ambiente y eso es necesario para la actividad, pero hay que hacerlo de una manera cada vez más responsable”.
Entonces, con base en tecnología, Esensi puede enseñarles a los constructores cómo optimizar el uso de materiales y reducir el desperdicio, siendo ese componente de la sostenibilidad un enfoque que debe acelerarse para responder a las demandas del nuevo consumidor y contribuir a frenar el cambio climático.
“La construcción —apuntó Mesa— está en un mercado altamente competido y ha bajado sustancialmente la rentabilidad de las empresas, una situación más acentuada después de la pandemia”.
Con base en ello, recalcó que optimizar los insumos es una manera de darle aire a la caja con mejores márgenes de utilidad.
“Hace falta mucha planeación para que no se desperdicie el material, si eso se hace con tecnologías, desde etapas muy tempranas, uno compra lo que necesita, instala lo que necesita y el desperdicio se reduce a la mínima expresión”, añadió.
De otro lado, subrayó que pueden generarse empleos de mejor calidad si se implementan estos modelos, toda vez que “los trabajadores se apropian de esas tecnologías. Además, podemos reducir esas labores que implican mayores riesgos en una actividad que ya de por sí es riesgosa”.
¿Una propuesta diferente?
Otra inquietud que este diario le transmitió a la emprendedora tiene que ver su propuesta diferencial y qué tantos jugadores ofrecen un servicio similar.
“Consultorías como las nuestras —contestó— no las hay exactamente iguales, porque nosotros realizamos un acompañamiento un poquito diferente a lo habitual. Lo habitual es que a uno le dejan un libro o cuadernillo con las tareas que debe seguir y ya es responsabilidad de la empresa hacerlo, pero nosotros estamos ahí para darles la mano y dar esos siguientes pasos”.
Mesa indicó que actualmente está tratando de convocar más aliados para acelerar estas tendencias sostenibles y gestionar más capital.