Si hay algo en lo que han estado de acuerdo los reportes sobre proyecciones económicas de entes internacionales como el Banco Mundial o la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde), es que uno de los motores para que Colombia crezca entre 3 % y 4 % hasta 2022 es y será el consumo interno.
Incluso, el propio Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) dio a conocer en su informe sobre el Producto Interno Bruto (PIB) de 2019, que uno de los impulsores para que la expansión haya sido de 3,3 % fue el gasto en consumo, renglón que creció 4,6 % por la demanda de los hogares.
De acuerdo con la consultora Raddar, en 2019 los colombianos gastaron 193,1 billones de pesos en vivienda, 187,2 en alimentación, 120,1 billones en transporte y comunicaciones, 60,1 billones en bienestar y 47,03 billones en entretenimiento, entre otras destinaciones.
Pero, ¿podrá seguir como jalonador económico del país? “Frente al consumo, esperamos que este año siga mostrando una buena dinámica pero observamos que habría una desaceleración muy moderada, porque se prevé una mayor estabilidad en las tasas de interés y la inmigración venezolana se estancará”, apunta Ómar Suárez, gerente de Renta Variable de Casa de Bolsa.
Y a renglón seguido agrega que es válida la afirmación de que este capítulo de la economía habría llegado a su pico más alto y la menor dinámica de este año no sería representativa, en tanto la caída respecto a 2019 podría ser leve.
Esta versión la confirma Camilo Herrera, presidente de Raddar, quien apunta que desde esa firma esperan una moderación del gasto, pero que, en cualquier caso, ese indicador va a seguir apalancando el PIB nacional, ya que, históricamente “ha representado entre el 65 % y el 70 % de este”.
Y añade que, para este año y los que vienen, existen cinco razones que explicarán el fortalecimiento de las compras al interior del país.
El aumento del salario mínimo y los salarios privados; la entrada de remesas (dinero que envían los colombianos en el extranjero al país) que se verán impactadas positivamente por un mayor precio del dólar; menores tasas de interés para crédito de consumo y tarjeta de crédito; la fuerza laboral extra que aportan entre 1,5 y 2 millones de venezolanos y la aparición de nuevos productos y servicios como Rappi y aplicaciones de intermediación tecnológica en general (ver Gráfico).