Vino con bandeja paisa, con chocolate alto en cacao, con música, por ejemplo Cabernet Sauvignon con Honky Tonky Woman, de The Rolling Stones, o Syrah para Carros de Fuego, de Vangelis, y ahora ¡maridaje con crispetas!
¿Por qué no? El vino no es de pedestales y la comida, gourmet, criolla, chatarra o en forma de palomitas, no tiene una dignidad inferior. Juntos han hecho parte de la mesa toda la vida y en las pocas veces en que no se toleran es cuando hay excesos de hierro, por ejemplo en la alcachofa, entonces los sabores reunidos en la boca nos pueden resultar insoportables. Como beberse una juagadura de monedas.
Pues maridaje con crispetas de sal, y la mejor elección, hasta que usted descubra la propia, son un Chardonnay o una champaña, por sus notas olfativas y en el gusto que asociamos con mantequilla.
Vino y cine han tenido relación por años, en María Antonieta, La Reina adolescente (2006); Las Aventuras del Barón Munchausen (1988); Yo serví al Rey de Inglaterra (2006); Notorious (1946) de Hitchcock; Entre copas (2004); o A good year (2006). Ahora lo que tenemos, y con Medellín como pionera, es vino en la sala de cine. Sí, en el menú en el que siempre hemos elegido entre gaseosa, agua, té, y para descorchar y disfrutar durante los 100 y tantos minutos.
Unos 15 años después del desaparecido cinebar de Oviedo la propuesta surge en las salas premier de Cinemark, en El Tesoro. Y cuenta Héctor Restrepo, hombre a cargo en una y otra experiencias, que "se nota el crecimiento del consumo en la ciudad en todo este tiempo, además de las marcas y sobre todo del conocimiento de la gente".
El fin de semana pasado, el de apertura, según las cuentas de Restrepo vendieron unas 20 botellas en el formato que pinta como favorito: por copas. En tintos tienen Malbec, Cabernet Sauvignon, Carmenere, Syrah, Merlot y Pinot Noir, y Chardonnay y Sauvignon Blanc representan los blancos, más un espumante brut. Los precios, por servicio, varían entre 7.900 y 17.900.
Un mesero va a la silla, que se parece y hasta supera las de primera clase de aerolínea, y con discreción, sin taparles a los demás, sirve la copa y el plato elegidos: sushi, brochetas, montaditos.
Sparrow al ataque
Como este fin de semana es de Piratas del Caribe 4, la sala Ejecutiva destinará todas sus funciones al estreno, puse a expertos a navegar aguas misteriosas: ¿Cómo maridarían vino e historia de Jack Sparrow?
Juan Manuel Moreno desde Bogotá imagina un Sauvignon Blanc de Leyda, como aliado perfecto para "las notas marinas de la película". Max Morales, chileno, me propone un Pinot Noir de Casa Marin de Lo Abarca: "Sus viñedos están a 2 kilómetros del Pacífico". Maya García, venezolana, se anima por un Mencía del Bierzo "por su personalidad salvaje".
Y ojo con la armonía que se saborea la también venezolana Vanessa Barradas: "Brindaría al pirata un Pinotage sudafricano de Bodega Spier y en vaso de barro. Y de comida, carpaccio de pulpo".
¿Se nos voló una tuerca, tipo Sparrow, que nos pusimos a hablar de vino, crispetas y maridaje con películas o canciones?
No. La gracia del vino, sea argentino, bordolés, mexicano, boliviano o neocelandés, radica en que nos permite experimentar, jugar, comparar. Es placer, no son pedestales.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6
