El fantasma del covid-19, cuyo impacto en la vida cotidiana es hoy un mal recuerdo, reaparece en titulares de prensa y alertas de las autoridades de salud en el mundo, pero ahora con el virus Nipah en India.
Es casi inevitable que rememore esos meses en los que el mundo se detuvo, pues este fin de semana se ordenó el cierre de los colegios públicos y la prohibición de reuniones en la zona sur del país.
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Según le dijo a este diario el médico epidemiólogo y salubrista, Luis Jorge Hernández, el virus Nipah actualmente “está muy localizado en esa parte de Asia, lo cual no significa que acá haya riesgo mínimo de que se expanda, pero hasta el momento ha afectado aldeas muy pobres en India”.
Los murciélagos y los cerdos, al parecer, son las especies en las que el virus se gestó por allá en el año 1998 y 1999 en Malasia y Singapur. Según la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA), es una enfermedad zoonótica –es decir, que puede transmitirse entre animales y seres humanos– y recibe el nombre Nipah porque fue el lugar de Malasia en donde se originó.
Al parecer, su origen se dio en las fincas porcicultoras de Malasia, en donde había variedad de árboles frutales que, a la postre, atrajeron murciélagos. Esta situación expuso a los cerdos –que eran criados para el consumo humano– a las secreciones y excreciones de los mamíferos voladores.
De hecho, en Bangladesh los informes de brotes sugieren que la transmisión se realizó a partir de los murciélagos por ingestión de la savia cruda de la palmera contaminada con su excremento (para los entendidos: lo que ocurrió en la película “Contagio” de 2011).
El epidemiólogo Hernández advierte que “es un virus de preocupación”, dado que “su tasa de letalidad se estima que varía entre el 40 % y el 75 % de los casos”. Aunque agrega que esa tasa puede variar según el brote y “de las capacidades para la vigilancia epidemiológica y la gestión clínica”.
Sus síntomas van desde fiebre, dolor de cabeza, vómito, tos, mareo, dolor de garganta, somnolencia, desorientación y confusión mental. Las personas contagiadas presentan inflamación del cerebro (encefalitis) y de las vías respiratorias.
El Nipah no tiene vacuna (Australia y Francia investigan el desarrollo de una), solo hay tratamiento para los síntomas y la Organización Mundial de la Salud lo tiene en su lista de 10 patógenos prioritarios debido al riesgo que representan por su potencial pandémico.
De hecho, el médico investigador Camilo Prieto señala que esos brotes epidémicos se deben a que fenómenos como el tráfico de fauna y la deforestación están favoreciendo el salto interespecie de virus de animales a humanos.
Con todo y el miedo sugestivo que genera el Nipah, lo cierto es que no hay una alerta internacional por el virus y que “históricamente los brotes de Nipah siempre han podido ser contenidos en país de origen”, como lo afirmó la epidemióloga Zulma Cucunubá.
Brotes anteriores del Nipah en Asia
El primer brote en 1998 dejó 100 muertos en Malasia y un millón de cerdos sacrificados para contener el virus. También se extendió en Singapur con 11 casos y un deceso entre trabajadores de mataderos que estuvieron en contacto con cerdos importados.
Según el epidemiólogo Carlos Trillos, el actual brote “es una situación que si bien está confinada a una región específica, podría mostrar un crecimiento en el número de casos y afectar otros lugares”, pero “no se presenta una situación que deba generar alarma en la población”.
Así mismo, indicó que “la trasmisión se da por contacto con fluidos corporales de animales infectados o personas enfermas”.
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