Esta empresa incursionó en mercados otrora impensados. Es la mayor exportadora de flores en el mundo por vía marítima. La diversidad de colores, otro de sus aciertos.
En el Valle de San Nicolás, Oriente antioqueño, está la mayor productora y exportadora de flores del mundo, vía marítima, fiel al principio de innovación que motivó a sus fundadores hace 42 años. Alcanzar ese sitial ha representado desafíos para los directivos de El Capiro que, según Jorge Mario Montoya, gerente de producción, echaron mano de la tecnología y de estrategias de mercado que hoy les permite llegar a 4 continentes.
Sin bien EE. UU. ha sido el mayor socio comercial de Colombia en este ramo, El Capiro ahora tiene destinos como el Reino Unido, Chile, Australia y Japón, que copan la mayor parte de la producción en 7 fincas que, juntas, representan un total de 127 hectáreas bajo el sistema de invernadero. Allí, 2.500 empleados vigilan con dedicación los cultivos que más tarde llegan a manos de extranjeros, convertidos en coloridos regalos para fechas y épocas especiales.
Pero, ¿cuál ha sido el secreto para que esta empresa se haya convertido en líder mundial? Montoya, ingeniero agrónomo con 23 años de servicio allí, relata que durante la historia han estado abiertos al cambio. Después de probar en sus inicios con diferentes productos, empezaron a trabajar con ornamentales para la exportación, como rosas, claveles, crisantemos, entre otros.
Y ante los retos del mercado y de la economía mundial hubo momentos que marcaron su devenir. Uno de ellos, entre 2002 y 2003, cuando se presentó una crisis por la tasa de cambio. Entonces se interrogaron: “¿En qué somos buenos, en qué nos reconocen y en qué podemos ser fuertes? Empezamos a especializarnos en el cultivo de crisantemos y esa, ahora, es nuestra fortaleza”.
En la exploración de mercados llegaron a Europa, Suramérica (Chile con gran respuesta), Asia (Japón) y Oceanía (Australia). Para alcanzar esos destinos se les ocurrió utilizar el transporte marítimo, pues tradicionalmente las flores iban en las bodegas de los vuelos comerciales, algo que no es adecuado y tiene un costo energético alto.
Obviamente, tenían que cambiar procesos y lo asumieron con total convicción. Los envíos de la producción tardaban 3 días en avión y ahora duran 21 días a Inglaterra y 35 a Australia en barco. Esto implica toda una cadena de trabajo para que el producto permanezca en buenas condiciones y el consumidor no sienta ninguna diferencia. “Empezó ese nuevo reto de entrar de manera más eficiente y sostenible a esos mercados, y desarrollamos la modalidad del transporte marítimo. Eso es fuerte desde 2008 y hoy podemos hacer presencia en cualquier parte del mundo donde haya un puerto”, comenta Montoya, al destacar que la producción de El Capiro se exporta en un 55% al Reino Unido, un 30% a EE. UU. y el resto a otras naciones.
En Chile están muy bien posicionados y aunque a Australia no la surten con tanta cantidad (solo uno o dos contenedores semanales), están trazando un camino fuerte. Agrega que “Asia es un gigante y hay posibilidades, estamos explorado. Quisimos primero ir a Japón, nos fue bien, pero la tasa de cambio no ayudó. Pero lo tenemos muy trabajado ya”.
Durante la pandemia la exportación por esta vía nunca se frenó, así que lo que para otras empresas fue un problema, para ellos representó un desafío del que salieron airosos.
Fechas especiales y color
Aunque en San Valentín la rosa roja acapara las ventas (mercado que dominan empresas bogotanas), El Capiro hace presencia con los crisantemos. Igual sucede con el Día de la Madre, que se realiza la segunda semana de mayo en EE. UU.
Paulina Córdoba, del área Comercial y Mercadeo, advierte que el mercado más grande para ellos es el Día de la Madre en Inglaterra (en marzo) y añade que Navidad también es fuerte en Europa. “El negocio de flores fluctúa muchísimo, hay temporadas en las que mueve demasiado volumen y otras es más estables. Pero nosotros buscamos clientes que puedan sostener órdenes semanales y asegurar la estabilidad en la producción durante todo el año”.
El tema del color es otra estrategia que les ha funcionado. Durante San Patricio el verde, en distintas tonalidades, es el más apetecido, al igual que el blanco en la Semana Santa, y el rojo y el verde en Navidad.
El ingeniero Montoya señala que como son países con estaciones, han descubierto atractivos y demandas por los colores naranja, amarillo y rosado de acuerdo con las épocas, y ellos han sabido atacar este nicho de negocio. La exportación de flores por colores está así: 25% blancas, 20% amarillas, 15% púrpura y rosado, y son rojas, verdes y naranjas. También han agregado a la oferta bouquets (ramos) que, inclusive, se venden en el país. Así pues, la innovación que inspiró a sus creadores hace más de 4 décadas en una finca en Las Palmas, se mantiene firme en todo el Valle de San Nicolás.
