Ariel Lozano Gaitán, director de Investigaciones de Acueducto y Alcantarillado de la Superservicios, añadió que las pesquisas tomarían como punto de partida la situación que desató desde junio de 2023, cuando se trascendió que el vaso Altaír tenía su estabilidad comprometida y había incrementado la generación de lixiviados, según documentó posteriormente Corantioquia en una visita técnica.
Lea también: ¿Hay riesgo de colapso en el relleno sanitario La Pradera?
“Investigamos por qué la empresa no contó con un Plan de Emergencia y Contingencia en 2023, así como unos incumplimientos de la obligación de atender de manera adecuada las solicitudes y requerimientos efectuados por esta superintendencia”, dijo el funcionario, señalando la preocupación que hay desde ese ente por la suerte de la disposición de residuos tanto en Medellín como en varios municipios antioqueños.
Aunque desde hace más de cinco años Emvarias ya tenía conocimiento de que ampliar la capacidad de La Pradera era una tarea prioritaria, la más reciente crisis en ese relleno terminó saliendo a la luz pública a mediados del año pasado, cuando se conoció que la estabilidad del vaso Altaír estaba en juego.
Siga leyendo: ¿De dónde salieron los inodoros que regaron en las calles de Medellín?
Desde entonces, se conoció que el dique sur de dicho vaso se estaba deformando, en un lío al que se unían daños en las estructuras para el drenaje de los lixiviados.
En septiembre de ese mismo año, Corantioquia hizo público un informe en el que no solo confirmó esa inestabilidad, sino que alertó que uno de los pozos de extracción forzada ya había colapsado por el movimiento de los residuos.
No obstante, más allá de los problemas en Altaír, uno de los principales reparos que durante la alcaldía de Daniel Quintero se le formularon a Emvarias fue no haber adelantado los trabajos para la construcción de un nuevo vaso para ampliar el relleno, pese a tener presupuesto aprobado y hasta una licencia ambiental desde abril de 2022.
Lea más: Denuncian que alcaldía de Daniel Quintero ‘ferió’ el servicio de Emvarias a cambio de palcos y boletas en conciertos
En contraste, la empresa se volcó a varios proyectos problemáticos como un piloto de cargue lateral, cuestionado por la alta presión financiera en la que pondría a Emvarias.
El problema le estalló entonces en las manos a la administración entrante, que durante el empalme reveló que la vida útil del relleno expiraría entre marzo y abril.
EPM lanzó un plan de contingencia y efectuando varias adecuaciones logró extender la vida útil de Altaír. Los cálculos que por ahora maneja la empresa apuntan a que en 2025 la crisis se conjuraría cuando entre en servicio el nuevo vaso Piñuela.