x

Pico y Placa Medellín

viernes

0 y 6 

0 y 6

Pico y Placa Medellín

jueves

1 y 7 

1 y 7

Pico y Placa Medellín

miercoles

5 y 9 

5 y 9

Pico y Placa Medellín

martes

2 y 8  

2 y 8

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

3 y 4  

3 y 4

language COL arrow_drop_down

¿La Feria de las Flores del pueblo? El 90% de los eventos los organizan privados

Aunque esta Feria se acercó a los barrios no le alcanza para ser del pueblo ni la más popular, como dice el alcalde Quintero.

  • Este año, por ejemplo, el tradicional Desfile de Silleteros no tendrá palcos gratuitos para el público. FOTO: MANUEL SALDARRIAGA
    Este año, por ejemplo, el tradicional Desfile de Silleteros no tendrá palcos gratuitos para el público. FOTO: MANUEL SALDARRIAGA
  • ¿La Feria de las Flores del pueblo? El 90% de los eventos los organizan privados
  • ¿La Feria de las Flores del pueblo? El 90% de los eventos los organizan privados
  • ¿La Feria de las Flores del pueblo? El 90% de los eventos los organizan privados
26 de julio de 2023
bookmark

Siendo candidato, Daniel Quintero se puso en sintonía con la ciudadanía que reclamaba casi al unísono lo que consideraban una privatización implacable de la Feria de las Flores en 2019.

Era un reclamo justificado pues, salvo los habituales escenarios para eventos públicos en la 70, Parque Norte, Plaza Gardel y un par de corregimientos, la programación de aquella Feria estuvo ampliamente dominada por espacios privados y palcos carísimos para ver el Desfile de Silleteros.

Dijo entonces el aspirante a la alcaldía que una vez en el cargo le devolvería el carácter público al principal evento cultural de la ciudad; descentralizando su programación y devolviendo el protagonismo a los barrios, a los corregimientos y a las expresiones populares que hicieron de la Feria un evento que realmente ponía a vibrar cada rincón de la ciudad durante una semana.

Ya siendo alcalde otro fue el cantar. Ante la presión ciudadana por la improvisación en la organización de la Feria, su desfinanciación por la supuesta falta de plata y la cancelación de eventos tradicionales y conciertos, Quintero encontró trinchera en una narrativa que ha intentado vender desde hace un par de semanas: que esta será “la Feria del pueblo, en los barrios y comunas”, una feria popular como nunca se ha visto.

El problema es que esa afirmación no resiste una revisión juiciosa a la programación de este año ni un contraste con ediciones anteriores de la Feria. Es más, la propia Alcaldía en respuesta a EL COLOMBIANO reconoció que el 90% de la programación de esta Feria está “compuesta por actividades de empresas privadas que cumplen con los requisitos” y el 10% restante por eventos públicos organizados por el Distrito, es una cifra similar a las que arrojaron las programaciones de la Feria en la última década. Ahí ya va perdiendo peso la afirmación del alcalde, pero hay que ver los eventos en detalle.

Mejora pero no le alcanza

Si se agrupan los eventos de esta Feria parar armar una lista que defina cuáles tienen mayor participación, el primer lugar lo ocuparían las actividades que tienen como foco a Santa Elena (toures a fincas silleteras, fiestas, eventos privados culturales y de entretenimiento); le siguen las actividades en centros comerciales y negocios privados y el tercer lugar se lo pelean los conciertos pagos y los escenarios para eventos masivos gratuitos, con las habituales tarimas en sitios como la 70, el Aeroparque, Parque Norte y el Carlos Vieco. Es decir, la conformación de esta no dista mucho de otras programaciones en cuanto a oferta a públicos populares.

Eso sí, si lo que el alcalde quiere es comparar esta con la edición 2019, la última de la administración de Federico Gutiérrez, sí puede llevarse un punto a su favor. Además de las mencionadas tarimas que tendrán conciertos vallenatos, de música parrandera, de ritmos colombianos y demás, este año se incluyeron eventos especiales en Castilla (fiestas de la comuna), Villa Hermosa (parada cultural), Manrique (Festival de Salsa y fondas de la JAC), Enciso (Porrovía) y Doce de Octubre (Festival de la Bandeja Paisa).

En contraste, aquella edición de 2019 prácticamente no volteó a ver los barrios salvo por algunos eventos en Manrique y las fiestas de aniversario del barrio Boyacá las Brisas.

Pero de ahí a decir que esta es la edición que recuperó la Feria para los barrios y los sectores populares hay mucho trecho.

Golpes al espíritu popular

En 2008, por ejemplo, una de las ediciones mejor calificadas en los últimos 20 años, la Feria incluyó eventos especiales en cada una de las comunas y los cinco corregimientos, acogiendo las periferias como Villa Guadalupe, la Ladera y la Milagrosa.

Eran los tiempos de los grandes tablados con artistas de talla internacional en los sectores más populares de la ciudad, cuando la fiesta llegaba a las 16 comunas con ferias de salud y agenda deportiva y cultural que convivían durante una semana con sanalejos, bazares y otros eventos.

Con los años la decisión de centralizar los eventos de la Feria y cortar la participación activa de los barrios se hizo más evidente. Según señala Pedro Pablo Cárdenas, gestor cultural de la comuna Castilla –una de las que más sufrió este cambio–, el caballito de batalla de los alcaldes para sacar la Feria de los barrios fueron los problemas de convivencia y la inseguridad que se hicieron comunes en algunos eventos, lo que para el gestor cultural es una verdad a medias.

En la mencionada edición de 2008, con tablados gigantes en las comunas, la administración de Alonso Salazar no reportó muertes ni accidentes relacionadas a espacios de Feria de Flores.

Algunos gestores y líderes barriales coinciden en que esta fue una coartada para privatizar paulatinamente la agenda obligando a las familias a incurrir en gastos extras para poder acceder a los espacios de la Feria.

Pero la centralización de la Feria en detrimento de las comunas no fue el único hecho que le restó carácter popular. Hubo otras decisiones que marcaron puntos de quiebre, como la transformación de Arrieros, Mulas y Fondas que hasta la alcaldía de Sergio Fajardo convocaba cada año a representantes de los 125 municipios y que por decisión suya pasaron a establecerse en la Avenida del Río y de ahí empezó a dar tumbos hasta extinguirse tal como se conoció.

También en la administración Fajardo nacieron los palcos pagos para espectadores en el desfile de silleteros que acabaron, en buena medida, con la tradición de madrugar el día de cierre de Feria para desplazarse desde los barrios hasta los puntos claves del recorrido. En adelante los mejores lugares para disfrutar de los silleteros les correspondió a las empresas y personas que pagaran por ello.

En 2009, acceder a un palco implicaba aguantarse una fila de horas para comprar boletas en la Terminal del Norte o Unicentro. Diez años después, ese lujo llegó a costar $108.000 por persona. Para una familia clase media de cuatro personas, sumando pasajes y comida, se convirtió en un parche de $500.000, más del 60% del salario mínimo de ese entonces.

Quintero, en conclusión, no cumplió con su promesa de devolverle el carácter público a la Feria porque nunca realizó ningún cambio audaz de fondo. Lo más cercano que atinó a hacer fue poner el año pasado a disposición de la ciudadanía 12.000 boletas para palcos que, de manera insólita, se agotaron en cinco minutos dejando a miles viendo un chispero.

Solo basta con repasar el ambiente en redes y en las calles de los medellinenses en vísperas de la Feria para concluir que esta sigue siendo, por ahora, una fiesta principalmente para turistas.

El empleo que buscas
está a un clic
Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD