ISOLDA MARÍA VÉLEZ H.
Pico y Placa Medellín
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Con menos de cuatro años en la ciudad, este hotel se ha convertido en punta de lanza del talento local, como parte del ecosistema de la industria creativa local.
ISOLDA MARÍA VÉLEZ H.
¿Cómo es eso de que un hotel, metido en el pleno corazón de El Poblado, se ha convertido en un referente de la cultura de Medellín?
Pues cómo les parece que esto es posible porque Masaya (léase más allá) no es un hotel al que solo se va a dormir, sino que allí sus huéspedes viven una experiencia única de inmersión en la cultura local, a través de una conexión con la ciudad de una manera auténtica y sostenible.
El hotel, localizado a dos cuadras del parque de El Poblado, abrió sus puertas tras la pandemia, y desde antes de su apertura ya estaba dando de qué hablar como un espacio único para que los artistas emergentes impulsen desde allí sus producciones musicales.
Este concepto de hostelería que ofrece una experiencia de 360 grados a través de la gastronomía, eventos y actividades en sus instalaciones (y también por fuera de ellas) lo desarrollaron en Colombia tres franceses que en el año 2007 llegaron a un intercambio y como parte de su trabajo de maestría terminaron convirtiéndolo en un proyecto de vida, del que hoy se desprende una cadena de 10 hoteles ubicados en Bogotá, Santa Marta, San Agustín, Minca, el Parque Tayrona y Barichara.
Nicolas Poupard, Paul De Lavalette y Vianney Koussens quedaron encantados de la diversidad y la cultura del país y decidieron que querían impulsar un proyecto en el que su ADN fuera la cultura local, experiencia que comenzó en Bogotá en una casona colonial, siempre bajo el precepto de ofrecer algo más allá de entregar las llaves de la habitación y una cama dónde dormir.
Lo que hace Masaya en Medellín es de locos, como dicen por ahí. Antes de recibir sus primeros huéspedes en la capital paisa comenzaron a explorar distintos contactos con la industria creativa y la economía local, en la intención de trabajar 100 por 100 de la mano de ellos.
Por eso se acercaron a ElPauer de Comfama, que es una plataforma para el desarrollo empresarial de las industrias creativas y culturales.
“Eso nos puso en contacto con emprendedores y con todo el ecosistema cultural de la ciudad para encontrar sinergias que nos permitieran impulsar las distintas actividades que se programan cada mes, más de 15 marcas locales trabajan con nosotros”, explica Guillaume Janet, el director de marca y de comunicaciones de Masaya.
A la par como una forma particular de abrir sus puertas hospedaron durante tres días a 18 artistas locales para que se integraran al espacio y produjeran contenido creativo, y de allí salieron dos canciones, una de ella alusiva a la terraza del hotel, que es uno de los atractivos que tiene el hotel.
Desde allí hay una vista espléndida de la ciudad y, además, se ha convertido en un punto de integración de turistas nacionales y extranjeros con los ciudadanos que entran allí a disfrutar de los servicios de bar y gastronomía que ofrece el hotel.
“Propiciamos esta mezcla cultural, como parte de nuestra promesa de que haya una verdadera conexión con lo local”, agrega por su parte Yoann Sarazain, responsable de experiencia de la cadena hotelera.
Y no es para menos, el 70% de los huéspedes del Masaya son extranjeros y el 30% nacionales. La inmersión allí a la cultura local se afianza con clases de baile tropical y salsa, especialmente, los miércoles, pero además tienen una escuela de idiomas y les ofrecen la posibilidad de cocinar arepas con hogao, patacones y otras delicias de la comida paisa.
Cada mes tienen una feria con más de 15 marcas de artesanos locales y sus salones y lobby también han servido como escenario para festivales de música, grabación de clips para los artistas emergentes y rueda de negocios para facilitarles a los locales conexiones que les permita visibilizar su trabajo.
Fomentan ese turismo que muestra la esencia de la ciudad, la de los barrios, la de las expresiones artísticas y culturales. Y cuando “vienen por cosas negativas, pues ofrecemos charlas y sensibilizamos, invitándolos a ver la ciudad de otra forma”, comenta Guillaume.
“Para nosotros es importante hacer crecer a los artistas locales. Y para eso trabajamos todos juntos, como parte de un ecosistema, en el cual cada quien puede demostrar sus capacidades. No siempre es un asunto de plata. No. Esta es una vitrina para mostrarle al mundo el talento local”, afirma Yoann.
Por eso no es extraño que Masaya sea un referente de la industria creativa en Medellín, pues allí palpita la vida cultural de la ciudad a todas horas.