El Centro Histórico de Ciudad de México, México, siente en la tarde de este miércoles el calor de unos 25 grados centígrados y los gritos de los estudiantes que no olvidan a sus pares, quiénes fueron masacrados un 2 de octubre, pero de 1968.
“Vivos los queremos” o “México no olvida” son algunos de los gritos que entonan durante el recorrido, los estudiantes, acompañados por comunidades indígenas, para recordar la memoria de los que fueron masacrados.
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En ese momento, el movimiento estudiantil marchó y puso su voz de protesta, dado que el gobierno mexicano invertía recursos en la adecuación del país y centros deportivos, de cara a las justas olímpicas que se realizarían, pero en una de esas movilizaciones, tras la intervención de las fuerzas del Estado, cientos de estudiantes y manifestantes murieron.
Algunos establecimientos comerciales cerraron para evitar daños ante posibles desmanes; sin embargo, hay otros que mantienen sus servicios abiertos, pero protegieron sus estructuras con madera.
Un taxista, llamado Fernando, explicó que esta movilización se convirtió en una tradición para el movimiento estudiantil mexicano, “es uno de los momentos más dolorosos de la historia reciente”.
Por su parte, los miembros de la policía mexicana y sus grupos especiales para las movilizaciones acompañan el recorrido y bloquean algunas calles para evitar el paso de los curiosos o, en caso de que la movilización se salga de control, evitar daños por posibles disturbios.
También hay un grupo de civiles, llamados el “Cinturón de paz”, que hace parte del primer círculo que acompaña las movilizaciones, con un único objetivo: evitar que se salga de control. “Lo único que nosotros decimos con estas camisetas es que nos podemos manifestar y recordar las tragedias, pero sin necesidad de armar hechos que generen violencia”, dijo uno de los ciudadanos.
La historia recuerda que tan solo 10 días después de que los militares abrieron fuego contra los estudiantes, el presidente en ese momento, Gustavo Díaz Ordaz, inauguró los Juegos Olímpicos.