La gente vio cómo sus casas se desvanecían ante el peso y el calor de la lava. Pudieron oler, de cerca, el azufre y sentir en sus pieles descubiertas las cenizas aún ardientes. Escucharon la madera traquear y romperse y no tuvieron más remedio que dejar atrás todo lo que por años habían construido. No hubo dios, humano o fuerza que pudiera detener las lenguas del volcán que se arrastraban, rápidas, por las montañas de la isla, y no hubo más remedio que alejarse.
Pasaron 85 días antes de que parara la erupción del volcán Cumbre Vieja en la isla canaria La Palma. Fueron 1.345 casas que desaparecieron bajo la lava y 7.000 personas afectadas que tuvieron que abandonarlo todo. Pero no es la única historia de un volcán este año. A principios de este mes, el Semeru, en Indonesia, entró de nuevo en erupción en una actividad que se ha repetido desde diciembre de 2020 y que esta vez dejó columnas de cenizas de hasta dos kilómetros de altura, según el Centro de Vulcanología y Mitigación de Riesgos Geológicos de Indonesia. Ya lleva un saldo de unos 40 muertos y 2.000 personas evacuadas.
En el planeta hay a diario 20 volcanes en erupción activa. Puede que su actividad haya recién comenzado, o estar en ese estado desde hace días, semanas y hasta meses y años, pero, según el Smithsonian Institution, hasta el 19 de agosto se habían producido 68 erupciones en algún momento de 2021 y en algún lugar del planeta. Y de esos, 21 comenzaron este año y 50 estaban en estado de erupción continua, lo que indica que tenían erupciones en lapsos menores a tres meses.
Son muchos datos, muchas cifras y mucha lava y cenizas calientes pero, detrás de estos números hay una realidad indiscutible: que la Tierra está viva y que los volcanes son el mejor ejemplo de ello. No son una sorpresa, aunque lleguen sin avisar, y su actividad es esperada. El 2021 fue el mejor ejemplo de ello.
Unos años muy activos
El mismo instituto calcula que, teniendo en cuenta las cifras desde 1991, el año con más erupciones ha sido 2015, que tuvo 88, el que menos tuvo fue 1997 con 56 y este 2021 fueron más de 68. No es un número exagerado ni fuera de lo esperado, pero sí fue un año en el que los volcanes fueron protagonistas.
En febrero, por ejemplo, el más activo de toda Europa, el Etna, entró en actividad y desde entonces tuvo decenas de explosiones con columnas de humo de cientos de metros de altura. En marzo, el islandés Fagradalsfjall presentó una erupción pequeña posterior a más de 40.000 terremotos registrados en las semanas previas que llamó la atención porque las personas, curiosas, se acercaron a tomar videos y porque, además, se registró en imágenes un rayo que impactó en medio de la erupción.
Además, el 20 de mayo, cerca de la costa de Sicilia en Italia, el Stromboli se unió al Etna con erupciones y columnas de humo que llegaron a dos kilómetros sobre el nivel del mar. También en marzo el Sinabung de Indonesia entró en erupción y dejó como resultado nubes de gas de 5.000 metros de altura, y en mayo el Nyiragongo causó muertes y heridos en la República Democrática del Congo y el Pacaya en Guatemala se activó con cenizas. Por mencionar solo algunos.
Porque más del 80 % de la superficie terrestre, tanto por encima como por debajo del mar, es de origen volcánico, según el Servicio Geológico de los Estados Unidos, Usgs, y estas estructuras geológicas están presentes desde los inicios mismos de la vida en la Tierra. Se cree incluso que tuvieron que ver en este proceso.
Las erupciones no son cuestión de horas, pueden durar días, meses, años y hasta décadas y siglos: desde 1750, hay 101 volcanes que han tenido erupciones de una duración de más de cinco años, como el Yasur, en Vanuatu, que lleva 247 años en actividad constante aunque poco peligrosa.
Son fenómenos fascinantes que aunque son conocidos y entendidos, siguen sorprendiendo. El Cumbre Vieja, el más mediático de este año, ha sido protagonista de historias y de titulares, con seguimiento exclusivo y constante, pero, al final del día, se sabía que podía pasar. Y se sabía porque es un volcán y los volcanes pueden estar activos, dormidos, pero reactivarse después. Porque los volcanes no están muertos hasta que se declaren así, extintos (ver recuadros).
