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María Cecilia Londoño: “Las científicas hemos aprendido a trabajar por condiciones diferenciales que nos lleven a la equidad”

Hablamos con esta bióloga experta en gestionar información sobre biodiversidad, que hoy es la gerente de información científica del Instituto Humboldt y copresidenta de GEO BON.

  • María Cecilia Londoño, gerente de información científica del Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, y copresidenta de GEO BON. Foto: Cortesía.
    María Cecilia Londoño, gerente de información científica del Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, y copresidenta de GEO BON. Foto: Cortesía.
30 de agosto de 2023
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Aunque a las científicas históricamente se les ha borrado su lugar, hoy y después de mucho trabajo, algunas han logrado hacerse espacio en las instituciones encargadas de los conocimientos relacionados con las matemáticas, la física, la química, la biología y la geología.

Una de ellas es María Cecilia Londoño, quien se ha enfocado en gestionar el desarrollo de infraestructura informática, políticas y procesos de gobernanza que faciliten el acceso y el uso de datos sobre biodiversidad, sin contar con que ha liderado el análisis y consolidación de plataformas web para difundir cifras e indicadores sobre el estado de la naturaleza en Colombia.

Londoño hoy actúa como gerente de información científica del Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, y como copresidenta de GEO BON, (GEO Biodiversity Observation Network), una alianza global para ayudar a colectar, manejar, analizar y reportar datos sobre el estado de la biodiversidad a nivel mundial, pues es experta en gestionar información sobre ese tema y por más de 15 años su trabajo.

Además, coordina y realiza investigaciones con la participación de diferentes actores, construyendo conocimientos para solucionar problemas relacionados con el desarrollo sostenible.

EL COLOMBIANO habló con ella sobre su rol, sobre el estado del planeta y sobre la participación científica de las mujeres en el plano nacional.

En la actualidad su trabajo consiste en direccionar las diferentes infraestructuras y plataformas que tiene el Instituto Humboldt para gestionar la información de la biodiversidad, en coordinar el grupo de trabajo adjunto y los actores externos que se ven involucrados en los procesos y en gestionar algunos recursos para avanzar en ciertos proyectos. Cuándo llegó a ese cargo en el 2010, ¿cómo era el panorama científico en el país desde su área de acción?

“Cuando llegué al instituto noté que en Colombia había mucho campo para trabajar y desarrollar todos los temas de modelamiento de biodiversidad, y también había un potencial grande en cuanto a la capacidad técnica, en la capacidad conceptual con las que se gradúan los estudiantes para dedicarse a la ciencia y el modelamiento de datos. Sin embargo, y pese al potencial, en el 2010 éramos pocos en realidad. Ahora muchas personas están haciendo esto, muchas saben programar, hacer salidas gráficas para visualizar datos. Ha habido un avance grande respecto a lo que yo me encontré en ese entonces, que también está muy permeado por el avance tecnológico, la Big Data, el Machine Learning, la Inteligencia Artificial. Cuando yo llegué no era común, el procesamiento en la nube, por ejemplo, que ahora sea un servicio como la luz o el teléfono, ha permitido un crecimiento exponencial en el interés que se ha generado en aplicar estas tecnologías a la conservación”.

O sea que la tecnología está jugando un papel importante en la investigación y sistematización de la información científica...

“Totalmente. Si ese avance no se hubiera dado, estaríamos como hace 10 años, con sistemas de información incipientes y muy pocos datos, aunque todavía tenemos mucho qué hacer. Es decir, una tecnología como la Inteligencia Artificial no se puede usar si no se tienen suficientes datos, entonces todavía hay que hacer un esfuerzo muy grande en el país para poder agregarlas diferentes bases de datos y repositorios que existen, para poder facilitar la publicación de los datos que los investigadores colectan en campo, para mejorar los temas de derechos de autor, para poder mejorar las políticas asociadas a esos datos, y para que otros sistemas de conocimiento, como los que tienen las comunidades indígenas o campesinas, hagan parte de ese gran sistema de información en el que trabajamos”.

¿Cuál es el mayor reto al que se enfrenta hoy el Instituto desde su campo de acción?

“Yo creo que uno de los mayores retos es esa movilización de datos desde las comunidades locales hacia el sistema y desde el sistema hacia las comunidades otra vez. Porque entonces, te voy a poner el caso, nosotros trabajamos con unas comunidades de mujeres en Montes de María, unas líderes comunitarias que conocen su territorio muy bien, pero ellas necesitan la información sobre la biodiversidad de sus territorios en un contexto un poco más regional para poder mejorar la gobernanza de sus territorios, porque quieren entender cuál es el valor de sus predios en términos de biodiversidad o qué le está aportando a la región las acciones de conservación que están haciendo, ¿por qué? Porque resolver esas dudas les va a decir de qué manera lo que están haciendo aporta a la conservación, no solo de sus predios, sino de toda la región.

