Si el anuncio, hace unas semanas de que Carlos III se sometería a un tratamiento por un problema “benigno” de próstata, ya fue inusual en la corona británica, siempre reservada con el estado de salud de sus monarcas, la noticia del cáncer que padece el rey fue un hecho sin precedentes en el Reino Unido.
“Su majestad ha decidido compartir su diagnóstico para evitar especulaciones y con la esperanza de que pueda ayudar a la comprensión pública de todos aquellos en todo el mundo afectados por el cáncer”, se lee en el comunicado que el Palacio de Buckingham, residencia del monarca inglés, publicó confirmando su enfermedad.
Aunque se desconoce qué tipo de cáncer le fue diagnosticado, se supo que por ahora no hay preocupación en la familia real, ya que afirman que la enfermedad será tratada a tiempo.
“El Rey agradece a su equipo médico la rápida intervención, que fue posible gracias a su reciente procedimiento hospitalario”, agregaron desde el Palacio de Buckingham.
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La sorpresiva apertura de la corona con la salud de sus monarcas no solo pasa por conocer el estado de salud del actual rey, pues en los últimos días también se ha hablado de la salud de otros integrantes de la realeza, lo que también deja en evidencia “la mala salud” por la que atraviesa la monarquía británica.
Kate y su hospitalización
Al tiempo que se conocía la intervención por la que iba a pasar el rey Carlos se confirmó que su nuera, la princesa de Gales, Kate Middleton, esposa del príncipe heredero del trono británico William, sería hospitalizada.
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La princesa, de 42 años, y una de las figuras más populares de la corona británica, fue ingresada el martes 16 de enero en la London Clinic por una misteriosa “cirugía abdominal” de la que se conocen pocos detalles. Antes del anuncio oficial del Palacio de Kensington, su residencia, medios británicos especularon que la hospitalización de la futura reina consorte tenía que ver con alguna complicación de salud relacionada con cáncer y que había sido internada de urgencia.
Sin embargo, el comunicado oficial terminó desmintiendo los rumores, pues en él se aclaró que la hospitalización e intervención estaba programada con anticipación. La princesa de Gales salió de la clínica el 29 de enero y no tendrá compromisos oficiales hasta Semana Santa.
Otro diagnóstico de cáncer
Semanas antes de conocerse el diagnóstico de Carlos III, su excuñada, la duquesa de York Sarah Ferguson, anunció que sufre de cáncer de piel tras ser diagnosticada con cáncer de mama.
A la exesposa del príncipe Andrés, que recientemente fue operada de un cáncer de mama, le descubrieron un “melanoma maligno”.
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“Tras haber sido diagnosticada este verano de una forma precoz de cáncer de mama, Sarah, duquesa de York, acaba de saber que está aquejada de un melanoma maligno”, declaró su portavoz en un comunicado el 21 de enero.
A la duquesa de 64 años le descubrieron el melanoma en el marco de unos exámenes solicitados por un dermatólogo, a raíz de la cirugía a la que Ferguson debía someterse tras una masectomía.
Uno de los lunares que le retiraron y que fueron examinados “fue identificado como canceroso”, precisó el portavoz, que afirmó que la duquesa “mantiene la moral alta” pese a la mala noticia.
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Harry y su salud mental
Pero de la monarquía británica no solo se conocen los problemas de salud física que padecen algunos de sus integrantes, también el polémico duque de Sussex, Harry, hermano del heredero al trono, William, ha hablado abiertamente de sus problemas de salud mental.
En 2023, Harry compartió públicamente una terapia con el médico y escritor canadiense Gabor Mate en la que revelaba que experimenta episodios de ansiedad, depresión, estrés postraumático, déficit de atención e hiperactividad producto de sus exigencias como miembro de la monarquía y la exposición mediática que esto conlleva.
“Me sentía extraño” en este entorno (la realeza británica) “y sé que mi madre sentía lo mismo”, le dijo a Mate en referencia a su madre, la fallecida princesa Diana.