Como una reina de belleza, así define el odontólogo equino Miguel Echavarría al caballo criollo de exposición.
La comparación hace referencia a la cantidad de requisitos que un ejemplar debe cumplir para poder competir. Entre ellos, tener una boca perfecta.
El reglamento de Fedequinas incluye que no le falte más de un diente, ni presente maloclusiones como el ser "belfos" o "picudos".
Con la técnica de ortopedia maxilar y ortodoncia se corrigen los defectos en temprana edad cuando los huesos permiten ser moldeados.
En un animal "belfo", expresó, donde es más larga la mandíbula que el maxilar superior "pongo aparatos para frenar el crecimiento mandibular y dejar que el crecimiento maxilar superior siga o lo contrario en el caso de los 'picudos'".
Miguel, también profesional en odontología en humanos, ha aplicado el conocimiento y la experiencia en técnicas equinas, inclusive en una ocasión diseñó unos brackets para corregir la dentadura de un ejemplar.
Dentro de la curiosa, pero interesante profesión, también se ofrece tratamiento para la caries y el mantenimiento dental, que es el 95 por ciento de la atención odontológica en equinos.
La demanda del servicio se debe a que todos los caballos lo necesitan, en especial los que viven en pesebrera.
Los dientes incisivos de los caballos, explicó el odontólogo, se van alargando durante toda su vida y los caballos de pastoreo sufren un desgaste natural debido a las sustancias abrasivas del pasto y del suelo,
además al ejercicio de arrancarlo.
Por el contrario los caballos de pesebrera no tienen este mecanismo de compensación ya que el alimento se le suministra picado.
Los incisivos de estos últimos no sufren desgaste y el tope entre los dientes largos hace que queden luces en los molares, por lo que el alimento no queda correctamente triturado.
La consecuencia, dijo, es que la absorción de nutrientes es menor y las partículas grandes de alimento pueden producir cólicos.
Al masticar, además, el caballo realiza un movimiento en ocho que hace que las muelas se vayan autoafilando. Las puntas le ocasionan al animal úlceras traumáticas.
Un caballo que presenta estas laceraciones reacciona con indocilidad porque es posible que el jinete lo lastime cuando lo está montando, por eso este procedimiento es necesario tanto en los de exposición como los de cabalgata.
El mantenimiento dental que se hace con fresas implica reducir el tamaño de los dientes y limar las puntas para lograr un equilibrio entre el contacto de las piezas posteriores y anteriores.
El procedimiento que debe hacerse cada año mejora la condición corporal del animal al proporcionarle mayor facilidad para alimentarse.
La digestión comienza desde la boca y va de la mano de una buena trituración, concluyó.
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