En un giro político que dejó perplejos a muchos observadores, el senador J. D. Vance, actual fórmula vicepresidencial de Donald Trump, pasó de ser un crítico ferviente de Donald Trump a convertirse en uno de sus más firmes defensores.
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Este senador de Ohio, recientemente nominado como aspirante a vicepresidente por Trump, ha navegado por un camino lleno de transformaciones en su postura política.
Antes de las elecciones de 2016, Vance no ocultaba su escepticismo hacia Trump, llegando a cuestionar en privado si era “el Hitler de Estados Unidos”. En público, lo llamó un “fraude total” y un “desastre moral”. Su cambio de opinión fue evidente cuando expresó que definitivamente no votaría por Trump y consideraba apoyar a Hillary Clinton.
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“Queridos cristianos, todos nos observan cuando nos disculpamos por este hombre. Señor, ayúdanos”, tuiteó después de que se publicara la cinta de Access Hollywood en 2016.
Vance también interactuó con publicaciones que decían que Trump cometió “agresión sexual en serie” y lo llamó “una de las celebridades más odiadas, villanas y cretinas de Estados Unidos.
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También lo criticó por la respuesta de Trump a la manifestación de nacionalistas blancos de 2017 en Charlottesville, Virginia. “No existe equivalencia moral entre los manifestantes antirracistas en Charlottesville y el asesino (y los de su calaña)”, escribió Vance en un tuit que luego eliminó.
“Definitivamente no voy a votar por Trump porque creo que está proyectando problemas muy complejos en villanos simples”, le dijo Vance a Jake Tapper de CNN antes de las elecciones de 2016.
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En resumen, J. D. Vance personifica no solo las complejidades de la política contemporánea, sino también la volatilidad de las lealtades políticas en tiempos de polarización y cambio constante.
