x

Pico y Placa Medellín

viernes

0 y 6 

0 y 6

Pico y Placa Medellín

jueves

1 y 7 

1 y 7

Pico y Placa Medellín

miercoles

5 y 9 

5 y 9

Pico y Placa Medellín

martes

2 y 8  

2 y 8

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

3 y 4  

3 y 4

language COL arrow_drop_down

Poder y traición: fines sin principios

  • Poder y traición: fines sin principios
25 de mayo de 2012
bookmark

La primera traición que se comete en la última película de George Clooney es con el público. Porque hay que subestimar mucho a la audiencia para cambiar el precioso título original de la cinta, Los idus de marzo, por el anodino Poder y traición con el que se presenta entre nosotros. Si lo hubieran conservado, más personas podrían descubrir que los idus eran días de buena fortuna para los romanos, pero que los de marzo se hicieron famosos cuando, según el historiador Plutarco, un vidente le predijo a Julio César que algo malo le pasaría en esa fecha.

Un título que le suma profundidad y sentido a la trama que nos presenta el filme, en la que, por supuesto, un hombre poderoso ve tambalear en un día lo que ha construido durante su carrera.

El hombre poderoso es el gobernador Mike Morrison, encarnado con toda la gracia y el encanto que el rostro de Clooney es capaz de transmitir. Morrison es el candidato perfecto para las elecciones primarias demócratas: tiene un registro frente a las cámaras de televisión inmejorable, ha logrado buenos resultados en su estado y todo lo que dice, cada palabra, cada frase en un debate, es la que un elector que crea en la democracia, en la ecología y en los derechos civiles quiere escuchar. Sus propuestas deberían estar en la campaña a la presidencia actual (y eso lo sabe Clooney). Hasta sus asesores de comunicaciones, el experimentado Paul y el más joven, Stephen, están convencidos de que su candidato es el hombre indicado para que Estados Unidos recupere su rumbo.

Es Stephen, el verdadero protagonista de la película. Porque a través de sus ojos conocemos el verdadero "lado oscuro del poder" (que Clooney como director materializa visualmente en algunas tomas en que los personajes emergen de las sombras), donde hay que lidiar con los halagos envenenados de los rivales, hacer cálculos electorales que obligan a aliarse con personas a las que no les confiarías tus hijos y aprender a jugar con los periodistas, que tienen sus propios intereses comprometidos. Incluso, como lo descubrirá el personaje que encarna un extraordinario Ryan Gosling, habrá que enfrentar la terrible realidad: para alcanzar ciertos fines, habrá que dejar en el camino algunos principios.

Ver Poder y traición es contemplar una lección de buena actuación que dicta a cada minuto un reparto extraordinario. Todos son fantásticos. Como la película adapta con agudeza e inteligencia una obra de teatro, otros actores menos talentosos habrían hecho sonar algunos de sus diálogos como si no fueran ciertos. Pero en manos de intérpretes como Philip Seymour Hoffman o Paul Giamatti, los monólogos de sus personajes adquieren tal intensidad, que se convierten en dos de los mejores momentos de la película. Su presencia paga la boleta.

Que la política es un negocio sucio no es un descubrimiento que el cine haya hecho recientemente. Pero Clooney, como el excelente director en que se ha convertido, vuelve a lograr que nos indignemos. Y eso ya es mucho, en los tiempos que corren.

Te puede interesar

¿Buscando trabajo?
Crea y registra tu hoja de vida.

Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD