En el cementerio Jardines Montesacro, de Itagüí, hay una escultura que es una joya del arte antioqueño no solo por sí misma sino también por su autor: se llama el Cristo de los Andes y fue tallada en el tronco de un árbol hace 65 años por José Horacio Betancur, el mismo creador de obras tan valiosas como El Cacique Nutibara, Bachué y la Madremonte, ubicadas en distintos escenarios de Medellín y consideradas patrimonio de la ciudad.
Contrario a las últimas mencionadas, esculpidas en concreto, piedra y materiales afines, el Cristo de los Andes fue hecho en madera, “en el tronco de un pino que le regaló a mi padre el dueño de una finca de Sabaneta”, cuenta Miguel Ángel Betancur, hijo de José Horacio y quien siguió los pasos de su padre como escultor de obras de gran tamaño.
La obra, por ser de madera, ha sentido más el paso del tiempo y aunque en el camposanto le han hecho mantenimiento y algunas restauraciones, en los últimos años se ha hecho visible el deterioro, algo que preocupa a expertos en arte como José Raúl Jaramillo, quien en un blog pide que sea intervenida para evitar que termine en el olvido.
“Esta obra es un orgullo de Medellín y Colombia y no hay derecho a que se le tenga en este abandono”, dice Jaramillo, quien exalta las calidades de Betancur por el legado que le dejó al país en su corta vida (1918-1957).
El deterioro del Cristo se refleja en la pérdida de su textura; la exposición a la lluvia y los vientos ha debilitado su color y originado una pátina que le resta brillo y color a varias parte del cuerpo; en su base ya hay rayas y firmas de visitantes y el domo o caseta de protección presenta desprendimientos en el techo. Los excrementos de aves también han dejado su rastro sobre la escultura. Estos hechos que tienen triste a Miguel Ángel Betancur, quien en años anteriores era contratado por Prever, empresa dueña de Montesacro, para encargarle el mantenimiento a la escultura.
Por la restauración
Pero el calvario de este singular Cristo, que no está crucificado sino atado con un lazo y de rodillas sobre un tronco, y que tiene el cóndor de los Andes sobre su cabeza, está próximo a terminar, ya que el cementerio anunció que va a restaurarlo.
Claudia Callejas, directora de Servicios de Prever en Antioquia, explica que si bien el Cristo tiene deterioro, siempre se le ha hecho mantenimiento. Solo que en el último año la pandemia hizo volcar la mayoría de recursos a la protección de la vida y a las medidas de bioseguridad para empleados, usuarios, visitantes y clientes del cementerio.
“Contrario a lo que la gente piensa, que el covid aumentó los ingresos del sector funerario, ha sido lo contrario, porque en la mayoría de sepelios las personas son afiliadas y ya tenían el servicio pago”, por lo cual no hay ingresos nuevos.
Javier Martínez, director nacional de Mercadeo de Prever, añade que la inversión en elementos de bioseguridad, como overoles, guantes, gel, alcohol y otros, han significado grandes inversiones: “fuimos el primer cementerio del país en tener un contenedor (para enfriamiento de cadáveres) y aún está instalado”, menciona el directivo para explicar porqué no se tuvo como prioridad el Cristo.
En Montesacro hay alrededor de otras diez obras de arte distribuidas en mausoleos, galerías y al aire libre que conservan su condición original, ya sea por sus materiales o la forma como están protegidas.
El Cristo de los Andes requiere cuidados adicionales de los que el cementerio es consciente desde que lo adquirió, por lo cual ya tomó la decisión de restaurarlo y mejorar su entorno. Los trabajos iniciarán en 2022