El estilo del presidente Gustavo Petro como administrador ha sido uno de sus flancos más analizados y atacados por críticos y expertos. No solo ahora en su rol de jefe de Estado, sino en el pasado como alcalde de Bogotá, en donde construyó su —bien o mal ganada— fama de prometer mucho y hacer poco. Un reciente corte de cuentas que hizo el Ministerio de Educación sobre las instituciones educativas en la Amazonía y la Orinoquía, que fueron entregadas durante este Gobierno, asoma como otra hoja más que se le cae al árbol de un dirigente que es más conocido por su hablar que por su actuar.
El 24 de septiembre pasado ese Ministerio publicó en su portal web una nota que hablaba de que, en los últimos dos años, 17.784 estudiantes de esas dos regiones (que abarcan los departamentos de Amazonas, Caquetá, Meta, Guainía, Guaviare, Putumayo, Vichada y Vaupés) se habían visto beneficiados con 96 “colegios nuevos o remodelados”. Aun así, en la letra menuda de la información oficial aclaraban que se trató de cuatro instituciones nuevas o ampliadas y de 92 mejoradas que finalizaron en el autodenominado “Gobierno del Cambio” con una inversión de $66.959 millones.
Sin embargo, la información detallada de cada contrato que se firmó y cada peso que se invirtió en esas obras permiten afirmar que las entregas por las cuales sacaron pecho no corresponden ni a la cuarta parte de su gestión en materia educativa y que, más bien, entregaron lo que comenzaron sus antecesores. En otros términos, metieron el gol estando debajo del arco después de que otro jugador hiciera la jugada de ataque.
Por medio de un derecho de petición, EL COLOMBIANO accedió a todos los documentos de obra y de interventoría de estas con las que se intervinieron o construyeron los mentados 96 colegios para determinar la distribución de los recursos invertidos y en qué años se firmaron los contratos, iniciaron las obras y se entregaron las construcciones. Cabe poner de presente que en ninguno de sus párrafos ni en los nueves flyers que acompañaron al registro de prensa referenciado el Ministerio de Educación mencionó esos datos.
Número de obras vs. inversión
De la copiosa información allegada a este diario se puede señalar que, si bien la mayoría de contratos para esas obras se firmaron en el Gobierno de Gustavo Petro, los que venían desde el Gobierno de Iván Duque representaron la porción más grande de recursos destinados para esas instituciones educativas.
De las 96 intervenciones, 89 corresponden a mejoramientos (que en la información allegada fue discriminada por 74 de “mejoramientos 2021”, 14 de “mejoramiento rural” y una “Mesas de Diálogo”), tres a proyectos de la Comisión Nacional de Trabajo y Concertación para la Educación de los Pueblos Indígenas (Contcepi) y cuatro a construcción de ceros o ampliaciones. De ese total, 72 contratos fueron firmados después de agosto de 2022 (cuando empezó el Gobierno Petro) y los otros 24 se rubricaron antes de esa fecha (en el Gobierno Duque).
Los 72 celebrados en la actual administración corresponden a 69 para hacer mejoramientos, dos a los colegios del Contcepi y uno a la categoría “Mesa de Diálogo”. Entre tanto, los 24 firmados en el anterior periodo presidencial corresponden a 19 mejoramientos, cuatro nuevos y ampliados y uno del Contcepi. Lo que quiere decir que todos los nuevos que el Ministerio dice que entregó este Gobierno fueron contratados por su antecesor.
De hecho, no solo fueron contratados antes, sino que la ejecución de las obras también inició en el mandato anterior. De acuerdo con la información entregada por esa entidad, el primero empezó en abril de 2019, el segundo en junio de 2019, el tercero en noviembre de 2021 y el cuarto en mayo de 2022.
Una situación similar ocurrió con las instituciones que se edificaron en la categoría de “mejoramiento rural”. De las 14 entregadas, todas fueron contratadas en el Gobierno Duque y 11 iniciaron obras en ese entonces.
Por otro lado, al discriminar la inversión que suman todas las obras, los números arrojan que aunque el mayor número de contratos se firmaron en el Gobierno de Gustavo Petro, el mayor número de recursos invertidos provino de los que se firmaron en el Gobierno Duque.
De los $65.418 millones que se invirtieron en los 96 colegios, el 75,5 % de la plata corresponde a los 24 que se contrataron en la era Duque. Cifra que corresponde a $49.402 millones, distribuidos en $10.738 millones para mejoramientos, $150 millones a los Contcepi y $38.513 millones a los nuevos. Mientras tanto, el restante 24,5 % de esos recursos ejecutados provienen de los 72 contratados en la era Petro. Cifra que corresponde a $16.015 millones, distribuidos en $14.715 millones a mejoramientos, $1.000 millones a “mesas de diálogo” y $300 millones a los Contcepi.
Solo lo que se invirtió en los cuatro contratos de los colegios nuevos supera lo que suman las contrataciones hechas en el actual Gobierno. No obstante, la información que entregó el Ministerio de Educación anunciando estas entregas no puso ni por las curvas ninguna de estas cifras.
Si bien el hecho de que un mandatario entregue y muestre como propias las obras de sus antecesores es una práctica que data desde que el mundo se llama mundo, queda sembrada la duda cuando se trata de una Presidencia cuya cabeza no tiene los mejores resultados como ejecutor. Basta recordar que como alcalde de Bogotá prometió construir 1.000 jardines, pero —después de cambiar el “construir” 1.000 por “adecuar” 600— ese número terminó en 223 intervenidos, entre prefabricados, arriendos, adecuaciones, reorganizaciones y compras. Y, además, a final de cuentas las obras para mejorar la vida de la gente no son de los gobiernos, sino del país.
