Esta frase y todo el contexto en el que la dice Jesús (Juan 20, 19-31) nos invitan a reflexionar sobre el significado de la “fe pascual”. Los relatos de las apariciones de Cristo resucitado en los Evangelios nos remiten a experiencias de fe distintas de lo que captan físicamente los sentidos. Aunque emplean imágenes que se refieren a los hechos de ver, oír y tocar, la realidad a la que se refieren es espiritual. Por eso nos presentan a Jesús entrando en un recinto con las puertas cerradas y realizando acciones que les permiten a sus discípulos reconocerlo en su vida nueva, no condicionada por la materia ni por las dimensiones del espacio y del tiempo. En su encuentro con Tomás, la referencia a las heridas en sus manos, en sus pies y en su costado, significa que se trata del mismo Jesús que ha muerto en la cruz, pero reconocible solo por la fe.
En la primera Carta de san Pedro leemos esta otra frase: “Ustedes no han visto a Jesucristo y lo aman, no lo ven y creen en Él” (1 Pedro 1, 3-9). Lo mismo sucede en quienes, sin exigir pruebas físicas, reconocen a Jesucristo resucitado en su nueva realidad espiritual, y este encuentro con Él desde la fe hace posible que se llenen de alegría, como lo dice la misma Carta en el versículo siguiente: “Por eso estén alegres, aunque por un tiempo tengan que ser afligidos con diversas pruebas”. Tal es precisamente el sentido de las primeras palabras del Papa Francisco en su Exhortación Apostólica publicada a fines de noviembre del año pasado: “La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría” (Evangelii Gaudium, n.° 1).
La forma gozosa en que vivían los primeros cristianos como comunidad de amor solidario (Hechos de los Apóstoles 2, 42-47), era un testimonio vivo de la verdad del mensaje pascual que proclamaban. Así deberíamos vivir también los cristianos de hoy, para que nuestra fe pascual sea creíble.