Pedro Castillo es apenas hace un mes presidente de Perú, poco para cualquier balance de resultados pero suficiente para acumular tres crisis de gobierno. Los primeros días del nuevo presidente peruano han sido ruidosos, no solo por la dificultad que ha tenido para formar un gabinete, también por los silencios que mantiene y que atañen no solo a los peruanos.
El último foco de atención para Castillo se concentró en la renuncia de su ministro de Exteriores, Héctor Béjar, tras 19 días en el cargo. Al exguerrillero de 85 años lo sacaron del gabinete unas declaraciones de noviembre de 2020 en las que culpaba a la Marina peruana de haber iniciado el ciclo de terrorismo en el país.
No es la primera vez que referencias a ese pasado le acarrean problemas a Castillo. Ya el presidente de su Consejo de Ministros, Guido Bellido, había estado en el centro de cuestionamientos por unas declaraciones de abril pasado que se leyeron entonces como justificaciones o incluso apoyo a Sendero Luminoso. Por ellas enfrenta actualmente una investigación preliminar de la Fiscalía por el presunto delito de terrorismo. Junto a él también se investiga a Vladimir Cerrón, fundador de Perú Libre, el partido que avaló a Castillo, y a Guillermo Bermejo, congresista (2021-2026) por el mismo grupo político.
Con todos, como es natural, ha tenido contacto Castillo. Con Bermejo se le vio haciendo campaña en Pichari, al sur del país. Allí se reunió con cocaleros del Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem), una zona del centro de Perú que concentró en 2019 el 48 % de toda la superficie cultivada con coca de Perú, unas 26.028 ha de un total de 54.655 ha, según la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida).
Ambos políticos, Bermejo y Castillo, criticaron la estrategia antidrogas del Estado y prometieron una ley de hoja de coca similar a la boliviana. Además de aquel comentario soltado en campaña, Castillo no ha tenido otra mención sobre el tema pese a que después de Colombia, Perú es el segundo país con más cultivos sembrados de coca del mundo. El silencio es absoluto.