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¿Qué está pasando en Estados Unidos?

Hace una semana un hombre murió tras una diligencia policial. Su caso paraliza el país.

  • Protestas en Minneapolis contra la muerte de George Floyd tras un procedimiento policial el lunes 25 de mayo. El Gobierno Federal ofreció frenar las marchas con las Fuerzas Armadas. FOTO AFP
    Protestas en Minneapolis contra la muerte de George Floyd tras un procedimiento policial el lunes 25 de mayo. El Gobierno Federal ofreció frenar las marchas con las Fuerzas Armadas. FOTO AFP
01 de junio de 2020
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A juzgar por las imágenes, parece un escenario apocalíptico. Llamas en las calles, vehículos policiales apedreados, personas protestando con el rostro cubierto –no encapuchados, sino con tapabocas por la pandemia– con mensajes en sus ropas y caminando en marcha con los brazos en alza repitiendo una frase que le da la vuelta al mundo: “No puedo respirar”.

Estados Unidos se hundió en una nueva crisis social desde que se conoció el video de la detención de George Floyd, un hombre negro quien murió tras un procedimiento policial en, Minneapolis, capital del estado de Minnesota. Mientras Floyd yacía en el piso, desarmado y sin poner resistencia a su detención, por aparentemente pagar en una tienda con un dólar falso, un policía blanco posaba su rodilla sobre su cuello.

Eso ocurrió el pasado lunes 25 de mayo y en una semana las voces de descontento sumaron a artistas, políticos, líderes de la comunidad negra y opositores del Gobierno, unidos para marchar contra la violencia policial hacia los negros. Esto, en unas manifestaciones pacíficas en el día, pero que al caer la tarde se convierten en una batalla campal en la que hasta Anonymous declaró la guerra al Departamento de Policía de Minneapolis.

No solo se manifiestan por la vida de Floyd, quien trabajaba como vigilante. También por Ahmaud Arbery, otra persona negra que falleció en Georgia, en febrero, cuando un hombre y su hijo le dispararon argumentando que lo vieron correr y pensaron que era un ladrón. O Anthony Hills, un exmilitar con un aparente problema psiquiátrico que fue denunciado por andar desnudo por la calle, pero que en su detención fue blanco de ocho disparos por parte de un policía, en Atlanta.

“Ser negro en Estados Unidos no debería ser una sentencia de muerte”. Esa es la opinión del alcalde demócrata de Minneapolis, Jacob Frey, tras la muerte de Floyd. Este fin de semana su ciudad se adentró en un contexto de manifestaciones que, aparentemente, ya cobraron una víctima mortal. Se trata de un hombre cuyo cuerpo sin vida se encontró junto a un auto incendiado en la madrugada del domingo.

Miscelánea letal en EE.UU.

“Hay tres factores que llevan a este resultado trágico. Todavía hay una cultura de discriminación y racismo en el país, su estructura federal impide que este problema se resuelva desde arriba, haciendo que sean los gobiernos locales los que deban educar al respecto, y el tercero es que el presidente no ha hecho mayores esfuerzos para unir al país contra el racismo”, afirma el experto en política estadounidense y profesor de la Universidad Externado, David Castrillón.

Un caso que cita el internacionalista evidencia esa posición apática del mandatario Donald Trump sobre la violencia racista. En agosto de 2017, durante las protestas en la ciudad de Charlottesville, Carolina del Norte, una persona que conducía un vehículo atropelló a un grupo de marchantes que desfilaba contra otra protesta de supremacistas blancos. Trump no condenó que más de 20 personas fueran embestidas y una de ellas falleciera. Su respuesta fue: “Ambos lados son culpables”.

“¿Qué pasa con los de la ultraizquierda que fueron contra, como dicen, los de la ultraderecha? ¿Tienen algún asomo de culpa?”, aseguró Trump en ese momento. En esta ocasión, con la muerte de Floyd, respondió tildando de anarquistas a las autoridades locales del Partido Demócrata y ofreciendo a las Fuerzas Armadas para frenar las manifestaciones. Una amalgama explosiva que alienta la polarización en las calles.

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