Entonces, ahí esas comunidades están aprendiendo o mejorando sus capacidades para monitorear el seguimiento de las acciones que están haciendo en temas ambientales, y al mismo tiempo, están integrando esa información con los sistemas nacionales de información y la están poniendo en contexto, o sea, nos están dando acceso a nosotros a sus preguntas y a sus respuestas. Lograr eso es un reto porque necesitamos que la información que consolidamos de manera nacional baje a los actores locales, pero también que los actores locales alimentes con información los sistemas nacionales, esto permitirá tener cada vez información más robusta sobre el estado de la biodiversidad”.

¿Cuáles son los temas más importantes sobre los que hoy, desde su área, tienen puesta la mirada?

“El primero corresponde al reto que te mencionaba, la movilización de datos entre diferentes actores y a diferentes escalas. Otro tema importante es el de la propiedad intelectual y el de las políticas de uso de la información. Otro es aumentar la cantidad de datos que hay en la web sobre información de biodiversidad para poder aprovechar mucho mejor las tecnologías que hoy existen porque, como digo, entre más información se tenga, mejor van a funcionar estas tecnologías. Otro, la democratización y el uso de la información. Y el último, el desarrollo de las tecnologías para el análisis de estos datos. ¡Necesitamos una entrevista para cada tema!”.

¿Por qué es tan importante trabajar por la propiedad intelectual de la información científica en el país?

“Porque como investigadores era común que llegaras a un territorio pidieras datos, los recolectaras y te los llevaras, pero esos datos no eran tuyos, en realidad lo que estabas haciendo era llevándote el conocimiento que habían generado otros. Entonces ahí hay una deuda histórica con esas comunidades a las que visitaron los investigadores y nunca regresaron para devolver esos datos. Esto sucede también a otra escala, por ejemplo, investigadores de países desarrollados colaboran con investigadores nacionales y finalmente ellos publican los artículos y escasamente ponen a los nacionales en los agradecimientos. Estas prácticas han cambiado, pero cuando uno trabaja con estos sistemas de datos, es consciente frente al tema y trabaja por la transparencia, la publicación y el crédito de quien genera la información y el conocimiento. Aún necesitamos lineamientos y políticas de datos e información más contundentes para que haya una tendencia más rápida del cambio”.

En el país, hasta el 2022, había (hay) más o menos 1.200 especies amenazadas, de las cuales 407 eran (son) animales, según WWF. ¿Cómo su equipo de trabajo con la investigación que hace sobre biodiversidad se suma a una campaña por la conservación de esas especies?

“Lo primero que hay que tener en cuenta es que aún no sabemos con exactitud cuantas especies amenazadas existen en Colombia. ¿Por qué? Porque hay registros para más de 75.000 especies en Colombia y cuando uno va a mirarlos, casi todos esos registros y casi toda la información que se encuentra al respecto es sobre los vertebrados, y si se miran los vertebrados, resulta que son las aves las que tienen la mejor información. Entonces, partiendo de eso, lo primero que dice la cifra es que necesitamos más investigación en el país sobre el estado de conservación de todas las especies. A medida que avanza la investigación de otros grupos de especies, esa cifra de especies amenazadas va a seguir incrementando en números, pero es porque se va a ir incrementando el conocimiento sobre la amenaza de las especies.

No es que más especies estén siendo amenazadas, sino que vamos sabiendo que están amenazadas porque antes podríamos no saberlo, entonces lo primero que nos dicen esas cifras es que hay que seguir estudiando para saber cómo están realmente las poblaciones. Nuestro equipo de trabajo pone a disposición toda la información sobre biodiversidad que puede ayudar a conocer mejor el estado de amenaza de las especies y a guiar las medidas de manejo y conservación que se puedan implementar”.

¿Cómo puede la comunidad colombiana en general usar la información que desde el Humboldt se está ofreciendo, para sumarse a la conservación del planeta y de las especies que en él habitan?

“Lo primero es que las personas deben ser más conscientes del estado en el que está la biodiversidad en sus regiones, y generar una apropiación de esa biodiversidad que los rodea. Si podemos estar atentos a la fluctuación del precio del dólar, o a la tasa de desempleo, o a la predicción del clima, ¿por qué no estar más conscientes de con cuáles y cuántas especies convivo, y como es el estado de salud de los ecosistemas que nos proveen agua, aire y suelos saludables? Para esto, el Instituto Humboldt tiene disponible las consultas geográficas mediante BioTablero, en donde podrán buscar su departamento y conocer sobre el estado de la biodiversidad. Por otro lado, el SiB Colombia tiene información en donde pueden explorar la riqueza de especies de Colombia y sus regiones. Finalmente, está el Catálogo de la Biodiversiad de Colombia y los atlas de biodiversidad que produce BioModelos, recursos todos que nos dan a conocer características de distribución y conservación de diferentes especies. Cuidar la biodiversidad es un tema de todos, es como cuidar el agua y eso a veces se nos olvida, especialmente en las grandes ciudades donde estamos tan desconectados de la gran riqueza natural de este país”.

Recientemente se celebró la Cumbre Amazónica, en la cual los gobiernos panamericanos se trazaron una serie de objetivos que deberán cumplirse antes del 2025. Este tipo de encuentros, por ejemplo, representa algún desafío para los centros de investigación colombianos. ¿Cuáles? O, ¿cómo se suman ustedes a esos pactos que terminan siendo tan importantes para la región?

