En medio del inicio del cerramiento del Parque Lleras, que el alcalde Daniel Quintero celebró con bombos y platillos este martes, las trabajadoras sexuales que ocupan el sector manifestaron su descontento por lo que consideran una abierta discriminación, que además de no servir para mejorar la seguridad del sector, trasladará problemáticas a otras zonas.
Desde la medianoche del martes, el Lleras está cercado con 100 vallas y su acceso está controlado por seis puntos de ingreso. Tal como ocurrió con Plaza Botero, la Alcaldía decidió solucionar las problemáticas de seguridad, hurtos, explotación sexual y venta de estupefacientes ejerciendo la reserva del derecho de admisión de los ciudadanos en espacio público.
“Vamos a tener seguridad permanente, seis puntos de control que eliminan de tajo todas las modalidades delictivas que alguna vez se causaron en el Lleras, el mensaje a las familias es que vengan a visitar el Lleras”, aseguró Quintero.
Sin embargo, Valentina Lizcano, vocera de la fundación Un Segundo Camino, que acompaña a las trabajadoras sexuales en busca de condiciones dignas para ellas y sus familias, asevera que lo que hizo la administración distrital son “pañitos de agua tibia”. “Las trabajadoras sexuales que en este momento están en estos momentos en el Parque Lleras no lo hacen porque quieren, lo hacen porque necesitan llevar dinero a los hogares, entonces, la solución no es desplazarlas, la solución es darle una herramienta”, aseguró.
Lizcano asegura que en el Lleras ejercen el trabajo sexual cerca de 1.000 mujeres, 600 colombianas y 400 venezolanas, y señala que ante la exclusión de que serán objeto en el Lleras, terminarán ocupando el Parque de El Poblado y la 10. “La prostitución no se va a acabar porque cierren el Parque Lleras, la prostitución no se va a acabar porque derrumbes una calle”, manifestó.
Cuestionado por esta forma de exclusión y el poco impacto real que tiene el cerramiento del espacio público, el alcalde Quintero señaló que el mismo rechazo generó la medida en Plaza Botero donde –según él– 15 mujeres ejercían la prostitución y tras prohibirles su ingreso a la Plaza fueron incluidas en estrategias de la Alcaldía para ofrecerles empleo digno y estudio. Por cierto, causó indignación entre la ciudadanía que en su respuesta sobre las trabajadoras sexuales de Plaza Botero Quintero señalara que “lo daban hasta por 5.000 pesos”.
Dijo, además, que en Plaza Botero el cerco ha producido una disminución del 31% en hurtos a personas, de 38% en hurto a comercio, del 52% en hurto a celulares y del 30% en lesiones personales en los primeros cuatro meses del año frente al mismo periodo de 2022.
Estas cifras ya habían sido cuestionadas en medio de la comisión accidental que se realizó la semana pasada en el Concejo, pues concejales e integrantes de organizaciones y colectivos sociales señalan que es un fracaso a todas luces que los delitos no tengan una erradicación plena en un lugar completamente cercado y controlado por la Policía y funcionarios de la Alcaldía.