El consumo excesivo de azúcar es una de las principales causas de varias enfermedades. Sin embargo, si es tan malo, ¿por qué nos parece tan irresistible?
Desde pequeños aprendemos los sabores. La lengua nos ofrece fantásticas sensaciones, la dulzura de una golosina o un helado, la acidez de un mango biche con limón, la amargura del café. También este órgano es responsable de que esa sopa de verduras no nos sepa tan bien, como le sucede a Carlos Mario Aguirre, un tendero de Bello, quien no disfruta de los vegetales y desde pequeño acompañó el desayuno con gaseosas, más que con jugos.
Con la lengua podemos percibir cinco sabores, pues hasta ahora sabemos que tenemos cinco tipos de receptores: para dulce, salado, ácido, amargo y umami. El umami es el que se encuentra en los alimentos que contienen el aminoácido glutamato, como la carne cruda, los espárragos, los champiñones, el queso parmesano y...
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