Entonces este fue un año de actividad, pero no fue uno de los más movidos. ¿Es posible prever cómo será 2022? Le contamos qué son los volcanes, cómo funcionan, por qué ya se conocen bien sus riesgos, y qué tener en cuenta para el próximo año
¿Qué son los volcanes?
El centro de la Tierra no es sólido por completo. En su núcleo tiene una capa externa líquida a altísimas temperaturas, entre los 4.400 y los 6.000 grados centígrados, y roca fundida llamada magma “que busca subir a la superficie a través de grietas y fisuras, formando los accidentes geográficos”, según la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres de Colombia. Ese calor busca por dónde subir, salir, creando tuberías o mangueras y cuando explota y por fin sale, a eso se le conoce como lava en medio de una erupción volcánica. Pero no solo salen piedras, también materiales líquidos y gaseosos como vapor de agua, dióxido de carbono, dióxido de azufre, cenizas y demás. En otras palabras, un volcán es una manifestación en superficie de un proceso interno de los planetas, porque no es exclusivo de la Tierra, y que además transporta materia y energía.
¿Qué significa que esté en actividad?
El movimiento en su interior es lo que se conoce como actividad. No es solo la salida de lava, sino también el flujo interno del magma, los gases que salen a la atmósfera, el flujo de calor, los sismos que lo acompañan, la deformación o el hinchamiento del edificio volcánico, entre otros, explica Modesto Portilla Gamboa, geólogo y profesor en Volcanología de la Universidad Nacional. La erupción es solo una manifestación que es externa y visible. Inactivo es cuando lleva quieto, sin ninguna manifestación, por mucho tiempo. Finalmente, cuando ya la alimentación interna del flujo de magma se cortó definitivamente y el magma presente en la cámara magmática se comienza a cristalizar hasta formar rocas ígneas, se considera que murió, entró en equilibrio termodinámico definitivo o que se extinguió. Los volcanes activos, entonces, no son solo los que tienen salida de lava y su actividad puede ser constante, tener múltiples erupciones grandes, alta mortalidad, emisiones significativas de gases, cenizas y lava, entre otros.
Peligros y ventajas de los volcanes
Existen desde muchísimo antes de los humanos y de la vida misma, y hay teorías que indican que tuvieron mucho que ver en los inicios de la vida. También hay registros de grandes extinciones a causa de procesos volcánicos que cambiaron tanto las condiciones atmosféricas que hicieron que muchas especies, que no pudieron adaptarse, desaparecieran. Son peligrosos, pero el peligro dependerá del tamaño del fenómeno y de sus poblaciones cercanas. Los hay pequeños que afectan a una o dos personas, casi siempre investigadores; los hay medianos con impacto regional, como el Nevado del Ruiz que arrasó con Armero y dejó 22.000 personas muertas; y los hay globales, que afectan incluso el clima del planeta, como el Tambora en Indonesia que en 1816 ocasionó el llamado Año sin verano porque todo permaneció frío y oscuro. Los gases que liberan son, además, peligrosos para la salud: óxido de azufre, ácido sulfúrico, mercurio, aluminio, plomo y demás. Aún así, más de 10 % de la población mundial vive cerca de ellos. ¿Por qué? Resulta que su tierra es la más fértil: una vez los materiales volcánicos se descomponen, los nutrientes son mayores. Además, sus productos se pueden utilizar para uso industrial: el azufre, por ejemplo, es materia prima para productos de belleza o medicinales, la piedra pómez es de origen volcánico y la lava triturada es material en la construcción de carreteras y edificios. Sin contar el desarrollo turístico que atraen.
Radiografía mundial y lo que viene en 2022
Entre 1800 y 2020 se registraron más de 600 erupciones según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, Noaa, y hasta el 28 de septiembre se estimaron este año 70 erupciones. Además, hay más de 1.500 volcanes activos en 81 países. Entre los océanos Índico y Pacífico se acumulan la mayoría de los activos, en el conocido como cinturón de fuego, y en Indonesia hay cinco en riesgo de entrar en erupción, cuatro en América del Sur, cuatro en América Central, cuatro bordeando a Filipinas y otros dos en Alaska. Explica Portilla que para los volcanes no existen los años; ellos continúan con su actividad y, por lo tanto, esta seguirá hasta que su sistema se equilibre o explote. “Continuarán siendo noticia los que recientemente se han activado: el de Fuego de Guatemala, el Fraga en Islandia, Cumbre Vieja, Unzen en Japón, el del Nevado del Ruiz y el Galeras en Colombia, Etna y el del Congo y otros de la cadena andina americana”.