Faltando menos de cuatro meses para el inicio de las obras del metro ligero de la 80, la apuesta de movilidad más ambiciosa desde la construcción de la línea A hace más de tres décadas, empezaron a salir a flote múltiples líos que amenazan con dejar al proyecto en un callejón sin salida.
Además del gigantesco desfase financiero que enfrenta la obra y que obligará al gobierno distrital a conseguirse más de medio billón de pesos que no se cubrió cuando se logró el cierre financiero, durante las últimas semanas se conoció que el proyecto también arrastra importantes retrasos en su gestión predial y tampoco contempló en su estructuración la financiación de una serie de intercambios viales que costarán más de $665.000 millones.
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Si bien desde el Metro se insiste en que el cronograma no está en riesgo y que los trabajos comenzarán en los tiempos presupuestados, todavía no es claro cómo hará la ciudad para conseguir los recursos pendientes y ponerse al día en la compra de predios, que desde hace más de tres años ha sido precisamente uno de los componentes más cuestionados del proyecto.
Las cuentas que no dan
El más reciente diagnóstico del proyecto fue destapado el pasado viernes por el nuevo secretario de Hacienda de Medellín, Orlando de Jesús Uribe Villa, quien durante una sesión en el Concejo reveló los líos financieros más gruesos que arrastra la obra.
Dentro de la lista de problemas, Uribe señaló que uno de los más importantes es el desfase financiero que arrastra la futura línea, que por cuenta de la inflación hoy se traduce en un hueco de por lo menos medio billón de pesos y que tendrá que ser asumido por Medellín, ya que no fue contemplado cuando se firmó el convenio de cofinanciación entre la Nación y el Distrito.
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Según advirtió el funcionario, aunque en el papel el Gobierno Nacional se comprometió a poner el 70% de la plata de la obra y Medellín el 30% restante, esa proporción terminaría inclinándose en contra del gobierno local.
“Cuando se suscribió el convenio del metro de la 80 se hizo un acuerdo por ley de metros, de 70% de financiación de la Nación y el 30% del Distrito, a través de las vigencias futuras. Sin embargo, y esto definitivamente fue un grave error, no se tuvo en cuenta que estos recursos, este 30%, deberían por condiciones macroeconómicas ser indexados, ahí se presenta un déficit de $510.000 millones”, alertó el secretario.
“En principio son $510.000 millones, pero hay que seguir indexando, o sea que esto sigue teniendo un nivel de profundización mucho más amplio dentro de los tiempos que se vienen y de acuerdo con las condiciones macroeconómicas. Yo creo que este hueco puede ser más profundo”, añadió Uribe, advirtiendo que para que la obra no se frene y se termine convirtiendo en un elefante blanco, Medellín tendrá que hurgar en su bolsillo para cubrir ese hueco y comprometer recursos que en otras condiciones se podrían haber destinado a inversión social.
Tal como lo registró este diario en abril pasado, pocas semanas antes de la firma del acta del inicio, ese déficit ya se preveía también con base en la variación de algunos indicadores económicos que se vieron afectados durante la pandemia, como el Índice de Precios al Consumidor (IPC) que si bien se tenía contemplado en un valor cercano al 3,72% luego terminó pasando a 13,12% en 2022.
De igual forma, el incremento en divisas como el dólar y el euro, así como el alza de precios de las materias primas, comenzaron a estrechar los márgenes financieros.
En este último componente, cabe recordar, fue alertado por expertos del sector constructivo desde agosto de 2022, antes de que se adjudicara el contrato. En aquel entonces, el encarecimiento en materiales como el acero, el cobre y general la tecnología fueron señalados como razón suficiente para que la obra ajustara su financiación.
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Además de este descuadre, el secretario Uribe alertó de otro cabo suelto que tampoco fue contemplado en el gobierno pasado. Se trata de los intercambios viales necesarios para garantizar la continuidad de la línea y que no quedaron contemplados en el convenio de cofinanciación, ni en el marco fiscal de mediano plazo del Distrito.
Dichos desarrollos comprenden un puente elevado en la carrera 69 con la calle 63, un soterrado en la carrera 70 a la altura de la calle 1 sur, un soterrado nuevo en el intercambio vial de la calle Colombia, una ampliación de una sección de la avenida 80 a la altura del intercambio vial de San Juan, una intersección semaforizada en el intercambio vial de la avenida 33 y la intervención de dos puentes sobre la quebrada La Guayabala, en La Mota.
