Un clima de alta tensión se percibe en las calles de China, luego de la oleada de protestas en contra de la política de “cero covid” que sacudió el fin de semana las principales ciudades, y en las que resultaron detenidos un número indeterminado de personas y al menos dos corresponsales de prensa.
La indignación por la muerte de 10 personas en un incendio, en un edificio confinado de la ciudad de Urumqi, se transformó en vigilias y protestas inéditas en numerosas partes del país.
Algunas grabaciones mostraron cómo miles de personas marcharon mostrando hojas de papel en blanco, que representaban su oposición a la censura. Los manifestantes cantaron “Los que os negáis a ser esclavos, alzaos” (una estrofa del himno nacional chino), “no queremos hacernos pruebas PCR” o “que se jodan los códigos QR”, en referencia a la obligación de escanear con una aplicación móvil los códigos QR sanitarios a la entrada de cualquier establecimiento o parque, para que, cuando las autoridades detecten un contagio, puedan determinar quién ha tenido contacto con esa persona.
Las muchedumbres también gritaron “¡Abajo el Partido Comunista, abajo Xi Jinping (el presidente chino)!”, una muestra pública poco habitual de desaprobación sobre las políticas del líder.
Las protestas del domingo en Shanghái transcurrieron de manera mayormente pacífica, según testimonios en redes, aunque se produjeron algunas detenciones. Entre ellas, la de un periodista de la cadena británica BBC, arrestado tras ser “golpeado y pateado” por policías mientras grababa, denunció el medio.
El Club de Corresponsales Extranjeros de Shanghái emitió un comunicado en el que mostró su “gran preocupación” por la “detención forzosa” de Ed Lawrence: “Esperamos que la Policía y las autoridades garanticen que los periodistas puedan cumplir con su deber sin enfrentarse a injerencias o a un uso excesivo de la fuerza”.
El Ministerio de Exteriores chino se limitó a comentar este lunes que Lawrence “no se había identificado como periodista” en el momento en el que fue detenido.
La televisión pública suiza RTS también indicó que su corresponsal en Shanghái, Michael Peuker, fue “brevemente detenido” tras un emitir un directo enel que él mismo contó que estaba “rodeado por tres policías”.
Tras “muchos minutos de negociaciones” con un responsable de la Policía local, Peuker y su camarógrafo fueron liberados.
Entretanto, las cifras de nuevos contagios en China batieron su récord por quinto día consecutivo con 40.347 casos detectados en la víspera, de los que 36.525 (un 90,5 %) son asintomáticos.
En todo el país hay alrededor de dos millones de personas en cuarentena u observación médica, por estar infectadas o ser contactos cercanos de contagiados, sin mencionar a los ciudadanos bajo confinamiento generalizado impuesto por autoridades locales.
“El sistema sanitario chino tendrá dificultades para afrontar un gran aumento de infecciones en invierno. Pero mantener la política actual de ‘cero covid’ implicaría medidas aún más estrictas, más test y confinamientos más prolongados. Teniendo en cuenta la fatiga y el impacto social y económico, a China no le quedará otra opción que cambiar de estrategia”, pronostica el epidemiólogo Benjamin Cowling, de la Universidad de Hong Kong.
Según el experto, China debería dejar a un lado las pruebas PCR, permitir cuarentenas domiciliarias para casos leves y dedicar sus esfuerzos a la mitigación en lugar de a la prevención.