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Alta tensión sacude los debates de los candidatos a la Alcaldía de Medellín

Hay candidatos a la Alcaldía que están llegando con micrófonos ocultos para entrampar a sus contradictores. Upegui y Corredor tienen los taches arriba y son los más cuestionados en redes sociales por estos actos.

  • En la universidad CES, Felipe Vélez y Albert Corredor protagonizaron fuertes choques. FOTO: CORTESÍA
    En la universidad CES, Felipe Vélez y Albert Corredor protagonizaron fuertes choques. FOTO: CORTESÍA
  • Alta tensión sacude los debates de los candidatos a la Alcaldía de Medellín
30 de septiembre de 2023
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A las 7 de la mañana del jueves ya había una fila enorme para entrar al auditorio Fundadores de la Universidad Eafit, donde iba a suceder otro debate de candidatos a la Alcaldía de Medellín, pero a las 10 de la mañana. Con tres horas de antelación, ciudadanos preocupados por la democracia se preguntaban en esa fila: “¿Y a vos ya te pagaron?”. Hablaban del pago por estar ahí filados, expectantes, para luego hacer barra estrepitosa. Ninguno se atrevió a decir para cuál campaña venía, pero luego fue evidente la aparición de tres hinchadas: de Juan Carlos Upegui, de Albert Corredor y de Federico Gutiérrez.

Esos tres candidatos tuvieron sus vítores a la hora de atravesar la plazoleta que está al frente del bloque 18 de Eafit, y el último en llegar fue Gutiérrez, quien esa mañana se había enterado de que —supuestamente— están pagando 2.500 millones de pesos porque lo maten. La noticia la había dado el director del programa 6 am de Caracol Radio, Gustavo Gómez, ese mismo día a las 6:10 de la mañana, argumentando fuentes de gran fiabilidad e importancia.

El anuncio devino en reacciones de todo tipo, algunos recordaron cómo hace más de 4 años, durante su alcaldía, Gutiérrez exponía supuestos planes para matarlo, y el alcalde Daniel Quintero se montó en el mismo tren y con tono burlón trinó: “La información del supuesto atentado a Fico proviene de su propia campaña”. Como si se tratara de un ciudadano común, sin la responsabilidad de cuidarlos a todos y de velar porque la democracia se viva en paz, Quintero hizo chiste de una denuncia periodística y luego expuso el esquema de seguridad de Gutiérrez.

Hacía un sol pleno en Eafit y un muchacho bastante joven, con cara de aún tener tarjeta de identidad, decía: “Voy con Upegui porque no quiero más Fico-Uribismo”. Habló así, del Fico-Uribismo, un epíteto que ha usado el mismo alcalde de Medellín y su candidato Juan Carlos Upegui, un apelativo que sale de las bodegas de Twitter y que se inventaron en estos cuatro años en La Alpujarra. Por otro lado estaban los barristas de Albert Corredor, algunos más viejos, más entrados en años, no respondían si eran contratistas de la Secretaría de Educación, empleados o estudiantes del Censa —institución educativa de la familia de Corredor—. En el caso de Federico Gutiérrez también había una barra evidente de estudiantes de Eafit.

Ese jueves en la mañana puede resumir la campaña más sucia: barras y peleas entre los candidatos. Primero Albert Corredor atacó a Federico Gutiérrez por lo bajo, con voz queda, pero con un micrófono oculto —parece que esta es la campaña de los micrófonos y las cámaras ocultas, de la estrategia virtual del desprestigio infundado—, le dijo que durante su Alcaldía había negociado con bandidos: “Esos sí fueron bandidos con los que vos negociaste. Usted ya gobernó y negoció con los bandidos. De eso sí hay pruebas”, a lo que Gutiérrez respondió: “Yo no negocié con nadie. Sos un bandido vos (...) solapado”.

Quienes estaban conectados a la señal de transmisión de Eafit y el periódico El Espectador alcanzaban a escuchar el cuchicheo, el alegato que tenían Corredor y Gutiérrez. Incluso un candidato dijo luego fuera de grabación: “Todas las dos horas estuvieron hablando bajito, como jugadores de fútbol en un tiro de esquina”. Todo se supo con exactitud cuando desde la campaña de Corredor divulgaron el video con ese audio prístino de las producciones calculadas. La estrategia era una: hacer caer a Gutiérrez para restarle popularidad, pero esa trampa no resultó.

Minutos más tarde, Juan Carlos Upegui dijo a micrófono abierto en el debate, después de que los moderadores pidieran mesura: “Yo quiero hacer una alerta. Hay una persona allí de gafas, seguramente está perfilando a las personas de mi campaña, los está grabando, pregunto si es porque les van a hacer falsos positivos. Ese señor de gafas está persiguiendo a mi campaña, los está grabando, pido garantías acá en este debate, ese señor de gafas está persiguiendo a mi campaña”.