“Estos intercambios deben ser asumidos por el Distrito para poder tener a plena marcha el corredor de las 80. Tiene entonces el Distrito que disponer de $665.000 millones en principio, sin tener a hoy la factibilidad del proyecto, en términos de vigencias actuales, lo que puede ser mucho más de lo que hoy se está planteando”, dijo el secretario de Hacienda. “Esto es un hueco grande”, enfatizó Uribe.
Rezagos en la gestión predial
Aunque a nivel presupuestal estos dos componentes son los que más preocupan a la Alcaldía de Medellín, otro factor que se suma a la adversa ecuación tiene que ver con el retraso en otros componentes del proyecto, principalmente relacionados con la gestión predial y los diseños.
Pese a pasar de agache la mayor parte del año pasado, estos retrasos comenzaron a salir a flote en diciembre de 2023, justo en medio de la disputa que se desató en el Metro por la posible remoción del gerente Tomás Elejalde.
Y es que el mes pasado, pese a que los reflectores públicos se posaron principalmente en los choques que hubo entre el exgobernador Aníbal Gaviria y el gobierno distrital, entonces en cabeza del exsecretario de Hacienda Óscar de Jesús Hurtado por una cruzada impulsada por este último para remover a Elejalde, uno de los puntos álgidos que se abordaron en la última sesión de la junta directiva fueron los retrasos en la gestión predial.
Esta última tarea, cabe recordar, fue dejada en manos de la Empresa de Desarrollo Urbano (EDU), una de las entidades que durante el cuatrienio anterior también estuvo en el centro de múltiples denuncias por presuntos malos manejos administrativos y movidas internas que estarían direccionadas a favorecer intereses políticos.
De acuerdo con las cifras entregadas por el Metro de Medellín, si bien para enero de este año se tenía una expectativa de que la gestión predial ya hubiera avanzado en un 92%, dicho proceso apenas va en el 32%.
“El proyecto en las mediciones va variando este porcentaje programado versus lo ejecutado. Efectivamente al día de hoy llevamos aproximadamente 613 ofertas realizadas y notificadas. Inicialmente teníamos una expectativa de tener 1.200 aproximadamente para la fecha”, informó Reinaldo Herrera, líder de infraestructura del Metro al ser consultado por el tema.
Aunque este avance ha generado preocupación en la Alcaldía de cara al cronograma, que estipula que en abril deben empezar las obras físicas, el Metro sostuvo que ese indicador no pondría en riesgo los tiempos del proyecto.
“El proyecto requiere de un área de casi 800.000 metros cuadrados para su desarrollo, de los cuales hoy tenemos aproximadamente 650.000 metros cuadrados disponibles. La mayor parte del área está disponible en espacio público, en vías, recordando que el proyecto va en el separador central de la avenida 80”, aseveró Herrera.
De acuerdo con el portavoz de la empresa de transporte masivo, dado que los predios requeridos serán usados principalmente para los urbanismos que estarán en los costados del corredor, y también para los patio talleres, las obras podrían enfocarse inicialmente en las zonas que ya están disponibles y así evitar un retraso.
Por otra parte, al ser consultado también por el tema, Herrera sostuvo que el proceso de diseño tendría una desviación de aproximadamente el 4%, considerando que la misma tampoco pondría en riesgo el cronograma.
“El cronograma del contrato en el que se establecen los tiempos de diseño y de obra actualmente tiene una desviación del 4%. Eso se puede traducir en diferentes actividades, que cada una tendrá su medición”, expresó Herrera, insistiendo en que para el Metro aún sería muy pronto para hablar de rezagos en la ejecución del contrato.
Para conocer el diagnóstico que se levantó durante el proceso de empalme y preguntar si hay un plan en el horizonte para recuperar al proyecto de sus dificultades, EL COLOMBIANO consultó con la Secretaría de Infraestructura de Medellín y con la Empresa de Desarrollo Urbano (EDU).
Desde la primera entidad, se señaló que se estaría a la espera de información sobre el tema durante los próximos días, por lo que hasta el momento de la publicación de este artículo no se obtuvo respuesta.
Este viernes se espera que el tema sea discutido en el Concejo de Medellín.