“Claro que representan un desafío porque somos los centros de investigación los que debemos liderar la gestión del conocimiento para poder guiar las mejores alternativas para implementar los acuerdos. En el acuerdo mundial por la biodiversidad de las Naciones Unidas: Marco Mundial Kunming-Montreal de la Diversidad Biológica, uno de los 23 objetivos, está dedicado a la generación y acceso al conocimiento necesario para implementar el acuerdo, resaltando la importancia de contar con información relevante para cumplir y hacer seguimiento a los objetivos. Para poder gestionar el conocimiento se necesitan tres cosas: uno, tiempo; dos, recursos humanos y técnicos; tres, dinero.

Tiempo para poner en marcha los programas de investigación que se requieran, y para establecer los procesos participativos que garantizan una co-construcción del conocimiento. Recursos porque se necesitan personas capacitadas, con posgrados o con mucha experiencia y temas muy diversos, desde ecología, pasando por temas sociales, económicos hasta de desarrollo tecnológico. Formar experiencia y conocimientos en estos temas no es fácil, así que encontrar el personal necesario es muchas veces complicado.

El tiempo y los recursos necesarios muchas veces superan los años que se pactan en estos acuerdos. Dinero: los presupuesto necesarios para mantener los centros de investigación superan la inversión que se hace en ellos, así que conseguir el dinero es un reto que recae muchas veces en los investigadores, teniendo que ir a competir por recursos para llevar a cabo las investigaciones necesarias. Entonces, aunque creo que estos acuerdos multilaterales son necesarios para coordinar las acciones entre países, exigen que la investigación aplicada responda de manera inmediata, lo que muchas veces va en contravía con la mentalidad científica en la búsqueda del método y la respuesta perfecta, y ponen a prueba una ciencia que debe responder con lo mejor que tenga a la mano para atender la crisis planetaria”.

¿El papel de la mujer colombiana en la ciencia ha cambiado? ¿En qué sentido lo ha hecho?

“Sí, definitivamente ha cambiado, en número y en consciencia, las mujeres ocupan más cargos de liderazgo en carreras científicas que antes, aunque todavía falta mucho para lograr la equidad. También cada vez son más las mujeres que en su labor científica se destacan en el exterior.

Las mujeres somos más conscientes de la discriminación y de las maneras en las que esto sucede, hemos aprendido que si no se nos escucha no es porque necesitemos hablar más fuerte, o expresar las ideas de manera más clara o encontrar un momento más apropiado para decirlas, sino porque somos mujeres y algunos no nos escuchan, entonces hemos aprendido a no sentirnos mal con nosotras mismas, sino a trabajar por condiciones diferenciales que nos lleven a la equidad que buscamos.

La sociedad en general es más consciente del problema y poco a poco, no al ritmo que quisiéramos, pero de manera constante, las oportunidades para las mujeres se han incrementado, las becas para estudios de posgrado, para investigaciones, para intercambio, y cada vez son más los espacios para discutir estos temas y para que las futuras científicas conozcan los retos y las satisfacciones que esta labor trae. Un dato puede decir mucho, en más de 80 años de existencia de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, solo hasta el año pasado una mujer asumió su presidencia”.

¿Qué representa para ti el cargo que ocupas? ¿Y qué crees que representa para las mujeres que sueñan con dedicarse a la ciencia de manera profesional?

“Un gran reto y una gran responsabilidad, es un reto porque, especialmente en el campo de ciencia de datos y de la informática, de la biodiversidad, han sido los hombres los que han dominado, es un campo relativamente nuevo en las ciencias en Colombia y esto hace que sea más difícil justificar su importancia y que las personas crean en que los sistemas de información y monitoreo sobre biodiversidad son realmente útiles.

Las mujeres somos más dadas a tener un tipo de investigación más colaborativa, ha establecer procesos más participativos y empáticos, esto implica una gran responsabilidad como jefe, buscar no solo tener personas a cargo, sino formar un equipo de trabajo, y este es otro reto.

Pero estos retos, los disfruto y los asumo con responsabilidad, y esto lo uno a la siguiente pregunta: espero que las mujeres que sueñan con dedicarse a la ciencia para la gestión de la biodiversidad, vean en mí un ejemplo de que es posible. Que no piensen que porque te dedicaste a esto entonces tiraste a la caneca otros sueños que también puedes tener como mujer, como puede ser tener hijos, un esposo, una familia, una casa bonita con perro... a veces las mujeres que quieren ser científicas piensan que es lo uno o lo otro, y no tiene por qué ser así. No es fácil, pero se puede.

Tengo la gran responsabilidad de llevar la generación y acceso a la información sobre biodiversidad a otro nivel, de más cantidad, de mejor calidad, de mayor pertinencia, y aspiro a que nuestro país sea, aún más, un referente global en cómo llevar la información sobre biodiversidad a todos sus ciudadanos. Mi reto es que los colombianos sientan que cuentan con un sistema de información sobre biodiversidad que los representa y que genera la mejor información para cuidar la naturaleza y los servicios de los que tanto dependemos”.

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