Las cifras entregadas por la Seccional de la Fiscalía en Medellín son muy graves. Solo entre 2020 y 2023, en la ciudad se cometieron 885 delitos de explotación sexual contra niños, niñas y adolescentes. En lo que va de este año, con corte al 15 de marzo, iban ocho. A pesar de la alarmante cifra hay que decir que estos vienen bajando desde 2021, cuando ocurrieron 298 casos. El año pasado se presentaron 107, una disminución del 64% en dos años. También hay que decir que es tan complejo el panorama que se presume un alto subregistro en las denuncias.
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El delito sexual más recurrente es la pornografía en la que explotan a menores de edad. Según la Fiscalía, en el 2020, a pesar de la pandemia, ocurrieron 135 casos; al año siguiente fueron 164; en el 2022, 121; y el año pasado, 57. En los primeros meses de este año las autoridades registraron dos casos.
El segundo delito con más ocurrencia es la explotación sexual con fines comerciales de menores de edad. Allí, aunque los casos que han llegado a manos de las autoridades han mermado, no lo han hecho al mismo ritmo de los otros delitos: en 2020 fueron 88; en el 2021, 90; 76 en 2022 y 42 el año pasado. Este año van cinco. No obstante, hay que reiterar que el subregistro en estos delitos es importante porque las víctimas no tienen la información suficiente para denunciar, temen hacerlo o no pueden hablar con las autoridades.
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Para el delito de explotación sexual con fines comerciales, la Fiscalía hace una diferenciación para los casos que tienen algún agravante, por ejemplo, cuando la víctima es menor de 14 años o cuando el victimario es el miembro de algún grupo armado, es algún familiar o incluso si es un turista.
De acuerdo con esto, los turistas en Medellín son los responsables de uno de cada cinco casos de explotación sexual de niños y niñas en la ciudad, una proporción que también ha ido cayendo: en el 2020 fueron responsables del 40% de los casos mientras el año pasado cometieron uno de cada 20, es decir, el 5%. De manera que, si se tienen en cuenta solo las cifras del año pasado, los delitos sexuales contra menores de edad cometidos por turistas representaron el 5% del problema.
Sobre los delitos sexuales contra menores de edad cometidos por turistas hubo una propuesta de la que se ha hablado en las últimas semanas. Se trata de la legalidad de las viviendas de rentas cortas o Airbnb en Medellín, después de que el alcalde Federico Gutiérrez anunciara que pondría en cintura a los propietarios y arrendatarios de estas viviendas para prevenir la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes en la ciudad.
La propuesta de Gutiérrez se dio en el marco de la creación de la nueva secretaría de Turismo y después de que la Policía capturara a un par de extranjeros acusados de explotar sexualmente a menores de edad en estas residencias. La Alcaldía todavía no ha dado detalles sobre cómo se implementará esta vigilancia sobre los hospedajes de corto plazo, pues solo se sabe que estará a cargo de la Secretaría de Turismo que apenas se está estructurando. Por su parte, los comerciantes y agremiaciones del turismo han dicho que la reglamentación existente ya es clara en el sentido de prevenir que se comentan delitos sexuales contra menores de edad y que lo que se deben combatir son las residencias que se alquilan muchas veces por redes sociales o de manera informal que no cumplen con las normas. Esas residencias son, según las autoridades, poco más de 700.
En Medellín hay aproximadamente 3.500 apartamentos se alquilan con fines turísticos y esta es la modalidad más común de hospedaje. Según datos de la Cámara de Comercio, el 75% de los registros de turismo de la ciudad corresponden precisamente a viviendas (casas, apartamentos, fincas) de rentas cortas.
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Según la Asociación Colombiana de Prestadores de Servicios Turísticos por Medio de Plataformas Digitales (Asohost) si la administración distrital restringe el uso de viviendas para rentas cortas, la ciudad dejaría de recibir 110 millones de dólares al año por parte de los turistas.
Según las cifras de este gremio, tan solo en 2023 el alquiler de vivienda turística superó los 28,5 millones de dólares en ingresos de hospedaje en Medellín, con más de 926.563 noches de alojamiento.
