Durante 2.940 días, los hitos y bordillos, elementos usados para segregar los carriles solo bus en Medellín, formaron parte de la infraestructura vial de la ciudad, en medio de constantes polémicas y accidentes. Pero tras cuatro años en los que no se les hizo el más mínimo mantenimiento, aumentando su peligrosidad en las vías, la Secretaría de Movilidad de Medellín decidió retirar los elementos separadores en los puntos donde ya eran un riesgo latente, principalmente para los motociclistas.
El secretario de Movilidad de Medellín, Mateo González, indicó que por la falta de mantenimiento de los últimos años a los bordillos en los carriles de Solo Bus, se decidió el retiro de estos en los principales corredores, como la calle Colombia, la 80, el sector del Centro Comercial Florida y en El Poblado, porque estos en mal estado pueden significar un riesgo extra para los conductores.
El retiro de estos elementos, algunos completamente destruidos y otros enterrados en el pavimento, se comenzó a realizar desde hace un par de semanas, por lo que en muchos corredores en los que se habían vuelto unos obstáculos para ser esquivados, ya conocidos por los conductores, hoy ya hasta se nota su ausencia, como ocurre en los tramos mencionados por el secretario.
Esto significa una marcha atrás en el proyecto de implementación de un carril exclusivo para los buses de Medellín, que en 2016 se vio como un proyecto ambicioso que pretendía la segregación de 83,6 kilómetros de corredores para este tipo de vehículos, de los cuales a 30,3 kilómetros se le instalaron inicialmente solo bordillos (separadores bajos) y unos meses después los hitos (palos) ante los accidentes que se registraron en estas vías desde las primeras horas de su implementación.
Inicio accidentado
Los primeros separadores se ubicaron en la calle 50 (Colombia) con la carrera 66, en las afueras del Éxito de Colombia el 18 de julio de 2016. Ese mismo día, a las 3:00 de la tarde, Efrén Valencia Muñoz, de 56 años, se encontró de sorpresa con estos nuevos elementos de la vía y no alcanzó a controlar su motocicleta, cayendo al pavimento. Su muerte se produjo porque en ese mismo instante un bus pasaba y lo arrolló, provocándole la muerte.
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Pese a esta muerte, continuó la instalación de los elementos en los corredores preferenciales en la calle 44 (San Juan), en la avenida 80, la calle 50 (Colombia), la carrera 73, la carrera 65, la calle 67 (Barranquilla), la carrera 52 (Carabobo), la avenida de Greiff, la avenida Ferrocarril, la avenida El Poblado y la calle 10.
Con la implementación de estos separadores, en su primer año se registraron seis muertes, todas de motociclistas, por lo que desde la Secretaría de Movilidad de Medellín, en ese momento liderada por Humberto Iglesias Gómez y cuyo alcalde era Federico Gutiérrez, iniciaron una campaña para que los conductores adquirieran conciencia de estos nuevos elementos viales y tuvieran precaución para evitar estos accidentes.
“La segregación del carril solo bus es un tema con el que continuaremos. Vamos a trabajar en varios componentes para que haya cultura ciudadana y los conductores tengan conciencia del respeto por las normas de tránsito”, manifestó Iglesias Gómez en agosto de 2017. Los corredores con más víctimas fueron los de la Universidad de Antioquia, con cuatro víctimas. El promedio de accidentes en los puntos con bordillos e hitos superaban los 20 casos mensuales.
Completo abandono
Entre las discusiones cruzadas por sus beneficios y sus perjuicios, finalizó la primera alcaldía de Federico Gutiérrez, con todos estos elementos implementados, como parte de la transformación del transporte público de Medellín que debía continuar Daniel Quintero. Sin embargo, cuatro secretarios en propiedad y uno más encargado por tres meses no hicieron un ápice por seguir con estos corredores o siquiera hacerle mantenimiento.
De los hitos solo quedaron sus bases y tornillos, que con el paso del tiempo también fueron arrancados por los vehículos y algunos vándalos; los bordillos quedaron enterrados en el pavimento caliente, si es que no los arrancaban los vehículos o las comunidades molestas de ver caer motociclistas todos los días, tal como sucedió en la calle 44 (San Juan) con la carrera 90, en el barrio La América.
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Cuando los secretarios de la administración Quintero eran consultados sobre el mantenimiento o la continuidad de esta estrategia, aseguraban que tenían partidas presupuestales para intervenirlos, sin que esto nunca ocurriera, hasta que estos corredores acabaron como en la actualidad, unos elementos que ni segregaban las rutas exclusivas de los buses ni eran seguros para los actores viales.
¿Los quitarán del todo?
De acuerdo con el secretario González, esto no significa que se vayan a acabar estos corredores, puesto que se dejarán algunos instalados, principalmente en tramos como la avenida Guayabal, donde incluso se han convertido en carriles preferenciales, teniendo en cuenta la amplitud de esta vía. “Hay que evaluar todos los que están aún puestos”, explicó.
Para las agremiaciones de buses, esto deja en vilo el futuro de la estrategia de la transformación del transporte público, puesto que además de estos corredores, los paraderos están deteriorados, aunque con promesa de ser reparados; la tecnología que se iba a utilizar para controlar los vehículos se quedó retrasada en el tiempo y se requerirían nuevas inversiones para ponerla al día.
Juan Gonzalo Merino, presidente de la Asociación de Transportadores del Valle de Aburrá (Asotransvaa), manifestó que “hemos escuchado que la idea es fortalecer el transporte público como eje estructural de la ciudad con estos corredores preferenciales. Sin embargo, somos conscientes que eso tiene un costo muy elevado y es necesario hacer un gran trabajo en el tema cultural”.
Con el retiro de estos elementos quedaron perdidos los 7.740 millones de pesos que se invirtieron en la implementación de los elementos para estos carriles preferenciales, teniendo en cuenta que si se quieren volver a instalar se requeriría una nueva inversión millonaria, puesto que prácticamente tocará volver a empezar de cero.