El gasto público en Colombia no está fluyendo como debería. Según el más reciente informe del Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana, la ejecución presupuestal del 2024 alcanzó su nivel más bajo en los últimos 25 años.
La inversión, un componente clave para el desarrollo del país, apenas llegó al 57%, muy por debajo del promedio histórico.
Pero ¿qué significa esto para el ciudadano de a pie? Básicamente, menos obras, menos programas sociales y una economía que no recibe el impulso que debería desde el sector público.
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Cifras que preocupan en la ejecución del presupuesto
La ejecución total del Presupuesto General de la Nación, incluyendo deuda, cerró en 83%.
Sin embargo, si se excluye la deuda, la ejecución cayó al 81,9%, es decir, 7,5 puntos porcentuales menos que el promedio histórico. Esto indica un claro problema en la ejecución del gasto.
El panorama es aún más preocupante cuando se analiza la inversión pública, la cual se quedó en apenas 57%. Para ponerlo en contexto, esto es 20 puntos porcentuales menos que el promedio histórico y el peor desempeño desde 2002.
¿Quién ejecutó mejor y quién peor el presupuesto 2024?
Entre los sectores que mejor utilizaron sus recursos, Educación (96,4%) y Salud (94%) lideraron la ejecución, seguidos por la Fiscalía (93%) y el Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición (90,1%).
En el otro extremo, Presidencia tuvo una de las ejecuciones más bajas con apenas 27,7%. Deporte (36%), Agricultura y Desarrollo Rural (38,6%), Transporte (48,1%) y Ambiente (54,7%) también presentaron serias dificultades para ejecutar su presupuesto.
El informe del Observatorio Fiscal advierte que el rezago presupuestal ascendió a $63,4 billones, casi el doble de lo registrado en 2023.
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Además, la ejecución del rezago del año pasado fue de solo 75,1%, muy por debajo de los niveles históricos superiores al 97%.
En términos simples, esto significa que el gobierno no está gastando lo que tenía planeado, generando ineficiencias en la gestión del gasto público y afectando la prestación de servicios y la ejecución de proyectos.
Promesas incumplidas y consecuencias económicas
Uno de los puntos más críticos del informe es la diferencia entre el presupuesto aprobado y el realmente ejecutado. Mientras que en 2024 el Congreso aprobó $502,6 billones, solo se ejecutaron $394,7 billones.
Es decir, hay una brecha gigantesca entre lo que se prometió gastar y lo que realmente se invirtió.
De acuerdo con el análisis, esta falta de coherencia supone promesas incumplidas por parte del Gobierno, con un impacto directo en la oferta de bienes y servicios públicos, así como en la ejecución de programas sociales.