El video de Upegui desencajado se hizo viral en redes sociales, más en tono de burla que otra cosa, pues señaló la zona donde estaban ubicadas las cámaras de prensa y donde la persona que trabaja con videos en la campaña de Gutiérrez grababa a un hombre que estaba atacando verbalmente a Paula Palacio, quien fue secretaria de Infraestructura en la alcaldía de Gutiérrez.

Fue en ese momento cuando Upegui habló de los perfilamientos, entonces apareció en escena el exsecretario de Juventud de Medellín, Santiago Bedoya, el más fervoroso de los seguidores del candidato de Independientes, un hombre que ataca como puede desde las redes sociales, y se enfrentó a un estudiante de Eafit que estaba en logística y se puso ante la cámara y dijo: “Grábenme, por este lado, por este otro perfil”; minutos después publicó en X: “¿Por qué el equipo de comunicaciones de @FicoGutierrez graba y fotografía a los miembros de nuestra campaña constantemente?”.

Esos ataques de los guardaespaldas de Fico en todas las encuestas —Upegui y Corredor están de segundo y tercero en todas las mediciones, a casi 50 puntos de Gutiérrez— tocaron en el debate de Eafit al candidato del Polo Democrático, Carlos Ballesteros, quien le respondió a Upegui: “Yo soy abogado. No conozco una sola decisión judicial en contra de Federico Gutiérrez, a quien usted viene diciendo que es delincuente. Yo hago la siguiente precisión: Federico Gutiérrez y yo somos polos opuestos políticamente, pero como persona lo respeto profundamente como a todos ustedes”.

A lo que se refería Ballesteros es que Gutiérrez nunca ha sido investigado ni tiene ningún proceso en su contra por tener alianzas con delincuentes, como lo ha dicho el alcalde Daniel Quintero y su candidato Upegui; este último incluso aseguró en el debate que Gustavo Villegas, exsecretario de Seguridad de Fico, fue condenado por alianza con criminales, sin embargo, su condena vino de un acuerdo con la Fiscalía en el que se le dieron casi dos años de cárcel por omisión de denuncia.

La situación está tan difícil en los debates que varios candidatos están pensando seriamente no volver a participar en ninguno. Y es que la campaña sucia de las calles, con vallas mentirosas, violencia a la publicidad de los contrincantes y hasta insultos está llegando a las tarimas. La ambición por llegar al piso 12 de La Alpujarra parece incontenible y los métodos parecen cada vez más desesperados. ¿Señalar de falsos positivos? ¿Llevar un micrófono escondido a plena tarima? Como en la guerra de guerrillas, hay una combinación de todas las formas de lucha.

Antes del debate de Eafit ya había sucedido otro encontronazo, y fue en la Universidad CES, donde también abrieron las puertas a las barras bravas, que gritaban con ataques y también con aleluyas a los suyos. El problema fue que mientras se subían a la tarima, hubo una pelea entre Felipe Vélez y Albert Corredor; cuando el primero iba a atender una entrevista con el portal web Kienyke, aliado del debate, se encontró con el segundo y le dijo: “Esto acaso es trayendo barras”. Y este le contestó: “de malas, sáquelos”. Vélez le gritó en repetidas ocasiones: “corrupto, corrupto, corrupto”. Después Corredor, ya en la tarima, le dijo: “vaya pues sáquelos si es tan varón”. Vélez le respondió: “¿Cuánta plata les doy para sacarlos?”.

Y para sumar a toda esa pasarela de ataques, estrategias calculadas de desprestigio y hasta exposición de ciudadanos comunes, sucedió que en una entrega de volantes que hacía Juan Carlos Upegui en plena estación del metro —lugares donde está prohibido hacer estas campañas— junto a su novia Andrea Vahos llegó el aspirante al concejo David Toledo y le ofreció uno de sus volantes para que “aprendiera a respetar a Medellín”. Como quedó grabado, Upegui rechazó el papel a la vez que le decía a Toledo: “¡Corruptos, todos corruptos!”. En el medio de los dos se interpuso Vahos. Para zanjar el asunto Vahos le dijo a Toledo: “¿Le vas a pegar a una mujer?”, pese a que en el clip se ve que este se aleja.

Luego Andrea Vahos subió un video a las redes sociales, donde tiene centenares de seguidores, diciendo que en el forcejeo Toledo le había lastimado el brazo derecho, de lo cual mostró unas marcas, pero varios de quienes vieron este video le señalaron que quien estaba a su derecha era Upegui, por tanto, de allí habría venido las marcas de violencia. El video ya fue borrado.

Todavía falta un mes para que los medellinenses vayan a las urnas y el ambiente está caliente, la trampa parece imperar, no hay respeto por el contrincante, parece que más de uno sigue el consejo de Maquiavelo: el fin justifica los medios. Es decir, llegar a como dé lugar al poder.

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